Actuación de Jorge Explosión en el Bar Amapola

Actuación de Jorge Explosión en el Bar AmapolaÁlvaro García de Luján

Jorge «Explosion», el concierto del último Drácula ye-ye

El líder fundador y alma máter del mítico grupo Doctor Explosion, presentó en el Bar Amapola uno de sus shows en solitario

O el último paleto, o el último feo, o el último mod, o probablemente, uno de esos tipos auténticos y divertidos que saben lo que hacen, allá por donde pisan. Sea con una guitarra, una mesa de mezclas, una flauta o mover adecuadamente una paleta con la medida adecuada de cemento en lo alto de un andamio. Y de esos no quedan muchos.

Jorge Explosion forma parte de esa clase de tipos que se toman la vida tan en serio que hacen rock´n´roll, o pop, o música surf, o doo-woop, o garaje, sin perder su bendita sonrisa de la cara. Porque no hay nada más serio. Y eso no pasa todos los días.

Sean lo que sean este grupo de simpáticos mangantes llamados rockanroleros que se dedican al pillaje existencial y llevan como única muda una camiseta a cuadros, patillas anchas, unas botas chelsea y tejanos ajustados por macuto, merecen mi respeto. Yo quisiera ser como ellos. Quisiera ser único. Pero nunca llegué. Ni en mil vidas.

La primera vez que escuché a los Doctor Explosion fue en un cedé -allá cada uno con sus alforjas-recopilatorio de música independiente de grupos españoles titulado RUIDO? allá hacia mediados de los ´90 y que perdí en una mudanza en Eindhoven. ¿O fue en Sebastopol? La canción se llamaba Eres-feo-chaval. Por entonces algunos íbamos de mods -de refilón- sin demasiado éxito ni buen tino. Algo después, los vi por primera vez en directo en la sala Fun Club de Sevilla con Ben Manzanares, un colega.

Jorge "Explosion" durante su actuación

Jorge «Explosion» durante su actuaciónÁlvaro Sanchez de Puerta

Platos combinados en ´Los 3 Califas´

Cuando Sisco y Mígue -los de «El Colectivo»- me comentaron que traían a Córdoba al cantante del grupo que había perpetrado himnos de música popular en español como Muerde-mi-corazón u Hoy-una-vez-más, una maligna sonrisa apareció en mi boca. Tenía que ir y tenía que contárselo a ustedes. Me dije. Y en ello estamos.

Y así siguió la bendita mueca en mi cara al entrar en el Bar Amapola el viernes al final de la tarde. Poco antes, cogí el 12 en Santa Rosa a tiempo para que me acercara a la Ribera. La vespa, gamberra, aún descansaba en la cochera cuando salí de casa. De camino, por los cascos, yo escuchaba a Waldorf Histeria.

El bar Los 3 Califas está tirando calle San Fernando abajo. A la vera del Compás de San Francisco. Allí ofrecen raciones y platos combinados. Allí quedé, el mismo día del concierto, con El Melenas. Pero me dejó tirado. El Amapola quedaba a tiro de piedra.

Su clientela la componen parroquianos taciturnos, gualtrapas de buen corazón y algún guiri despitado. Fotos de platos combinados a nueve pavos y réplicas de carteles de toros llenan sus paredes de rugoso gotelé y consiguen, curiosamente, un ambiente cálido, casi familiar. En la máquina tragaperras nunca hay nadie. Tras apurar el Veterano bajé presto a la Ribera.

Jorge "Explosion" en acción

Jorge «Explosion» en acciónÁlvaro Sánchez de Puerta

No eres feo, chaval

El Amapola presentaba algo más de media entrada para ver el concierto cuando entré. Había algunas camisetas a rayas, pantalones pitillo, Adidas Gazelle y minifaldas de cuadros a lo Jane Birkin entre el público expectante y lánguido. Todo iba con el retraso necesario.

Cuando al fin el asturiano Jorge Explosion subió a la tarima comenzó un concierto de trovador y un coloquio como de piano bar donde vuelan martinis con aceitunas. Sofisticado y mundano a la vez. Hilvanó el antiguo cantante mod una serie de canciones costumbristas, épicas por cotidianas, y banales por sofisticadas. El aire del local se enmarañó de cierta espesura ligera. Temas como Bowie, Sigue-siendo-cruel o una rockera versión del Soy-un-truhán, soy-un-señor del gran Julio Iglesias, festejaron que aún seguimos vivos. Cuando acabó el concierto caí en que no había tocado Eres-feo-chaval pero sí ese himno titulado Paleto. Dadas las circunstancias se obró un pequeño milagro llamado concierto sin perspectiva -¿ha dicho usted perspectiva?- de género.

Ya volviendo a casa caí en la cuenta que no había comprado ningún vinilo de Jorge Explosión y que ya hace tiempo que nadie compra cedés.

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