Entrevista
Paco Pardo: «Hay personas que han delinquido expresamente para volver a prisión por falta de apoyo»
El presidente de ASRESOLA, una organización para ayudar a internos y sus familias, pide visibilizar la falta de soporte de los presos al cumplir su condena
aa pesar de estar privado de libertad, Paco Pardo empezó a gestar la idea de crear una asociación para apoyar a los internos y sus familias durante su estancia en prisión y, especialmente, después de haber cumplido condena.
Paco comenzó a dar forma a su proyecto en el año 2019. Desde entonces, ASRESOLA es una realidad constituida por un equipo de profesionales y voluntarios altamente preparados y motivados que conocen de primera mano «las dificultades que enfrentan las personas al momento de salir a la realidad exterior».
Como líder del proyecto, Paco espera que ASRESOLA se convierta en un puente de ayuda para lograr «una correcta reinserción» y así evitar las recaídas, a pesar de «las debilidades y carencias del sistema penitenciario actual».
Entre las necesidades más urgentes de ASRESOLA se encuentran la incorporación de más voluntarios y la obtención de ayuda económica. En este momento, la organización depende exclusivamente de donaciones, que son insuficientes para cubrir todo el trabajo que hay que realizar.
— ¿Qué le llevó a crear ASRESOLA?
— Es realmente sencillo. Yo estuve preso. Entiendo algo de leyes porque fui socio de un despacho de abogados. Me di cuenta de lo desatendida que estaba la gente en prisión. Por la televisión te hablan mucho de reinserción, de equipos de tratamiento, pero todo eso es mentira. Le hacen caso a un grupito muy pequeñito, pero de los miles de personas que conocí en 10 años, la gran mayoría está desatendida.
— ¿Qué diferencia a ASRESOLA de otras organizaciones de voluntarios?
— Las otras entidades lo hacen muy bien, pero todas tienen el mismo problema: van sujetas al horario de prisión. Un voluntario a las 7 de la tarde tiene que salir, y si está hablando con un interno, la conversación se tiene que cortar y seguramente desde dentro quede la sensación de abandono. Al empezar nosotros a trabajar desde dentro, los voluntarios ya hacían el mismo horario. Yo hacía de enlace entre voluntarios e internos, podía continuar la conversación en el patio o en el taller.
— ¿Cuál es la principal problemática que encuentran las personas al salir de prisión?
— Te encuentras que al salir tienes que hacer gestiones y el sistema ha cambiado. Necesitas cita previa, usar el móvil, descargar apps... Una serie de pasos que nadie se ha preocupado de explicarles. La gente sale con el carnet de identidad caducado, y sin él no te puedes apuntar al SOC. Si no tienes padrón no te puedes apuntar al SEPE.
— ¿Qué sucede con las necesidades básicas como la alimentación?
— Los comedores sociales son un engaño. Puedes ir a comer el primer día que sales de prisión, pero al día siguiente no, porque te tiene que apuntar tu trabajadora social. Pero si no tienes ni padrón ni dónde vivir, ¿quién es tu trabajadora social? Hay gente que ha desistido y ha cometido expresamente un delito para volver dentro, porque no hay apoyo.
— ¿Puede dar un ejemplo de cómo ayudan uds.?
— Conocí a un chico que había estado 21 años dentro. Lo soltaron en Manresa y llevaba día y medio sin comer, con dinero solo para una noche de pensión. Estaba buscando una farmacia para atacarla y entregarse al día siguiente. Llamamos a compañeros, pagamos noches de pensión, lo llevamos a Santa Anna, lo empadronamos, hicimos todos los trámites. Ahora está en una habitación y trabaja como encargado en una empresa.
— ¿Cuál es vuestro mayor desafío actualmente?
— El económico, pero es un desafío doble. Aunque tuviéramos financiación, no podemos comprar pisos. Podemos pagar pensiones, pero no durante dos años. Además, no se trata solo de mantener a la gente, sino de que puedan arreglar su situación, y ese proceso es diferente para cada persona.
— ¿Cuál es el plan para obtener financiación?
— Crecer el número de voluntarios. En este momento hay personas que cada mes están dando una pequeña donación. Es como una bola de nieve. No hay cuotas mínimas, es lo que a cada uno le vaya bien. Captamos voluntarios con actos como el del día 30 de noviembre cuando presentamos ASRESOLA y con visitas que hago a la antigua Modelo.
— ¿En qué consisten las visitas a la Modelo?
