Clemente Mata

Clemente MataPablo Castillejo

Clemente Mata, Director de la Orquesta y Coro de la Catedral de Córdoba

«El patrimonio musical de la Catedral de Córdoba es uno de los más importantes de España»

El músico repasa en esta entrevista parte de su carrera y labor al frente de la Orquesta y Coro de la Mezquita Catedral

El interior de la Mezquita Catedral de Córdoba, a esa hora de la tarde en la que ya no hay visitas pero sí luz suficiente para las fotografías de esta entrevista, es algo distinto en los prolegómenos de la Semana Santa. El templo se está preparando para recibir a las hermandades y cofradías y eso requiere cierto montaje, una infraestructura temporal que se instala con mimo, cuidado y una eficacia que, sinceramente, cuesta ya trabajo encontrar en otros sectores profesionales.

Clemente Mata (Córdoba, 1981) se halla en el coro, sentado frente a uno de los órganos únicos y patrimoniales de esta Catedral también única y patrimonio de la Humanidad. Aunque solo sea para la sesión fotográfica, el músico no puede evitar interpretar algo que no logramos identificar pero que suena a antesala celestial, como debe ser por otra parte. La actividad musical, su legado y difusión, está mimada también por el Cabildo porque en ella se dan plenamente dos características vertebrales: el culto y la cultura. La Catedral es una partitura de siglos y devoción que ofrece un camino artístico para llegar a Dios por medio de la belleza de la música, además de la oración y dentro, por supuesto, de la liturgia.

Mata cambia el coro por el Patio de los Naranjos para esta charla. Ahí la sinfonía es de azahar, preludio de la primavera y perfume de Cuaresma. El músico se expresa con energía y es en sí mismo una batuta para sus palabras. Mata es puro entusiasmo, ese del que disfrutan privilegiadamente los verdaderos artistas.

Clemente Mata

Clemente MataPablo Castillejo

- Además de pianista, también toca el órgano. Puede parecer lo mismo, pero no lo es.

- En realidad, soy organista. Son dos instrumentos completamente distintos. Aunque tengo formación en ambos—carrera de órgano y de piano—, la articulación es totalmente diferente. El piano es un instrumento de cuerdas percutidas, mientras que el órgano es un aerófono, un instrumento de aire. Esto hace que la mecánica, la respuesta y la sensibilidad al tocar sean radicalmente distintas.

- Un pianista que, de algún modo, tuvo que reciclarse para convertirse en organista.

- Totalmente. De hecho, son dos carreras distintas. Existe la especialidad de órgano, como intérprete, y la de piano, y cada una tiene sus particularidades. Sin embargo, es cierto que la base del órgano es el piano.

- ¿Cómo fue su llegada al órgano de la Catedral y, posteriormente, a la dirección de la Orquesta del Cabildo?

- Bueno, todo comenzó en el año 2000. Por aquel entonces, estaba terminando mis estudios de piano en el Conservatorio Rafael Orozco y siempre me había sentido atraído por la música sacra y el órgano, además de estar muy involucrado en el mundo de las hermandades. Fue precisamente un compañero de la Hermandad del Santo Sepulcro quien me comentó que en la Catedral se iba a jubilar el maestro organista, don José Manrique, y que estaban buscando un sustituto para la plaza de organista.

A partir de ahí, me puse en contacto con los capitulares de aquel momento, entre ellos don Rogelio Benítez, que en paz descanse, y me hicieron una entrevista. Me informaron de que en seis meses se realizaría una prueba, una pequeña oposición, para determinar si podía acceder al puesto. Se presentaron otros candidatos y, finalmente, en mayo de ese mismo año, durante la feria, me llamaron para hacer los exámenes.

Clemente Mata

Clemente MataPablo Castillejo

Las pruebas incluían interpretación de repertorio, historia de la música, armonía y composición, entre otros aspectos. Creo que lo que inclinó la balanza a mi favor fue una combinación de factores: tenía solo 20 años, muchas ganas de trabajar, una gran inquietud musical y, además, soy bastante hiperactivo. Todo ello, junto con las circunstancias del momento, hizo que finalmente entrara a formar parte de esta familia.

- Y, además, no toca un instrumento cualquiera.

