El sueño de Gaudí: por qué 2025 será un año decisivo para la Sagrada Familia de Barcelona

A pesar de que carga el sambenito de unas obras que parecen eternas, lo cierto es que los trabajos para culminar la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona avanzan inexorablemente, y se espera que este 2025 sea un año especial para el templo expiatorio proyectado por el genial Antonio Gaudí, tanto en su vertiente arquitectónica como en la espiritual.

En la rueda de prensa anual celebrada en septiembre para actualizar el estado de las obras, el arquitecto director de la iglesia, Jordi Faulí, confirmó que en los próximos 12 meses se habrá terminado la torre central, dedicada a Jesucristo. Es la única de las torres que falta por coronar, y una vez acabada permitirá ver el perfil definitivo del templo, transformando una vez más el skyline de Barcelona.

Hace poco más de un mes se completó la instalación del doceavo nivel de paneles de la torre, lo que da inicio a la fase final de la construcción, centrada en el terminal y la cruz de cerámica esmaltada de 17 metros de alto que hará las veces de mirador, siguiendo las directrices de Gaudí, que dejó por escrito su proyecto de una «grandiosa cruz de cuatro brazos acanalados para poder contemplar el panorama» de la ciudad.

Una vez instalada esta cruz, que pesará unas 100 toneladas, está previsto que la altura definitiva de la Sagrada Familia sea de 172,5 metros, lo que la convertirá en el edificio más alto de la ciudad. En estos momentos, el récord local lo ostentan los rascacielos gemelos de la Torre Mapfre y Hotel Arts, que miden 154 metros cada uno.

Aunque sí el más relevante, no será el único avance de las obras en 2025: en los próximos meses se prevé completar la capilla de la Asunta, en la fachada de la calle Provenza, y también se empezará trabajar en el último gran hito que falta para completar el templo: su entrada principal, la fachada de la Gloria.

La fachada y las escalinatas

«En 2025 empezaremos a levantar las ocho columnas que soportarán las ocho torres de la fachada», apuntó Faulí hace tres meses. Todavía queda, no obstante, la incógnita de cómo quedará la negociación con los vecinos y con el Ayuntamiento para construir la escalinata que Gaudí diseñó para entrar a la iglesia, y que implicaría la demolición de uno o más bloques de edificios y el traslado de los vecinos.

Por ahora, desde la basílica no quieren pillarse las manos y apuntan a 2033 como fecha final de las obras sin tener en cuenta esta escalinata. En una reunión celebrada con las asociaciones de vecinos en mayo, el gobierno municipal se comprometió a encontrar una solución en el presente mandato, que termina en 2027.

En concreto, esto supone concretar en los próximos dos años una modificación del Plan General Metropolitano de 1976, que reservaba un amplio paseo frente a la fachada, y que Colau propuso reducir a una única manzana.

Año jubilar

Más allá de lo arquitectónico, este será un año fértil para la Sagrada Familia en el plano espiritual porque es uno de los ocho templos barceloneses donde se puede ganar la indulgencia plenaria en el Jubileo 2025 convocado por el Papa Francisco con el lema «Peregrinos de Esperanza».

Para el rector de la Sagrada Familia, Josep Maria Turull, el año jubilar supondrá un nuevo aluvión de visitantes al templo. «Probablemente nos pasará algo parecido a lo que pasó con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud de 2023, cuando muchísima gente de todo el planeta vino aquí aprovechando que viajaba a Lisboa», explica en una entrevista para Flama.

Además de la Sagrada Familia, los otros templos escogidos en Barcelona son la Catedral, la Basílica de la Mercè, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús en el Tibidabo, el santuario de San José de la Montaña y la iglesia del Cottolengo del Padre Alegre, además de la Basílica de Santa María de Mataró y la parroquia de Santa María de Cornellà de Llobregat.