Crucero atracado en el puerto de Alicante

Crucero atracado en el puerto de AlicanteAyuntamiento de Alicante

Alicante tratará de pescar los cruceros que no quiera Valencia, que no recula pese al toque de los empresarios

El alcalde de Alicante ve los macrocruceros como una oportunidad para la ciudad, mientras la oposición critica la falta de retorno económico de este tipo de turismo

En un contexto de debate sobre el modelo de turismo que deben seguir las principales ciudades portuarias de la Comunidad Valenciana, el Ayuntamiento de Alicante ha mostrado su disposición para recibir los megacruceros que Valencia planea limitar a partir de 2026.

Esta medida se produce tras el anuncio del equipo de gobierno de Valencia, encabezado por la alcaldesa 'popular' María José Catalá, de restringir la llegada de estas grandes embarcaciones, lo que ha generado una gran polémica entre el Ejecutivo municipal y los empresarios locales.

El Consistorio de la ciudad del Turia, formado por el Partido Popular y Vox, ha decidido limitar la llegada de megacruceros a la ciudad de dentro de dos años; una medida que se establecerá en coordinación con la Autoridad Portuaria de Valencia (APV).

Según Juan Carlos Caballero, portavoz del PP y del Gobierno local, «se trabaja en definir los criterios exactos de tamaño y capacidad de pasajeros que se considerarán aceptables para la ciudad. La intención es priorizar un turismo más sostenible y de mayor calidad, enfocado en el patrimonio cultural y deportivo de Valencia».

«Proteger el interés general»

Caballero ha destacado que Valencia busca un turismo que «deje un impacto económico positivo y significativo en la ciudad», y ha subrayado la importancia de «proteger el interés general, a pesar de las discrepancias con algunos empresarios». Entre ellos, Vicente Boluda, presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), quien ha expresado su desacuerdo con las restricciones, argumentando que prohibir la llegada de megacruceros «podría no ser la mejor solución», cuestionando, además, los límites establecidos para estas embarcaciones.

Reunión entre María José Catalá y Vicente Boluda

Reunión entre María José Catalá y Vicente Boluda, en una imagen de archivoAyuntamiento de Valencia

Esta medida llega después de que PP y Vox eliminasen el pasado noviembre la tasa turística que aprobó el anterior tripartito del PSOE, Compromís y Unidas Podemos con la que desde la Generalitat Valenciana pretendían poner freno al turismo en la Comunidad.

«Una oportunidad para Alicante»

Ante la postura de Valencia, el alcalde de Alicante, Luis Barcala, también del Partido Popular, ha manifestado su intención de «aprovechar la oportunidad» para atraer a los cruceros que Valencia rechace. El primer edil ha defendido que Alicante aún tiene «un amplio margen de crecimiento turístico» y que la llegada de más cruceristas «no es motivo de preocupación». Barcala ha enfatizado la importancia de este tipo de turismo para el tejido productivo y el producto interior bruto de la ciudad, destacando que «genera más de 60 millones de euros y crea numerosos empleos».

«En Alicante, los cruceros son bienvenidos», ha afirmado invitando a las embarcaciones que no puedan hacer escala en otros lugares. El alcalde ha resaltado que la ciudad se encuentra en una fase de crecimiento y consolidación del turismo de cruceros, y que cualquier futura gestión se basará en «estudios precisos que determinen los estándares ideales».

Retorno económico «cuestionable»

Sin embargo, no todos en Alicante comparten el punto de vista del alcalde. La portavoz adjunta del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Alicante, Trini Amorós, ha cuestionado la decisión de Barcala de acoger los cruceros que Valencia rechaza. Amorós ha criticado «la falta de una estrategia clara y sostenible en materia turística» y ha instado al alcalde a explicar cómo planea preparar la ciudad para recibir el incremento de visitantes sin causar un impacto negativo en la ciudadanía y en los servicios locales.

Amorós ha señalado que «otras ciudades están reconsiderando el modelo turístico de los cruceros debido a su cuestionable retorno económico» y ha expresado «preocupación» por la capacidad de Alicante para gestionar eficientemente el aumento en el número de turistas.

Estrategia turística para la ciudad

A pesar de las críticas, el equipo de gobierno de Alicante mantiene su postura a favor del crecimiento turístico. Ana Poquet, portavoz del Ejecutivo municipal y concejal de Turismo, ha reafirmado que «el turismo de cruceros es una de las líneas estratégicas de la ciudad». Poquet ha destacado el «impacto económico positivo» de este tipo de turismo y ha subrayado la «capacidad de crecimiento» del Puerto de Alicante.

Asimismo, ha mencionado la creación de la Cátedra de Turismo Ciudad de Alicante en colaboración con la Universidad de Alicante, que se encargará de realizar estudios detallados sobre la situación turística de la ciudad. Este análisis «va a ser una herramienta muy eficaz para tomar decisiones con base científica y no con prejuicios o con otro tipo de impulsos», ha defendido.

Por su parte, el vicealcalde de Alicante, Manuel Villar, ha expresado su preocupación por la posible «turismofobia que parece que algunos están intentando meter en la sociedad alicantina», algo que considera que «no es real en la población», y ha reiterado la importancia de mantener a Alicante como un destino turístico atractivo. Villar ha asegurado que el Gobierno local pondrá «todos los medios necesarios» para que la ciudad siga siendo un destino turístico de referencia.

Mazón diferencia entre ambas ciudades

A nivel autonómico, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, ha resaltado la importancia del turismo para la región, destacando que cada municipio tiene a una «realidad distinta» basada en su capacidad y crecimiento ordenado y subrayando que Valencia y Alicante son ciudades con situaciones turísticas diferentes.

El jefe del Consell rechaza que las circunstancias de ambas ciudades sea comparable y defiende la necesidad de un «conocimiento profundo del turismo» para gestionarlo adecuadamente, alabando a Catalá por su medida de suspensión de licencias y a Barcala por su «esfuerzo continuo» por hacer de Alicante un puerto base de cruceros.

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