Este es el molusco que antaño se daba como aperitivo en los bares gallegos

Este es el molusco que antaño se daba como aperitivo en los bares gallegosWikipedia

Este es el marisco que se daba como aperitivo en los bares de Galicia: las 'pipas' del mar

Este pequeño molusco recibe diferentes nombres según en el lugar que se consuma

El marisco y pescado de Galicia gozan de una merecida reputación por su sabor, frescura y calidad. Este prestigio se debe, en gran parte, a las particulares condiciones naturales de la costa gallega, donde el afloramiento marino crea un entorno excepcionalmente propicio para la vida marina.

En estas aguas, las corrientes oceánicas traen a la superficie nutrientes y microorganismos desde las profundidades más frías, mientras desplazan las aguas superficiales más cálidas. A este proceso se suman las características únicas de las rías gallegas, cuyas amplias desembocaduras permiten un mayor intercambio con el océano.

Como resultado, los peces y mariscos de esta región disfrutan de una alimentación rica y variada, lo que se refleja en su intenso sabor y, a menudo, en su notable tamaño. Entre estas delicias, destacan unos pequeños caracoles marinos que antaño se servían como aperitivo en los bares de Galicia.

Las pipas del mar

Las aguas costeras de Galicia son un tesoro para la cultura gastronómica de la región y prueba de ello es la diversidad de mariscos y pescados de la que hace gala.

De entre todos ellos, destacan los pequeños caracoles marinos conocidos de diferentes maneras según en la región en la que te encuentres. El término bígaro es el más utilizado fuera de Galicia, sin embargo desde las cálidas aguas del Mediterráneo hasta las frías corrientes del Atlántico, estos caracoles marinos se conocen como caracoles de mar o caracolillos.

Curiosamente, en Galicia reciben diferentes nombres según se esté en las Rías Bajas, donde se les conoce como caramuxos, o en las Rías Altas en donde se habla de minchas, un bocado marino profundamente arraigado en las tradiciones culinarias de Galicia.

Históricamente, era típico degustarlos en los bares gallegos, ya que los servían como aperitivo, similar a los cacahuetes o las pipas. De hecho, a menudo eran apodados las 'pipas del mar', una vez que empiezas a comerlos, es difícil parar.

El proceso de extraer la diminuta y sabrosa carne del caparazón usando un alfiler añadía un elemento de desafío y diversión a la experiencia, especialmente para aquellos que no tenían la destreza necesaria para hacerlo con rapidez.

En los últimos años, sin embargo, encontrar caramuxos se ha vuelto algo más difícil, aunque siguen siendo un marisco favorito entre los amantes de la gastronomía. Su sabor único y su precio económico los convierten en una delicadeza culinaria que continúa siendo apreciada, a pesar de que su disponibilidad ha disminuido.

Un molusco muy primitivo

Hay indicios que demuestran que en la época prehistórica ya se consumían minchas en el norte de España. Evidencias de este hecho han sido encontradas en yacimientos tan emblemáticos como la Cueva de Altamira. Este descubrimiento no solo resalta la longevidad de estos moluscos en la dieta humana, sino también su importancia cultural en diferentes regiones.

La presencia de estos pequeños gasterópodos en la dieta gallega era habitual, pues era un molusco bastante abundante. De hecho, durante varias generaciones, una de las estampas veraniegas era la de personas recolectando los caramuxos en las playas, especialmente durante los paseos por la orilla. Las minchas, escondidas entre las grietas de las rocas y bajo pequeñas piedras, eran un manjar fácil de encontrar y más de disfrutar.

Habitan sobre todo en el intermareal, sobre rocas, algas, plantas e incluso construcciones portuarias. Se alimentan fundamentalmente de las algas que crecen adheridas a las rocas. Por lo general escogen zonas que guardan cierta humedad después de bajar la marea, como grietas o zonas con piedras sueltas, donde sobreviven gracias al agua que pueden retener dentro de sus conchas.

La forma tradicional de prepararlos es sencilla: se cuecen en agua de mar o en agua con abundante sal. Para comerlos, se utiliza una aguja o alfiler, con la que se retira el opérculo y se extrae la carne del pie del molusco con cuidado. Aunque la cantidad de carne que ofrece cada concha es pequeña, su intenso sabor marino compensa con creces, haciendo de los bígaros, minchas o caramuxos una auténtica delicia gastronómica.

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