La vicepresidenta Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, charla con el diputado de Compromís, Joan Baldoví.

La vicepresidenta Segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, charla con el diputado de Compromís, Joan Baldoví.EP

Comunidad Valenciana  La indecisión de Yolanda Díaz pone en riesgo la implantación de Sumar en la Comunidad Valenciana

La ministra de Trabajo no termina de arrancar su proyecto ni de perfilar sus alianzas en la Región

Valencia. Noviembre de 2021. Una flamante vicepresidenta valenciana y todopoderosa líder de Compromís, Mónica Oltra, ejerce como maestra de ceremonias de un acto. No es un evento sin más, ya que la protagonista no es otra que la también vicepresidenta, en este caso segunda, del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.

Acude al teatro Olympia de la capital del Turia para presentar, nada más y nada menos, un proyecto político que, según sus propios mensajes y los de sus terminales mediáticas más afines, iba a suponer un antes y un después en el panorama español.

Bajo el lema con doble sentido «Nuevas Políticas», la cita también la amadrinan personajes como la líder de la oposición en la Asamblea de Madrid, Mónica García, la alcaldesa de Barcelona Ada Colau o la portavoz del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía en Ceuta, Fátima Hamed.

El acto estaba concebido como el trampolín para que Díaz arrancase su carrera política en solitario, rompiera lazos con Podemos y se consolidara el perfil propio que llevaba meses cultivando. En otras palabras, presentar el germen de la plataforma Sumar.

Sin embargo, trece meses después de ese pomposo evento, la realidad no es la misma para las dos personas que más focos acapararon aquél día. Mientras Oltra se vio forzada a dimitir por el presunto encubrimiento de los abusos sexuales de su marido a una menor de catorce años en un centro de su competencia, Díaz sigue sin concretar su proyecto personal.

La Comunidad, plaza electoral clave

Tan es así que tanta dilación está poniendo en serio riesgo su implantación en la Comunidad Valenciana, un territorio clave para las aspiraciones de la izquierda.

El primer gran golpe a la iniciativa de la ministra de Trabajo fue, precisamente, el encausamiento de Oltra. Hasta entonces, la dirigente de Compromís se había convertido en la principal valedora de la gallega y ambas formaban un tándem tan mediático como potente electoralmente hablando dentro de sus grupos diana.

La dimisión forzosa de Oltra y su consecuente renuncia a todos sus cargos supuso un duro golpe a la estrategia política de Díaz, que vio como su alter ego en la Comunidad Valenciana se le esfumaba casi de un día para otro.

Con la vicepresidenta valenciana a bordo del proyecto, la ministra tenía asegurada una implantación territorial en la Región que resultaría fundamental en las sucesivas batallas electorales.

En cambio, la salida de Oltra no solo dejó tambaleando la hoja de ruta de Díaz, sino que aún sigue dejando al descubierto las luchas intestinas en la coalición nacionalista y que antes su ya exlíder zanjaba con puño de hierro.

Quizás consciente del peaje electoral que podría seguir suponiendo estar con Oltra, la ministra tan solo se limitó, el día de la dimisión de la valenciana, a agradecerle su labor en el Ejecutivo liderado por el socialista Ximo Puig.

Con ese escenario desconocido hasta la fecha para Compromís, las preferencias han cambiado. Si antes forjar alianzas de cara a las elecciones locales, autonómicas y, posteriormente, generales, era una de las prioridades, hoy día eso ya no es así y lo que prima es el proceso de primarias de cara a los comicios.

De izquierda a derecha, Ada Colau, Mónica García, Mónica Oltra, Yolanda Díaz y Fátima Hamed, en Valencia.

De izquierda a derecha, Ada Colau, Mónica García, Mónica Oltra, Yolanda Díaz y Fátima Hamed, en Valencia.EFE

Además, también se pretenden tapar todas las grietas que entre las diferentes ramas del partido han surgido y que amenazan con derivar en fracaso electoral.

Respecto a las primarias, el diputado nacional de la coalición, Joan Baldoví, anunció meses atrás su intención de concurrir a ellas, poniendo de nuevo patas arriba a la formación. Más allá de las pugnas internas que la decisión del parlamentario despertó, el apoyo explícito de Díaz a Baldoví no sentó especialmente bien a Iniciativa, el partido de Oltra y su sucesora, Aitana Mas, ni a Podemos.

La figura más representativa de los 'morados' en la Comunidad Valenciana es el vicepresidente Segundo del Gobierno autonómico, Héctor Illueca. Este y Díaz se conocen de sobra. De hecho, ocupó el cargo de director de la Inspección de Trabajo siendo ministra la gallega.

Apoyo a Compromís y no a Podemos

Por ello mismo, los dirigentes de Unides Podem no dudaron en expresar pública y privadamente su descontento por las palabras de Díaz en las que señalaba que la candidatura de Baldoví era una «buenísima noticia» y en las que con un «quiero que ganen» se posicionaba claramente al lado del diputado.

Cabe recordar que todavía Yolanda Díaz pertenece a Podemos y, es más, su puesto en el Ejecutivo de Pedro Sánchez corresponde a la cuota 'podemita'. A pesar de que desde Unides Podem se sigue afirmando que están trabajando para forjar una alianza con Díaz, la preferencia de esta hacia Compromís no fue plato de buen gusto en la coalición fundada por Pablo Iglesias.

Como tampoco lo es el clima de permanente tensión que hay entre Díaz y el propio Iglesias, con acusaciones y reproches en ambas direcciones, y que se ha trasladado al interior del Consejo de Ministros.

Allí, las 'puyas' entre la vicepresidenta Segunda y las ministras de Podemos, Ione Belarra e Irene Montero, son constantes y algunos analistas creen que una hipotética ruptura del Gobierno de coalición podría venir por la quiebra entre las dos patas a la izquierda del PSOE en el Ejecutivo.

Estas tiranteces van mucho más allá de la habitual y sana discrepancia política y muy rara vez son percibidas por el elector como un síntoma a agradecer con su voto el día de las elecciones. Por ello, la preocupación es máxima en la izquierda en general.

Con unas elecciones municipales y autonómicas en seis meses, hasta el propio PSPV-PSOE temen que las luchas cainitas puedan desmovilizar al electorado y provoquen cambios en plazas más significativas.

De este modo, el máximo temor se centra en la presidencia de la Generalitat. Las encuestas coinciden en señalar un empate técnico entre Puig y el popular Carlos Mazón, que sería la fuerza más votada.

Sin embargo, la clave principal radicaría en el resultado de Unides Podem. Para entrar en las Cortes Valencianas es necesario obtener el respaldo de, al menos, el 5% de los ciudadanos en las urnas. De no lograrlo, Unides Podem se quedaría fuera del parlamento autonómico y serviría en bandeja el Gobierno regional al bloque de centro-derecha formado por PP y Vox.

Mientras, Yolanda Díaz sigue escuchando y deshojando la margarita.

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