El rodadero de los lobosJesús Cabrera

Cuatro y el del tambor

Cuatro gritos contra los periodistas y los jueces obran el milagro de volver a casa más animado de como se salió

Actualizada 05:05

Estoy convencido de que si se preguntara a cualquiera de las miles de personas que abarrotaban la plaza central de Pyongyang sobre los motivos para asistir al funeral de Kim Jong-il sus respuestas no diferirían mucho de las razones esgrimidas ayer por los asistentes a la concentración programada por el PSOE en su sede de la calle Ferraz. Nadie, absolutamente nadie, reconocería haber ido forzado porque no es necesario forzar a quien sabe perfectamente lo que se juega por decidir no estar donde dicen que hay que estar.

No hace falta usar la fuerza, ni mucho menos. Las multitudes están siempre aseguradas cuando hay mucho en juego. Y en estos días en los que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha abandonado sus responsabilidades hay, efectivamente, mucho en juego. En primer lugar se la juega España pero también se la juegan en el plano personal todos aquellos que dependen de que las siglas del PSOE tenga el poder en sus manos o no. Ya vimos a esta formación entrar en shock el pasado mes de mayo, cuando se le fueron por el sumidero casi la totalidad de las autonomías y un inmenso número de los ayuntamientos que gobernaban. Siguen sin digerirlo.

Esta semana, con el anuncio de Sánchez y la posibilidad remota de que abandone su sillón en La Moncloa se ha visto el desconcierto y el pavor a que esto se haga realidad. De la permanencia del actual Gobierno depende la estabilidad de muchos y esto explica el latigazo de pánico que recorrió las redes sociales el jueves o la cara desencajada de muchos ministros, similar a la de los terneros cuando se les retira de la ubre.

En Ferraz, como en Pyongyang, las multitudes lo encubren todo. Además, estas concentraciones tienen una eficaz componente de terapia de grupo, porque todo asistente se siente mejor tras ver que hay otros que piensan como él, aunque sean pocos, aunque estén equivocados. Cuatro gritos contra los periodistas y contra los jueces obran el milagro de volver a casa más animado de como se salió.

Además, tanto en Ferraz como en Pyongyang lo valioso no es acudir, sino que se sepa que se ha asistido por parte de quien tiene que saberlo. Esto sí que da tranquilidad, oiga. Los pobres norcoreanos ni tenían ni tienen redes sociales, pero aquí están los socialistas como locos, demostrando por todas las vías posibles con selfies y comentarios almibarados que sí, que efectivamente ellos han estado ante el cuartel general del PSOE, aunque no salieran ni en un plano de televisión.

Para eso están las redes sociales, para ver la actividad de quienes no pueden pasar sin ellas y en ellas se vio muy claramente la respuesta de la militancia socialista a la llamada para acudir a Madrid a pedirle al líder que no le dé la patada al castillo de naipes sobre el que está construido el Gobierno de la nación.

Dirigentes del PSOE cordobés en el AVE

Dirigentes del PSOE cordobés en el AVE

Córdoba, como saben, está en plena fiesta de las Cruces de Mayo y esto disuade a cualquiera con dos dedos de frente. Por eso parece que no salieron autobuses desde Córdoba y algunos se justificaron con fotos en las Cruces y otros en el AVE, camino de la calle Ferraz. Pero esta foto, ay, parece que retrataba la realidad del socialismo cordobés, con la cúpula de su formación en el vagón cafetería, lo que reflejaba que por Córdoba sólo iban ellos y el del tambor, y por eso algunos que la compartieron se arrepintieron luego y la borraron al momento. Ay.

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