- El órgano es, quizás, el instrumento por excelencia de la Iglesia. De hecho, todos los grandes compositores de la historia han sido organistas en algún momento. Como el mecenazgo musical lo ejercía la Iglesia, los grandes maestros —desde Johann Sebastian Bach, en pleno barroco, hasta Mozart, entre otros— tocaron el órgano, el clave y compusieron para el ámbito religioso.

Poder estar en la Catedral, interpretar música a diario en un órgano de tubos, es un auténtico privilegio. Son pocas las catedrales en el mundo donde los órganos suenan a diario durante los oficios. Para mí, es un honor y un motivo de gran orgullo.

- En realidad, en la Catedral hay dos órganos, ambos con un importante valor histórico y patrimonial.

- Así es, los dos están catalogados como Bien de Interés Cultural (BIC). Uno de ellos es un órgano ibérico, característico de la escuela española, que se distingue por su teclado partido y por la trompetería de batalla, un elemento muy representativo de estos instrumentos. El otro es un órgano de corte romántico, que es el que se utiliza a diario.

Tener dos órganos con características tan similares y, a la vez, tan distintas, nos permite interpretar toda la música compuesta para este gran instrumento a lo largo de los siglos. Son más de 600 años de historia musical, y para abarcar todo ese repertorio es imprescindible contar con ambos órganos. Un órgano romántico no es adecuado para interpretar música española del siglo XVI, porque sus características son distintas. De la misma forma, un órgano ibérico del siglo XVI o XVII no permite tocar música del romanticismo francés, ya que la mecánica, el pedalero y el sonido responden a estilos completamente diferentes.

El pedalier de uno de los órganos de la Catedral de Córdoba

El pedalier de uno de los órganos de la Catedral de CórdobaPablo Castillejo

Además, no existen dos órganos iguales en el mundo. A diferencia del piano, que se fabrica en serie y suena de forma estándar en cualquier lugar, cada órgano es único. Se construye atendiendo al pensamiento del organista, a las necesidades de la iglesia en la que se encuentra y a la acústica del espacio. Su tamaño, su disposición y sus características son específicas de su ubicación, lo que lo convierte en un instrumento absolutamente singular.

- ¿Se conoce el patrimonio musical de la Mezquita Catedral?

- La verdad es que no demasiado. Sin embargo, el año pasado, en enero, se hizo público el catálogo del archivo musical catedralicio, un fondo que documenta más de 1.800 piezas a lo largo de la historia, recopilando la labor de los distintos maestros de capilla y músicos que han pasado por la Catedral.

Este catálogo es de acceso público y está en manos tanto de la Junta de Andalucía como de la propia Catedral. Ahora estamos a la espera de que, junto a la Universidad y los investigadores, se pueda recopilar y profundizar en el estudio de este inmenso patrimonio, que es, sin duda, uno de los más importantes a nivel nacional.

- Para un músico como usted, ¿qué supone encontrarse con un patrimonio musical de esta magnitud?

- La verdad es que es como sentirse parte viva dentro de la historia. Tengo el honor y el privilegio de estar involucrado en el archivo, de conocer las obras y a sus compositores. Ha habido grandes músicos en Córdoba, como la familia Bédmar, que ya han realizado tesis doctorales y estudios recopilando una parte importante de este legado. Sin embargo, todo esto sigue siendo apenas una gota en un océano inmenso.

Una de las labores del Cabildo es precisamente la investigación y difusión del patrimonio, no solo el musical, sino también el arquitectónico y artístico en general. Poder estar al frente de este trabajo, tener en mis manos estas joyas, es un auténtico privilegio. Poco a poco iremos desgranando este tesoro, organizando conciertos y, sobre todo, mostrando esta música, porque desde que fue creada en su tiempo y en su contexto dentro del monumento, muchas de estas piezas no han vuelto a interpretarse.

Clemente Mata, durante la entrevista

Clemente Mata, durante la entrevistaPablo Castillejo

- En los últimos años, la Catedral también ha reforzado su apertura y presencia a través de la música, ¿no es así?

- Sí, y no solo eso, sino que también se ha abierto a otras expresiones musicales, siempre bajo una premisa fundamental: la música clásica, la música sacra y toda aquella que pueda elevar el espíritu.

