Una tradicional bandeja valenciana con mazapanes y dos pañuelos
Por qué los valencianos regalan un pañuelo y mazapán a sus parejas en su particular día de los enamorados
La Comunidad celebra su Día el 9 de octubre, el mismo que el 'San Valentín' regional, en una tradición que tiene como protagonista a Jaime I El Conquistador
Aquellas parejas que celebran el Día de los Enamorados suelen festejar San Valentín, el 14 de febrero, intercambiándose regalos, con una cena especial y él suele comprarle a ella regalos. Incluso, si la economía lo permite y la pasión todavía sigue intacta, hay quien se da el lujo de organizar un viaje. Como a lo largo y ancho de toda España, en la Comunidad Valenciana esa costumbre está a la orden del día, pero, como si de un homenaje al amor se tratara, la región cuenta, además, con su particular Día de los Enamorados.
Éste se celebra cada 9 de octubre, San Dionisio y coincidiendo con el Día de la Comunidad y en él los presentes clásicos no son rosas, flores, relojes o joyas, sino algo con más tradición y, para qué negarlo, más asequible para el bolsillo: se trata de un pañuelo y varias figuras de mazapán que son trampantojos de frutas.
La historia de esta curiosidad se remonta, aproximadamente, al año 1338 para conmemorar el centenario de la entrada del rey Jaime I El Conquistador en la ciudad de Valencia para liberarla del dominio musulmán. Según algunas teorías, las mujeres de la época llevaban comida oculta entre pañuelos que supuestamente iban a lavar, pero en realidad esos alimentos iban a parar a las tropas cristianas.
Prohibición de Felipe V
Con el paso del tiempo, la celebración se fue respetando hasta que, tras la Guerra de Sucesión y los posteriores Decretos de Nueva Planta, Felipe V prohibió cualquier tipo de exaltación a Jaime I y al Reino de Valencia. Ante ello, los confiteros de la ciudad, que conformaban su propio gremio, comenzaron a elaborar dulces con forma de los petardos que se lanzaban hasta la decisión del monarca borbónico.
Gran variedad de figuras de mazapán típicas del 9 de Octubre, en un horno de Valencia
Con este nuevo contexto, las imitaciones de los cohetes derivaron en las frutas que hoy día se regalan para hacer un símil con la riqueza y la fertilidad de la huerta valenciana, así como a las hortalizas que, a tenor de otros documentos, la reina Doña Violante de Hungría, esposa de El Conquistador, recibió de manos de los moros.
De este modo, los dulces que preparaban iban acompañados de un pañuelo (mocador, en valenciano) y era el obsequio a la pareja de los valencianos, por lo que la festividad pasó a llamarse mocadorà, es decir, pañolada. Finalmente, cabe resaltar que las mujeres suelen guardar estos presentes de año en año como muestra del amor de su chico.
