Laxeiro, Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane en Buenos Aires en 1955

Laxeiro, Isaac Díaz Pardo y Luis Seoane en Buenos Aires en 1955

Laxeiro, el barbero pintor que rompió los estereotipos gallegos

Miembro destacado del grupo Los Renovadores de la Vanguardia Histórica gallega, junto a Arturo Souto, Maside, Luis Seoane y Manuel Colmeiro, contribuyó a introducir la pintura gallega en la contemporaneidad

José Otero Abeledo nació en la localidad de Lalín, en Pontevedra. Su infancia transcurrió en un contexto típicamente rural gallego. Durante su infancia ya mostraba una gran facilidad para el dibujo, en cierto modo animado por las historias que su abuela le contaba. En el transcurso de su etapa educativa su maestra le introdujo en la pintura y en el mundo del arte al darse cuenta de sus habilidades.

En 1921 emigró con su familia a La Habana. Probablemente este hecho fue trascendental para su vocación renovadora en el ámbito pictórico. A su vez, en la ciudad cubana fue ayudante de escenografía en el Teatro Martí de La Habana, con el maestro catalán Manuel Roy. Tras recuperarse de tuberculosis, ya en Lalín, tomó la decisión de dedicarse profesionalmente a la pintura.

Cencerrada, 1950

Cencerrada, 1950

Su trayectoria comenzó montando una barbería y recorrió numerosas comarcas al nombre del barbero pintor. Esta profesión ambulante le permitió pintar a sus clientes y a todo tipo de personajes populares. Durante este periodo profundizó en el género del retrato, asumiendo una sensibilidad única para inmortalizar la psicología de sus modelos.

El barbero pintor

Esta primera etapa se basó en la búsqueda de un lenguaje propio. Su principal influencia fue la escultura gallega del románico y del barroco. La apariencia de su obra era pétrea, ayudada por la gama de tierras y ocres que utilizaba. Durante este recorrido comenzó a explorar el horror vacui que posteriormente le acompañó en toda su carrera.

Adoptó la llamada estética granítica, que consistía en una pintura con un marcado relieve debido a la gran carga de pigmento, pintada a paleta con un cromatismo terroso y oscuro. Su temática era una síntesis de lo sobrenatural y lo mundano, producto de su interés por el mundo mitológico y las historias populares. Esta estética bebió de influencias de gallegas, con una mirada hacia los expresionismos que triunfaban en el norte de Europa.

Sin título, 1977

Sin título, 1977

En 1952 Laxeiro se trasladó a Argentina para participar en una exposición colectiva de artistas gallegos. La aventura americana le llevó a prolongar su estancia hasta 1970. Esto, hizo que su arte evolucionara y alcanzara su madurez en Buenos Aires. Su obra evolucionó hacia aspectos más informalistas, dentro de la orbe expresionista. Radicalizó su estilo, incluso se acercó a la abstracción. Exploró la bidimensionalidad y los colores fueron iluminándose para alejarse de la influencia del oscurantismo de las pinturas negras de Goya.

Una vez alcanzada su madurez artística y siendo considerado un pintor consagrado regresó a España. En esta época nos muestra el corte atlantista de su pintura, con influencias de movimientos expresionistas americanos, como el expresionismo abstracto. Por otro lado, también hay que destacar sus influencias europeas, visibles en el informalismo, los Nuevos Salvajes alemanes que, al igual que Los Renovadores gallegos, predicaron la vuelta al primitivismo mediante una figuración que parece negarse a sí misma.

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