Existe una norma en el Concilio Vaticano que han reiterado tanto el Papa Francisco como Benedicto XVI y San Juan Pablo II: la música clásica es un vehículo para adentrarnos en el misterio y la trascendencia de Cristo. Por eso, dentro de nuestro templo madre, la Catedral de Córdoba, todo el repertorio que interpretamos, ya sea a través del órgano en las misas diarias o con la orquesta y el coro, es estrictamente sacro.

Ahora bien, hay obras clásicas que, sin estar dentro del repertorio litúrgico, trascienden cualquier límite y nos conducen a esa misma experiencia espiritual. Un ejemplo reciente fue la interpretación de la Novena Sinfonía de Beethoven con la Orquesta de Córdoba, el Coro de Ópera y el Ziryab. Estas piezas, aunque no sean propiamente sacras, poseen una profundidad que nos ayuda a conectar con el misterio de Dios.

- Dispone de un escenario privilegiado para la música, pero también ha llevado su trabajo a otros espacios igualmente significativos, como las iglesias fernandinas. Háblenos de esa experiencia.

- Así es. Este año celebramos el décimo aniversario de la orquesta y el coro del Cabildo, un proyecto que nació con una inquietud muy clara: hacer música con y para la cultura. Desde el principio, pensamos que no debía limitarse únicamente al ámbito de la Mezquita-Catedral, sino que, dada la riqueza musical que ha existido a lo largo de los siglos, debíamos llevar esta tradición a otros templos.

De ahí surgió la idea de salir al encuentro de las personas a través de la música, entendida como una forma de evangelización. Así nacieron los ciclos de conciertos en las iglesias fernandinas, que se celebran en otoño, y este año hemos ampliado la iniciativa con un nuevo ciclo de conciertos de invierno. El objetivo es no solo aprovechar la riqueza arquitectónica de las iglesias fernandinas, sino también acercar la música a la periferia, a los barrios más alejados, donde quizá no sea tan fácil acceder a conciertos de calidad.

Clemente Mata dirigiendo la Orquesta y Coro de la Catedral de Córdoba

Clemente Mata dirigiendo la Orquesta y Coro de la Catedral de CórdobaCabildo Catedral

Para el Cabildo, la cultura es una línea de acción tan importante como el culto y la caridad, y queremos que la música que se hace en el entorno de la Catedral, especialmente aquella compuesta para la Iglesia, llegue a todos. Además, estamos en un momento litúrgico ideal para ello: la Cuaresma.

- Hay un próximo concierto que no podemos perdernos. ¿Puede adelantarnos algo?

- Sí, efectivamente. Como ya sabrán, ayer sábado 22 celebramos el último concierto del ciclo de invierno de la Orquesta y Coro de la Catedral en la iglesia de San Vicente Ferrer, en el barrio de Cañero. Ahora nos preparamos para el próximo gran evento: el concierto extraordinario de Cuaresma, que tendrá lugar el sábado 29.

En esta ocasión, interpretaremos la segunda parte del Mesías de Händel. Como es sabido, este oratorio es una obra religiosa extensa que abarca desde las profecías y el nacimiento de Cristo hasta su Pasión, Muerte, Resurrección y, finalmente, el Apocalipsis. Dado que nos encontramos en tiempo de Cuaresma y Semana Santa, nos centraremos en el segundo movimiento, dedicado precisamente a la Pasión, Muerte y Resurrección.

El concierto se celebrará en la Catedral de Córdoba a las 19:30 horas, con entrada libre hasta completar aforo. Será una oportunidad única para disfrutar de una de las grandes obras del repertorio sacro en un entorno incomparable.

Clemente Mata

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- ¿En qué proyectos piensa también para seguir nutriéndose musicalmente?

- Soy una persona muy inquieta, y además de dirigir, tocar y planificar ensayos, disfruto muchísimo con la composición. Como responsable musical de esta área, también tengo el privilegio de trabajar en la creación de nuevas obras, y en ese sentido me siento muy afortunado.

Actualmente, estoy inmerso en un proyecto muy especial con motivo del año de San Juan de Ávila y el aniversario que estamos celebrando. Se trata de una gran misa para coro y orquesta, que, si Dios quiere, podremos estrenar el 26 de junio. Es un reto apasionante que me ilusiona enormemente.

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