Miguel Carlos Clementson, Pedro López Castillejo, Miguel Falomir y Nicolás de Bari Millán

Miguel Carlos Clementson, Pedro López Castillejo, Miguel Falomir y Nicolás de Bari MillánJC

Miguel Falomir desvela los desafíos a que se enfrenta el Museo del Prado

El director de la primera pinacoteca señala que no es un objetivo el incremento de visitantes

El Museo del Prado es una entidad cultural de tal envergadura que buena parte de su actividad diaria tiene que anticiparse al futuro más inmediato, además de ser «los depositarios de un legado que intentaremos pasar a las próximas generaciones en las mejores condiciones y, si es posible, ampliado», como ha señalado su director, Miguel Falomir, quien ha ofrecido una conferencia en el Real Círculo de la Amistad de Córdoba dentro de la tercera edición del ciclo Otras Miradas.

Falomir, que ha sido presentado por el profesor y académico Miguel Carlos Clementson, ha detallado los distintos desafíos a que se enfrenta la institución, así como también ha ofrecido algunos detalles de su funcionamiento interno que no se ven y son los responsables de su prestigio en diversas facetas.

En 2023 pasaron por las salas del Museo del Prado 3,2 millones de personas, una cifra alta que denota una cierta masificación que se remonta a la década de los 80, cuando se convirtió «en un destino del turismo de masas». Por esto, una de las políticas es no fomentar las visitas, porque en palabras de su director «estamos al borde de la saturación, que la sitúo en 3,5 millones».

El visitante del Prado

La mayoría de visitantes extranjeros son estadounidenses, hispanoamericanos o italianos, con una media de edad de 39 años. Este es el perfil que a diario llena las salas de la primera pinacoteca de España y que en las últimas décadas se ha ampliado tanto en el interior del edificio Villanueva, como en el claustro de los Jerónimos y que para dentro de un par de años o tres se espera la incorporación del Salón de Reinos.

Precisamente en este edificio, que junto con el Casón son los únicos restos que quedan del palacio del Buen Retiro, Falomir espera que pueda acoger la exhibición de unas 350 obras, lo que supondrá una buena oxigenación para el museo.

El Prado extendido

No todas las obras del Prado están en su icónico recinto de Madrid. Miguel Falomir ha explicado que hay unos 2.500 lienzos repartidos por prácticamente todos los museos de Bellas Artes de España. Esto se conoce como el Prado Extendido y tiene su origen en 1860 cuando se cierra el Museo de la Trinidad y se envían obras a otros centros con el criterio de que no fueran autores locales o cercanos para que no se encariñaran con ellas por si algún día había que reclamarlas. La fórmula dio resultado, ya que muchas de esas obras cedidas están en almacenes y al Prado no le está costando trabajo su recuperación.

Aspecto del Salón Liceo durante la conferencia de Miguel Falomir

Aspecto del Salón Liceo durante la conferencia de Miguel FalomirJC

Más allá de los cuadros exhibidos en sus salas, el Museo del Prado realiza una extensa actividad, como es la difusión del arte a colectivos específicos, desde niños a personas con capacidades especiales o acercando los fondos novohispanos a la comunidad hispanoamericana.

Falomir ha destacado actividades como Escribir el Prado, donde autores de renombre conviven en el museo con el compromiso de que luego escriban sus experiencias, o la labor que se realiza desde el gabinete de comunicación, del que ha afirmado con orgullo que cuentan «con una de la mejores páginas web del mundo», así como una activa y atractiva presencia en las redes sociales.

El futuro del Museo del Prado

Aunque parezca mentira, los fondos del Museo del Prado no paran de crecer. Aunque por ley no exhiben ninguna obra posterior al nacimiento de Picasso, en lo que va de centuria son numerosas las obras incorporadas de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Sobre el futuro más inmediato, Falomir ha explicado que en 2026 se entregan las obras del Salón del Reino, según proyecto de Norman Foster, que se podrá abrir al público en 2027. Esta circunstancia, unida a la importancia del edificio de Villanueva o a la ampliación de Rafael Moneo, hace pensar que se pueda crear un departamento de conservación de Arquitectura, ya que dos de estos autores son premios Pritzker.

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