La carga del Regimiento Alcántara, Patria, Sacrificio y Laurel

El 23 de julio de 1921 el Regimiento de Caballería de Alcántara, con Fernando Primo de Rivera al mando, miró a la muerte cara a cara y, a sabiendas del sacrificio que estaban a punto de realizar, se inmolaron en el cumplimiento de su misión que no era otra que la de proteger a las columnas provenientes de Annual.

Pocas gestas de nuestra Historia Militar han pasado tan desapercibidas como la que ocurrió en el Igan pues su reconocimiento no tuvo lugar hasta junio de 2012, cuando se concedió la Cruz Laureada de San Fernando colectiva al Regimiento de Cazadores de Alcántara, 14 de Caballería. España tiene la mala costumbre de no tratar bien a sus héroes y lo que es peor, olvidarlos.

En la memoria colectiva se ha quedado grabado el llamado Desastre de Annual, pero «no todo fue desastre, ni derrota» como dijo Alfonso XIII cuando, de manera póstuma, concedió la Cruz Laureada de San Fernando a Fernando Primo de Rivera.

El 21 de julio llegaron a Dar Drius tres compañías del Regimiento de Ceriñola bajo el mando del teniente coronel de cazadores de Alcántara, Fernando Primo de Rivera y Orbaneja, con la misión de establecer una posición que pudiera dar seguridad a la retaguardia de Annual. Fue la última orden del general Silvestre. En el Barranco de Izumar, los rifeños hostigaron a las tropas españolas disparando desde todas partes. Es en ese momento, cuando el Alcántara se despliega sorprendiendo a las harcas.

Al día siguiente, las trompetas tocaron diana temprano, los ataques del Alcántara fueron suicidas y los rifeños, parapetados entre las peñas del terreno, acabaron prácticamente con el Regimiento. En un definitivo acto de heroísmo, descabalgaron los jinetes en el río Igan continuando la lucha a pie. Fue la última carga del Regimiento Alcántara, la epopeya que no se recuerda y el sacrificio de los valientes que, con arrojo, desafiaron a la muerte por España.