
Soldado del pueblo
Sociedad
Barcelona tuvo un monumento al heroico soldado del pueblo
Se decidió que Miguel Paredes Fonollá se encargara del proyecto. Este escultor se puso en contacto con Adolfo Armengol, Marcelino Porta, José Alumá y el escenógrafo Joaquín Bartolín. Todos ellos diseñaron la figura de un miliciano, en posición de descanso, sosteniendo un fusil entre sus manos
Durante la guerra civil, para dar moral al ejército de la República, la Generalidad de Cataluña decidió construir un monumento que representara la heroicidad de los que estaban luchando en el frente y aprovechó para cambiar e nombre de la plaza.
La Plaza de Cataluña de Barcelona empezó a urbanizarse en el año 1902. Con anterioridad estaba construida en su parte central. Francisco Cambó consideró que la parte vieja de la ciudad, con la parte nueva del Ensanche, debían unirse gracias a una gran plaza. De ahí nació este lugar de Barcelona que, en su momento era un punto de inflexión entre lo viejo y lo nuevo. En esta plaza, durante la guerra civil, se levantó un monumento que tuvo una vida muy corta.
El 14 de marzo de 1937 el presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluís Companys, inauguró el monumento al heroico soldado del pueblo. Una escultura de grandes dimensiones. El motivo de aquel monumento era dar moral al ejército popular conocido como «Batallón de la Muerte». Y no solo levantar la moral del ejército, sino también de la población, después de más de ocho meses de guerra.
Para llevar a cabo el proyecto, una comisión se reunió con artistas e intelectuales para estructurar cómo debía ser aquel monumento. Se llegó a la conclusión que se debía construir la figura de un soldado miliciano. Eso, aparte del agradecimiento, sería una muestra de aliento y esperanza, por parte del pueblo catalán, para conseguir el triunfo final.Se decidió que Miguel Paredes Fonollá se encargara del proyecto. Este escultor se puso en contacto con Adolfo Armengol, Marcelino Porta, José Alumá y el escenógrafo Joaquín Bartolín. Todos ellos diseñaron la figura de un miliciano, en posición de descanso, sosteniendo un fusil entre sus manos. El resultado final fue un monumento de 12 metros de altura. Estaba construido con yeso y arpillera. La prensa de la época, sobre la inauguración del monumento, publicó la siguiente nota…
El acto de inauguración fue de una gran brillantez, concurriendo a él un enorme gentío que llenó completamente la grandiosa plaza.
A las doce y media llegó a la Plaza de Cataluña el Presidente de la Generalidad, Luis Companys, acompañado del consejero primero, José Tarradellas; el de economía, Diego Santillán; el de justicia, Rafael Vidiella, y el de Abastos, Juan Comorera.
El Presidente y los consejeros fueron recibidos por la Comisión organizadora del acto, los componentes del Comité pro Ejército Popular, y los comandantes Martín y Testa, jefe de las fuerzas formadas alrededor del monumento.
Las bandas de música interpretaron «Els Segadors», mientras el público aplaudía al Presidente y a los demás miembros del Gobierno de Cataluña. En el transcurso del acto los músicos interpretaron otros himnos y composiciones musicales.
A continuación hizo uso de la palabra el comandante del Batallón de la Muerte, el cual dijo que los componentes de esta fuerza de choque no tienen otra aspiración que la de contribuir a aplastar al fascismo internacional, en defensa del la libertad.
Acto seguido, pronunció un breve discurso el Presidente de la Generalidad. Luis Companys empezó exaltando la necesidad de llevar a cabo la organización perfecta del Ejército popular, el cual,dijo, con disciplina y unidad coordinada de movimientos y de virtudes de guerra nos llevará a la victoria.
Dedicó sentidos párrafos de homenaje al luchador desconocido, al mártir de las trincheras que, al dar la vida, fecunda los ideales con sus sangre generosa y cae en el olvido.
La guerra que sostenemos -siguió diciendo el Presidente- para la paz de mañana y para los postulados eternos de la civilización, congrega en esta hora suprema de Cataluña y de toda la república el interés y la emoción de todos los pueblos del mundo.
Luis Companys terminó su discurso afirmando que el pueblo catalán se hará digno de la epopeya histórica que vivimos y dando un grito de ‘Viva la Libertad!”.
La tribuna estaba situada delante del Hotel Victoria, que actualmente es El Corte Inglés. A la derecha estaba el antiguo Hotel Colón, que era la sede del PSUC y CNT, después de su incautación al empezar la guerra civil. Durante el acto, desde varios balcones del edificio, se colgaron las imágenes de Lenin y Stalin. A partir de ese acto se le cambió el nombre de aquel lugar, pasando a llamarse Plaza del Ejército Español.
Aquel monumento tuvo una vida corta, por decirlo de alguna manera. Las tropas nacionales entraron en Barcelona el 26 de enero de 1939. Pocas horas después el monumento al heroico soldado del pueblo fue destruido. En su lugar, el 1 de mayo de 1939 se levantó un obelisco como homenaje a los caídos. El general Yagüe no consideró oportuno cambiar el nombre de la plaza, pues ya le iba bien que se llamara «del Ejército Español». Con este nombre siguió llamándose, hasta que recuperó el original de Plaza de Cataluña.