Control de precios del alquiler en Cataluña: los efectos de una ley

En los últimos años el debate en torno a la intervención de los precios del mercado del alquiler de vivienda ha sido muy intenso. De hecho, ha generado que distintos gobiernos legislen en favor de controlar dichos precios para así conseguir beneficiar a los que menos recursos tienen y tratar de hacer más accesible un contrato de alquiler para las personas con un menor poder adquisitivo. Pero ¿han conseguido este tipo de leyes dichos propósitos? ¿Realmente benefician a los que menos capacidad y recursos tienen?

Si preguntara a cualquier persona sobre el final de la famosa película Titanic afirmaría de forma contundente que el barco se hunde, es decir, por más veces que veas esta película el barco, efectivamente, seguirá hundiéndose. Pues bien, nuestros políticos muchas veces configuran leyes que empíricamente está probadas y demostradas como medidas caducas y trasnochadas. Sin embargo, esperan, como Jack y Rose (protagonistas de la película) que no se hunda el barco, es decir, ponen una y otra vez la misma película esperando, o más bien deseando, que el final sea distinto. Pero no señorías, el barco se hunde. Sí, han leído bien: se hunde.

Este símil viene a colación de la ley de control de precios del alquiler aprobada en Cataluña el pasado año 2020. Ya comienzan a salir los primeros estudios en los que se recogen los diferentes efectos y consecuencias que dicha ley ha generado y provocado en el mercado del alquiler de Cataluña. Uno de ellos es el del Centro de Políticas Económicas de ESADE el cual saca las siguientes conclusiones tras analizar y estudiar los efectos de dicha ley:

1. Efecto a la baja en el precio del alquiler agregado del 5%, concentrado en las viviendas caras.

2. Un aumento significativo del precio en las viviendas más baratas que tendieron a pegarse al «techo» marcado por el índice de referencia.

3. Descenso en la oferta de alquiler de alrededor de un 10% de menos contratos firmados, concentrado en las viviendas caras.

Ya había innumerables advertencias de distintas instituciones y organismos poniendo en alerta a los distintos gobiernos sobre este tipo de medidas aplicadas a un mercado del alquiler en el cual la demanda es muy superior a la oferta, debido a la escasez de vivienda existente. Lo único que podía provocar es lo que ha sucedido ¿Y qué ha sucedido? Pues que el barco se ha hundido, que ciertamente ha vuelto a naufragar.

Como se puede comprobar los efectos han sido los contrarios a los «perseguidos» por el poder político, ya que han favorecido a los que más capacidad económica y recursos tienen en detrimento de los que menos capacidad económica y recursos poseen, porque los precios de las viviendas más caras han bajado, y han subido los precios en viviendas más baratas. Por lo tanto, el acceso al alquiler de vivienda en Cataluña se ha hecho más inaccesible debido al aumento de los precios en el rango de vivienda barata y también, a causa de la reducción de la oferta de viviendas en alquiler, que han pasado- como era de esperar-del mercado del alquiler a la venta.

Como ven, las soluciones mágicas no existen y como siempre, lo que no son cuentas, son cuentos.