— Soy de los únicos guías no oficiales porque estuve dos años y medio allí. Los guías oficiales leen cartoncitos que les han dado y está muy bien a nivel histórico, pero nosotros contamos cómo se vivía y qué pasaba en cada sitio. La gente suele salir bastante impactada, he visto señoras salir llorando cuando ven las celdas y les explicamos que éramos 6 personas por celda, y años atrás llegaron a ser 11.
— ¿Qué planes tenéis para la formación de voluntarios?
— A final de enero vamos a hacer el primer curso de voluntariado. Vamos a explicarles cosas del día a día dentro de prisión. Por ejemplo, un voluntario necesita entender por qué dos personas con el mismo delito y condena pueden tener diferentes permisos de salida, debido a factores como si es su primer delito, si tiene familia, su comportamiento dentro.
— ¿Cuáles son las principales deficiencias del sistema penitenciario?
— La falta de información. Hemos hecho un documento de cincuenta y pico páginas llamado «Ya he salido, ¿y ahora qué?», que es una guía de todas las cosas que puedes hacer a la salida, especialmente si estás solo. Por ejemplo, cómo darte de alta en el SEPE, en el SOC, cómo renovar documentos, o información sobre el billete bonificado del metro que cuesta 5 euros para personas en paro.
— ¿Qué iniciativas estáis desarrollando para mejorar esta situación?
— Estamos tratando de conseguir que nos dejen entregar este documento dentro de las prisiones y hacer cursillos. Por ejemplo, identificar quiénes van a salir en los próximos seis meses y darles una charla explicándoles qué se van a encontrar, como el tema de las cuentas bancarias, que muchas se cancelan por falta de uso y necesitas certificados específicos para abrir nuevas.
— ¿Qué papel juega la reinserción social en evitar reincidencias?
— La reinserción social solo existe si el interno quiere reinsertarse. Los programas y talleres no son para la reinserción, son para salir de permiso. Si tú no has decidido que se acabó y necesitas ayuda, si vuelves al mismo círculo, vas a volver dentro. Es como ir al médico: si te encuentras mal, vas tú, no esperas a que te llame él.
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— ¿Cuál es el papel del voluntario en ASRESOLA?
— Es de acompañamiento e información. El voluntario típico hace de «pañuelo». Hay lo que llamamos «días talegueros», días en que anímicamente estás mal sin motivo aparente. Si ese día viene un voluntario, puedes pasar tres horas hablando de cualquier cosa, y eso ayuda a evitar que por estar mal no metas la pata.
— ¿Cómo funcionan con los voluntarios internos?
— No tenemos voluntarios internos, sino delegados, que son internos. Los buscamos a través de conocidos de cuando estuve dentro y de gente que lee la revista. Evaluamos su interés a través de las cartas que nos escriben, y por el lenguaje que usan podemos saber si son adecuados.
— ¿Qué ventajas tienen los delegados?
— No tienen ventajas materiales. Reciben las revistas y los funcionarios los miran mejor porque ayudan a sus compañeros. Se sienten mejor porque otros internos acuden a ellos cuando tienen problemas. Los abogados los tratan con preferencia porque hacen una labor social.
— ¿Podría explicarme algunas de sus funciones aparte de acompañar?
— Cuando entramos paquetes de ropa, se los damos al delegado para que los reparta. Esto evita que alguien los venda, ya que en prisión todo se vende por paquetes de Winston, que es la moneda internacional allí. Si descubrimos que alguien vende las donaciones, simplemente rompemos la relación.
— ¿Cómo afecta la prisión a nivel personal?
— Depende de «lo bien amueblada que entre tu cabeza». Hay quienes aprovechan el tiempo estudiando o trabajando, como en mi caso que escribí dos libros y diseñé la asociación. Otros, los «parxiseros», se pasan los años jugando al parchís en el patio, y su estado mental empeora progresivamente.
— ¿Estan recibiendo apoyo de la administración pública?
— Todavía no. Es un proceso lento y los cambios políticos complican las cosas. Cuando hay nuevos cargos, dan prioridad a las organizaciones grandes como Cáritas, como es lógico, ya que ellos llevan años en funcionamiento. Creemos que cuando consigamos el primer apoyo oficial, se abrirán más puertas.
— ¿Qué otros proyectos tienen en marcha?
— Tenemos un proyecto para montar un taller en Granollers, cerca de la prisión de Quatre Camins, para dar trabajo a personas que salen de prisión. Necesitaríamos entre 90.000 y 120.000 euros. La idea es subcontratar trabajo de fábricas locales y ofrecer empleo con condiciones normales, incluyendo apoyo social y legal en el mismo lugar.