Dos especies marinas están amargando el baño en las playas gallegas

Dos especies marinas están amargando el baño en las playas gallegasEuropa Press

Estas son las dos especies marinas que pueden amargar el baño en algunas playas de Galicia: qué hacer si nos pican

Es fácil olvidarse que detrás de estos paradisíacos parajes se esconden ciertos peligros

Cada verano, las playas son el destino elegido por miles de personas que buscan disfrutar del sol, la arena y el mar mientras se relajan y desconectan de la vida diaria. De hecho, se convierten en el escenario perfecto para el que busca este tipo de turismo.

Sin embargo, es fácil olvidarse que detrás de estos paradisíacos parajes se esconden ciertos peligros. Además de las corrientes o la bravura de ciertos mares, a menudo, el bañista no es consciente de estar invadiendo el hábitat de una gran diversidad de especies marinas.

Sin ir más lejos, hasta no hace mucho las medusas eran las principales protagonistas de los arenales por sus picaduras; que causaban desde molestias leves hasta reacciones alérgicas severas, en algunos casos.

Pero en los últimos años, se ha detectado un aumento del número de picaduras provocadas por dos especies marinas que cada vez más están presentes en los arenales españoles.

Este incremento pone de relieve la necesidad de estar bien informados antes de disfrutar de un baño en el mar, además de tomar precauciones para evitar posibles encuentros desagradables con estas criaturas.

Estas son las protagonistas del baño

Este verano, las playas gallegas no solo han sido escenario de momentos de relajación y disfrute, sino también de encuentros con algunas especies marinas que, aunque no son nuevas, han llamado más la atención por su creciente presencia. Entre ellas, destacan la faneca y la carabela portuguesa, dos especies que conviven en las aguas gallegas y que es importante conocer para disfrutar de un baño seguro.

La faneca tiene una aleta venenosa como defensa

La faneca tiene una aleta venenosa como defensaIstock

La faneca, un pez también conocido como pez araña o Trachinus draco, habita en los fondos arenosos de las costas gallegas. Con una longitud que puede variar entre los 15 y 50 centímetros, este pez cuenta con una aleta dorsal dotada de espinas venenosas, que utiliza como mecanismo de defensa.

Su color pardo verdoso le permite camuflarse fácilmente con el fondo marino, lo que puede hacer que pase desapercibido para los bañistas. Aunque las picaduras de faneca pueden ser dolorosas, suelen evitarse si se tiene precaución al caminar por el agua, especialmente en zonas donde el pez tiende a enterrarse.

Por otro lado, la carabela portuguesa que, aunque se asemeja a una medusa, en realidad, es una colonia de organismos que flotan juntos. Con su característica 'vela' y sus largos tentáculos, que pueden extenderse hasta 50 metros, es fácilmente identificable.

Si bien el contacto con sus filamentos puede causar molestias y dolor, siguiendo las recomendaciones de los expertos, es sencillo evitar problemas, basta con mantener una distancia prudente y no tocar estos organismos, incluso si están varados en la arena.

En resumen, las fanecas y las carabelas portuguesas forman parte de la rica biodiversidad marina que podemos encontrar en las costas gallegas. Con precaución y conocimiento, es posible disfrutar del mar y del verano de forma segura.

¿Y si me pica?

En primer lugar en cuanto a las fanecas se refiere, hay que tener en cuenta que es común que piquen cuando son pisadas, pero incluso después de muertas, siguen siendo venenosas.

El veneno de la faneca puede causar una serie de síntomas, desde una inflamación local acompañada de dolor intenso y sensación de quemazón, hasta reacciones más severas como vómitos, fiebre, o dificultades respiratorias; aunque esto no es tan común. Ante cualquier picadura, lo más recomendable es buscar atención médica en los puestos de socorro que hay en los arenales.

Imagen de una carabela portuguesa en Cádiz

Imagen de una carabela portuguesaEuropa Press

Inicialmente, el dolor producido por la picadura de una faneca puede sentirse similar al de pisar una concha afilada. Sin embargo, a medida que la hinchazón aparece casi de inmediato, el dolor es más intenso. El dolor suele alcanzar su punto máximo entre los 30 y 40 minutos posteriores a la picadura, y dependiendo de la persona afectada, los síntomas pueden comenzar a remitir en unas dos horas, aunque en algunos casos pueden prolongarse hasta 24 horas.

El veneno de la faneca es termolábil, lo que significa que el calor puede neutralizarlo. Por ello, se recomienda sumergir la zona afectada en agua caliente (preferiblemente entre 45 °C y 50 °C) durante un período de 60 a 90 minutos para aliviar el dolor y neutralizar las toxinas.

De hecho en Galicia, no hace tantos años, también era muy común, después de apretar la picadura para intentar quitar todo el veneno, echar amoníaco. Y cuando no se tenía, se meaba encima porque la orina además de la temperatura, contenía el amoníaco necesario para aliviar el dolor inicial.

En cuanto a las picaduras de la carabela portuguesa, uno de los síntomas más comunes es el dolor intenso en el área de contacto, que puede irradiarse a toda la extremidad y a los ganglios cercanos, como los de la axila o la ingle. Estas picaduras dejan una marca roja en la piel, a veces acompañada de pequeñas vesículas.

Existen muchos mitos sobre cómo tratar las picaduras de medusas y carabelas portuguesas, lo que puede generar más complicaciones que alivio.

En caso de picadura de medusa común, se deben retirar los restos de tentáculos con pinzas y guantes, lavar con agua de mar o suero fisiológico y aplicar vinagre (ácido acético al 5%). En el caso de la carabela portuguesa se aconseja eliminar cualquier resto de tentáculo con guantes y pinzas, lavar con agua de mar sin frotar para evitar una mayor liberación de veneno, y aplicar calor para reducir el dolor. También puede ser necesario el uso de cremas de corticoides o analgésicos bajo prescripción médica.

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