Historias coruñesas
La búsqueda de la tumba de María Pita se activa 380 años después de su muerte
Un grupo de investigadores, organizados en torno a dos asociaciones coruñesas, trabaja para localizar los restos mortales de la heroína local. Sostienen que, en caso de que se hallen, existe ADN de familiares con el que poder cotejarlos
En su testamento dejó escrito que deseaba ser enterrada en los dominios de los dominicos, en la iglesia de Santo Domingo, allí donde se venera a la que —justo a raíz de aquellos hechos de 1589— es patrona de la ciudad coruñesa, la Virgen del Rosario. Pero nada indica que esta voluntad se cumpliese. Así que dónde está enterrada la heroína local, conocida popularmente (esto lo explicaremos después) como María Pita, sigue siendo —380 años y 10 meses después de su fallecimiento— uno de los grandes misterios herculinos por resolver. ¿Por poco tiempo? Ojalá sea así y el grupo de estudiosos que se ha organizado para dar respuesta a la cuestión proporcione un final feliz a esta historia. Pero ellos mismos asumen que es una tarea harto complicada.
«Es una iniciativa de la Asociación Histórico Cultural The Royal Green Jackets y de la Asociación de Amigos del Museo Histórico Militar de La Coruña en la que llevamos trabajando más de un año. Sabemos que es muy difícil, que hay que encajar muchas piezas, pero tenemos que intentarlo», relata Manuel Arenas, que es presidente de ambos colectivos. Entre los investigadores que le están ayudando figuran, entre otros, José Manuel Fernández Caamaño, Julio Valcárcel y Arturo Abad.
El ejemplo de Cervantes
La idea surgió a raíz del hallazgo de los restos de Miguel de Cervantes, fallecido en 1616, en el convento de las Trinitarias de Madrid, en 2015. «Es evidente que hoy día existen técnicas que permiten llevar a cabo búsquedas de este tipo con unas garantías y unos medios que no había antaño, y la prueba es lo que pasó con Cervantes», anima. Al igual que en 1589, tenemos un cerco, pero en esta ocasión para bien: para hallar los restos mortales de la que –con permiso de Emilia Pardo Bazán y Juana de Vega– es la coruñesa más célebre de la historia.
Lo que el grupo de investigadores sospecha es que, tras su fallecimiento el 21 de febrero de 1643, fue enterrada en la capilla de Santa María de Oza, del siglo XII, hoy desacralizada e integrada en las dependencias del Hospital Marítimo de Oza, dependiente del Sergas. Curiosamente, esta es la zona de la ciudad en la que Drake y Norris desembarcaron en 1589. «Creemos que su voluntad de ser enterrada en la iglesia de los dominicos no se cumplió y que fue su cuñado quien se hizo cargo de los restos, puesto que su marido ya había muerto. Y ese cuñado, que era párroco de Oza y que por cierto fue inquisidor, fue enterrado en la capilla de este lugar. De ahí que pensemos que ella y su marido también puedan haber recibido sepultura ahí». El cuñado en cuestión es, según sostienen los estudiosos, Lorenzo Bermúdez de Figueroa, que comparte primer y segundo apellido con el último marido de Pita, Gil Bermúdez de Figueroa, y su mausoleo está localizado en el interior de la capilla. De esta misma hipótesis fue destacado defensor el muy activo fundador y presidente del colectivo Bardos Cultural, Pepe Temprano, fallecido en 2013 y quien, como otros antes, ya intentó esta búsqueda en su día.
Pero, antes de trabajar sobre el terreno, en Oza, hay mucho que arar en los archivos, hay mucha labor previa. Hay que empezar la casa por los cimientos, hay que construir sobre evidencias. «Lo primero de todo es buscar una documentación fiel», precisa Manuel Arenas. Y de esa tarea se está encargando, entre otros, el escritor e historiador Arturo Abad, autor de varios (magníficos) libros sobre el pasado de la ciudad, como A Coruña en la guerra de Sucesión 1700-1714 o La otra Coruña. La ciudad de los territorios. «Necesitamos tener una base documental para llegar a una conclusión material», corrobora el propio Abad.
