Procesión del Corpus Christi en la plaza de las Tendillas (1929)

Procesión del Corpus Christi en la plaza de las Tendillas (1929)

El año en que la procesión del Corpus pasó a ser por la tarde

El obispo fray Ceferino González logra que el Papa León XIII autorice el cambio de horario

Las generaciones actuales de cordobeses, y algunas de las anteriores, están acostumbradas a que la procesión del Corpus Christi, salvo en muy contadas excepciones, se celebre en horario vespertino. Pero esto no siempre fue así, ya que la custodia de Arfe históricamente salía a las calles por la mañana temprano hasta que llegó un momento en que se cambió a la tarde. Esto ocurrió en 1879.

Han pasado 145 años de este cambio que fue rápidamente asumido por la población, que lo considera como un hecho distintivo de Córdoba, diferente al de otras localidades en las que la procesión sale a la calle a lo largo de la mañana.

Este cambio hay que enmarcarlo en su momento histórico, en la segunda mitad de la década de los 70 del siglo XIX, cuando en España echaba a andar el nuevo régimen de la Restauración, tras los convulsos años revolucionarios, el efímero reinado de Amadeo I y la Primera República. Fue un momento en el que tanto las instituciones como la propia población se aunaron para revitalizar todo tipo de celebraciones populares, desde las ferias a la Semana Santa. Y el Corpus no quedó excluido de esta efervescencia.

Solicitud de mejoras

Ya en 1876, al año y medio de la llegada del nuevo régimen, el Ayuntamiento encabezado por Tomás Conde y Luque, uno de los mejores alcaldes de la Córdoba del siglo XIX, ideó una serie de mejoras para sacar la celebración del Corpus de la postración que sufría desde hacía algunos años. Para ello anunció la colocación de toldos, de arcos iluminados, así como el imprescindible enanerado de unas calles impracticables, entre otras cuestiones.

Por su parte, la Diócesis y la población en general, se encargaba de la instalación de altares y del exorno de fachadas y balcones. La prensa de la época también se sumó a este entusiasmo y, por su parte pidió uniformidad para quienes portasen los estandartes de las cofradías, así como que los integrantes del cortejo portasen velas, entre otras cuestiones.

Aunque al final el cortejo contó con más participación, el Diario de Córdoba se hacía eco del chasco sufrido, pues muchas de las novedades anunciadas no se llevaron a cabo: «Ya que por circunstancias que respetamos y contra el deseo del municipio no se han podido en este año realizar en la solemne procesión del Corpus los proyectos que por algunos se anunciaban, menester es que no se olviden para otro año». Este periódico añadía un factor importante y sugería que «la variación de la hora contribuiría también en gran manera al culto y a la magnificencia de la procesión».

Petición a Roma

Este último ruego no quedó en el olvido y el alcalde Tomás Conde trasladó la petición al obispo, fray Ceferino González, quien comenzó a tramitar el farragoso permiso ante la Santa Sede. Si estos trámites vaticanos, de por sí, suelen ser lentos, no se contaba con que al poco iba a fallecer el Papa Pío IX a la avanzada edad para la época de 87 años, lo que tenía muy ralentizada la toma de decisiones.

A los dos años llegó la respuesta. El nuevo Pontífice, León XIII, había accedido a la petición llegada desde Córdoba y aunque desconocía el calor de junio a la orilla del Guadalquivir comprendió las razones y la noticia se recibió con alegría en la ciudad.

La prensa local aplaudió la que calificó como «excelente concesión» papal al afirmar que la autorización permitía «que pudiera celebrarse por la tarde la procesión del Corpus Christi, en atención al excesivo calor que en Córdoba se siente en esos días y a otras interesantes consideraciones por las que este acto, augusto e importante para todo el orbe católico, no se podía celebrar con el esplendor debido».

El Ayuntamiento, que ahora estaba regido por el conde de Cárdenas, Bartolomé Belmonte, en cuanto se enteró de la noticia, no sólo se alegró sino que aprobó en Pleno dar las gracias al obispo y también le pidió que «interceda para que sea práctica constante lo otorgado para el año actual solamente, luego que se conozca la grande ventaja de este cambio en beneficio del culto», como así fue.

La primera procesión por la tarde

Así, el 12 de junio de 1879 quedaba fijado para la historia al ser la primera vez que el Corpus recorrió las calles de Córdoba a partir de las cinco de la tarde. El resultado fue el que se esperaba. De «solemnísima» calificaba la procesión el Diario de Córdoba, que añadía que se demostró «muy a las claras no sólo la devoción del vecindario, sino también la conveniencia del cambio de hora».

Las crónicas destacaron que se tardó dos horas y media en recorrer el itinerario marcado y que «todas las calles de la carrera estaban cuajadas de un gentío inmenso, que también ocupaba los balcones y azoteas lujosamente adornados con colgaduras».

Esta ocasión esperada por todos no se desaprovechó a la hora de introducir las novedades reclamadas desde antiguo, como la colocación de las cruces parroquiales, la participación de los jefes y oficiales del ejército, la presencia del Ayuntamiento y de la Diputación en abundante número, así como prácticamente todo el clero de la capital.

El Boletín Oficial del Obispado también se hizo eco de esta circunstancia e incluyó en sus páginas una alusión a las celebraciónes eucarísticas en la Diócesis, «especialmente este año en la capital por haberse trasladado la hora de la procesión que era por la mañana a otra mas cómoda de la tarde» y no desaprovechó la ocasión de atribuir el logro a «las gestiones e iniciativa» del prelado.

El obispo fray Ceferino González se volcó con la celebración eucarística y quiso que toda ella luciese de forma especial. Para ello, recuperó la magnífica colección de tapices del Palacio Episcopal para decorar su fachada durante la procesión de la octava del Corpus. El prelado vendió aquellos que estaban en peor estado de conservación y con ese dinero restauró el resto que deslumbraron junto al altar instalado en la calle Torrijos al paso de la procesión de Minerva.

Sevilla copia a Córdoba

El deseo ya estaba cumplido y el resultado de la procesión cumplió con las expectativas levantadas. El éxito de participación fue tal que la noticia corrió a otras localidades, como es el caso de Sevilla, donde la celebración del Corpus adolecía de los mismos problemas que en Córdoba se habían sufrido hasta entonces.

El diario La Andalucía recogía en febrero de 1880 la información de que el Boletín Oficial del Arzobispado publicaba un decreto de la Sagrada Congregación de Ritos por el que «desde este año la procesión del Corpus se celebrara por la tarde». Añadía que «es una innovación que viene a abolir una práctica antiquísima que se invocaba siempre que se quería expresar el orden metódico e invariable con que el Cabildo Catedral celebra las grandes solemnidades de culto», aunque está por investigar los años que duró este cambio.

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