Morant, convidada de piedra en el PSOE de Valencia: un portavoz interino y una alcaldable centrada en Mazón y Ferraz

Más allá del tenebroso panorama en la ciudad de Madrid, resulta harto complicado encontrar una plaza electoral significativa en la que al PSOE se le dé tan mal como en Valencia. El 5 de julio de 1991 marcó un antes y un después en la trayectoria de la formación en el Ayuntamiento levantino. Aquel día fue proclamada alcaldesa la 'popular' Rita Barberá, una figura institucional que fue encadenando mayoría absoluta tras mayoría absoluta en las sucesivas citas con las urnas, convirtiéndose no solo en un referente para el PP a nivel nacional, sino también en el terreno del municipalismo español.

El éxito entre sus vecinos de Barberá, que falleció en 2016, tuvo su particular consecuencia en los intereses de los socialistas, que entraron en una nada desdeñable travesía en el desierto que, más de tres décadas después, sigue vigente. Es cierto que la organización tocó poder local entre 2015 y 2023, pero no lo es menos que en esas dos legislaturas el alcalde era Joan Ribó, de Compromís, y que en sendos comicios el PSPV-PSOE fue tercera fuerza política.

Con este poco optimista aval, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y líder de la federación valenciana, Diana Morant, tiene una papeleta difícil de resolver, más aún cuando, al menos de cara a la opinión pública, pudiera parecer que ejerce más como una convidada de piedra frente a la situación de su propio partido en el Consistorio de la capital del Turia que de lo que de un dirigente se espera. En este sentido, quizás se le pudiera aplicar lo que algunos dicen que hacía Franco, que tenía dos montones de carpetas, uno con los asuntos que no tienen solución y otro con los que solo el tiempo los arregla.

Morant, Bernabé y Sanjuán

Ardua tarea a la que se enfrenta el PSOE de Valencia, más si cabe cuando su portavoz municipal, Borja Sanjuán, ejerce ese cargo 'de rebote' y que la que propios y ajenos al partido sitúan como alcaldable para las elecciones de 2027, la actual delegada del Gobierno en la Comunidad, Pilar Bernabé, está centrada en seguir y exprimir al máximo su estrategia de desgaste contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, por la gestión de la dana y, en paralelo, consolidarse en la sede de Ferraz como la número cuatro de la formación.

Respecto a Sanjuán, que fue concejal de Hacienda durante la etapa de Ribó, es la cara visible de los socialistas en el Ayuntamiento. Sin embargo, en tal responsabilidad no lleva ni un año, ya que llegó a ella cuando su antecesora, Sandra Gómez, renunció a su acta tras ser elegida eurodiputada en las últimas elecciones comunitarias, celebradas el pasado 9 de junio.

Si alguna vez conservó una mínima esperanza de poder ser alcaldable y enfrentarse por el bastón de mando a la 'popular' María José Catalá, esas aspiraciones se fueron al traste como si de un plumazo se tratase ante la irrupción de Bernabé. El nombre de ésta ya sonaba con fuerza para disputar la alcaldía, pero la riada y su protagonismo mediático, en buena manera impulsado desde la factoría de propaganda del Palacio de La Moncloa, lo han confirmado de manera oficiosa.

No obstante, tampoco lo tiene fácil la delegada del Gobierno, puesto que un ayuntamiento es la administración más cercana a los ciudadanos, la que está a pie de calle y más contacto tiene con los vecinos y, por el contrario, Bernabé está mirando más hacia arriba, concretamente a dos frentes.

El primero de ellos se llama Carlos y se apellida Mazón. Desde el pasado 29 de octubre, día de la dana, se ha convertido en la portavoz de la guerra del Ejecutivo central contra el jefe del Consell. El segundo es consecuencia de lo explicado, dado que ese papel de 'embajadora' en la Comunidad Valenciana del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le ha valido para tan solo tener por delante en su partido al propio Sánchez, a María Jesús Montero y a Santos Cerdán.

En suma, el PSOE de la ciudad de Valencia cuenta con un portavoz municipal que está, pero que no estuvo en tal cargo al inicio del mandato y que muchísimo han de cambiar las tornas o no estará, y con una futura candidata más ocupada en lo regional y lo orgánico que en lo local. Y, por si todo lo anterior no fuera suficiente, la que manda, en este caso, Morant, puede perder el partido por incomparecencia.