Antes que nada, Abad quiere aclarar una confusión histórica. El nombre correcto de la heroína de la ciudad, de la mujer que mató al abanderado inglés durante el cerco de 1589, «es Mayor Fernández de la Cámara Pita». «María Pita era su hermana. Estamos homenajeando, de forma equivocada, a su hermana», añade, antes de insistir que en toda la documentación histórica el nombre que figura asociada a la heroína es «Mayor». «Se dice que la madre le llamaba ‘María la Mayor’ y de ahí la confusión», media Arenas.
Los libros de difuntos
Hecha esta aclaración, vayamos al grano histórico. Lo que se está buscando de entrada es una prueba de que Pita fue enterrada en Santa María de Oza. Hay una primera vía de confirmación, que son los libros de difuntos de Santa María de Oza —que se conservan en el Archivo Diocesano de Santiago de Compostela— que incluyen anotaciones desde 1643 en adelante («en ocasiones el registro de los fallecimientos se hacía con retraso», aclara el escritor). El problema es que no han podido acceder a él de forma directa puesto que, debido a su mal estado, se impide la consulta directa por parte de los usuarios. Extraoficialmente, y tras una breve consulta al original, les han dicho que la persona que buscan no está registrada en esos libros. No obstante, los promotores de esta iniciativa están haciendo gestiones «para poder verlo personalmente», puesto que creen que el caso merece una investigación profunda, un estudio detenido sobre la hipotética presencia de Pita y de su marido en en ese libro de difuntos de Oza.
De estar enterrada en Oza, ¿dónde habría que buscarla? Arturo Abad lo tiene claro: «En la época había dos tipos de enterramientos, en el interior de la iglesia, para gente de clase social alta, y en el exterior, para la gente común. De estar, estoy seguro de que está en el interior». Así pues, los radares de penetración de tierra tendrían que escanear de entrada el suelo de la capilla, seguramente —intuyen— en la zona cercana donde consta que fue enterrado su cuñado.
Otra posibilidad, aunque los promotores la consideren remota, es que, como ella deseaba, hubiese sido enterrada en Santo Domingo. En el Archivo Histórico Nacional existe documentación sobre los dominicos que se recopiló a raíz de la desamortización de Mendizábal (1835-1836), «y lo lógico es que haya también documentación sobre el convento coruñés», legajos en los que los investigadores podrían buscar información sobre la familia Pita y sus probables enterramientos.
Dónde obtener ADN para cotejar
Pongamos que aparece la partida de defunción, que después se buscan restos mortales —como se hizo en el caso de Cervantes— en la capilla de Santa María de Oza o en Santo Domingo y que estos aparecen. ¿Cómo se podría saber si son de la heroína local? Hay entra en juego el ADN, en concreto el de dos familiares muy cercanos.
¿Pero dónde hay familiares de Pita? «En los Dominicos, donde hoy hay un área deportiva, había unos jardines y un cementerio, según nos contó en su día el padre Ángel, ya fallecido. También nos dijo que, cuando se levantaron esas tumbas, su contenido se metió en sacos», contesta el presidente de la Asociación Histórico Cultural The Royal Green Jackets y de la Asociación de Amigos del Museo Histórico Militar de La Coruña. Y, este es el quid de la cuestión, «uno de esos sacos es el de la hermana de nuestra heroína».
Además, Arenas indica que Julio Valcárcel, capitán de Artillería ya en la reserva, le informó de que en una localidad asturiana está enterrado un hijo de Pita, «algo que también tendremos que avalar por medio de una fuente documental», añade Arturo Abad. Después, habría que exhumar esos restos y cotejarlos con los hallados en Oza o Santo Domingo, además de con el saco de la hermana de la heroína.
En conclusión: queda mucho trabajo por delante, muchos cabos por atar, y lo que es evidente es que no se podrá llevar a cabo con los únicos medios de las dos asociaciones que han emprendido, con la máxima voluntad, el camino. «Vamos a necesitar al Ayuntamiento, a la Xunta y a las autoridades eclesiásticas», remarcan Arenas y Abad, que creen que, en una fase posterior, las instituciones competentes se tendrían que implicar como ocurrió en el caso de Cervantes.