Patios del Palacio de Viana

Patios del Palacio de VianaJesús D. Caparrós

Los patios del Palacio de Viana: un recorrido por la historia de Córdoba

La suma de diversos edificios a lo largo de 500 años ofrece un resultado único

Rara es la guía turística que no recomiende visitar el Palacio de Viana. Este amplio edificio es desde hace décadas una visita obligada para todo el que llega a Córdoba porque permite conocer un caserón nobiliario cargado de historia y que es muy diferente a los que puede haber en otros rincones de España. Además, al atravesar sus puertas se percibe en infinidad de detalles que es un edificio vivido y disfrutado hasta los últimos marqueses de Viana. Por si fuera poco, otro de sus principales atractivos radica en que es un edificio imprevisible, porque, a diferencia de otros palacios más racionales y ordenados, en Viana la sorpresa te espera al cruzar una puerta o en el recodo de un pasillo.

Patios del Palacio de Viana

Patio de ReciboJesús D. Caparrós

Este singular resultado se debe, simplemente, al devenir de los tiempos, donde la adición de nuevos inmuebles al núcleo original iban ampliando y configurando el palacio actual. La suerte de Viana es que en los últimos 500 años la operación aritmética aplicada ha sido la de sumar y nunca la de restar. Por esto, el resultado es una enorme extensión de terreno, que ocupa una gran manzana en el barrio de Santa Marina donde las construcciones respiran a través de 12 patios y un extenso jardín.

Patios del Palacio de Viana

Patio del PozoJesús D. Caparrós

Leopoldo Izquierdo es el director del Palacio de Viana y de la Fundación Cajasur, que lo gestiona. Además, es licenciado en Bellas Artes y conoce al detalle tanto la historia como el patrimonio de la casa. Explica que el núcleo inicial se remonta al siglo XV, cuando en 1425 Ruy Fernández, señor de Fuentecubierta, compró un conjunto de casas bajomedievales que se corresponden con los patios actuales de Recibo, del Archivo y de los Naranjos.

Patios del Palacio de Viana

Patio del ArchivoJesús D. Caparrós

La fachada, el patio y la columna

«Antiguamente la entrada se hacía por el patio de los Naranjos hasta que se resuelve un pleito en el que se concede a los Villaseca abrir una puerta a la plaza de Don Gome», explica Izquierdo para señalar la configuración actual del acceso al Palacio de Viana, por el rincón de la plaza. La apertura de este hueco generó un problema y era que tras él estaba el patio de Recibo, con el inconveniente añadido de que una columna impedía el acceso de los coches de caballos al patio. «Esto se resuelve de forma excepcional a través de los arcos y se suprime la columna para permitir el paso de carruajes», explica para describir unas de las perspectivas más fotografiadas de este palacio.

Esto ha motivado, añade Leopoldo Izquierdo, «que arquitectos investigadores de medio mundo hayan venido a ver la solución de acceso a una casa palacio a través del ángulo de un patio».

Patios del Palacio de Viana

Patio de las RejasJesús D. Caparrós

Estamos en 1609, cuando el propietario del palacio era Luis Gómez de Figueroa y Córdoba, segundo señor de Villaseca, a quien se le debe la fachada que cada día recibe a numerosos visitantes.

Dentro de esa política de adición de inmuebles para incrementar la extensión de la casa, se añade lo que hoy se conoce con el patio de los Gatos, que eran las casas de la Puentezuela de Tres Caños, que son «de una fábrica anterior, del siglo XV», y que hoy conservan un sabor popular, con vistas a las cocinas del palacio, que conservan intacto su ajuar y menaje.

Patios del Palacio de Viana

Patio de la MadamaJesús D. Caparrós

En este tiempo se incorpora también el patio de la Madama, aunque no sería hasta el siglo XVIII cuando alcanzaría su configuración actual, con la fuente y la escultura de la náyade en su centro rodeada posteriormente de cipreses podados en forma de corona.

Patios del Palacio de Viana

Patio de la AlbercaJesús D. Caparrós

La gran ampliación

En 1814 se produce lo que Leopoldo Izquierdo denomina como la cuarta ampliación al incorporarse las casas de los condes de Torres Cabrera. El palacio duplica su superficie e incorpora los patios de la Capilla, de la Alberca, del Pozo, de los Jardineros y de la Cancela. En el lote entra también el jardín, con 1.200 metros cuadrados y una de las joyas de todo el recinto.

Patios del Palacio de Viana

El jardínJesús D. Caparrós

A mediados del siglo XX se produce otro cambio importante en la casa. Los marqueses de Viana venden definitivamente al Estado su palacio de Madrid como ampliación del Ministerio de Asuntos Exteriores y trasladan su residencia a Córdoba. La marquesa, Sofía de Lancaster y Bleck, junto con el arquitecto Carlos Saenz de Santamaría, «ennoblece los patios con piezas arqueológicas y azulejos porque eran patios de trabajo» y así se logra el aspecto que deslumbra a quien hoy día se sumerge en este laberinto de patios.

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Patio de la CapillaJesús D. Caparrós

El Palacio de Viana estuvo habitado por familias aristocráticas de distintos linajes entre 1425 y 1980. En este último año, doña Sofía vende el edificio con todos sus bienes muebles a la Caja Provincial de Ahorros. Este cambio de titularidad no supuso que se congelara la expansión del edificio, ya que en 1983 se incorporó el último patio, el de las Columnas, surgido de varios inmuebles de la calle Rejas de Don Gome y convertido en un recinto para actividades culturales de todo tipo, como conciertos, obras de teatro o presentaciones.

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