Pirómanos de barrio
190, 293, 200, 219, 165, 237, 265 y 189. Son cifras para que Córdoba se sienta orgullosa, las de contenedores quemados de los últimos ocho años: 1.658. Si los franceses querían un verdadero espectáculo en la inauguración de sus Olimpiadas, podrían haber recurrido a uno de nuestros más avezados incendiarios. Ríase usted de aquel pebetero que se enciende tras el paso de la flecha lanzada por un arquero en Barcelona 92. Un cordobés te coge el relevo de la antorcha, mira los contenedores más cercanos y aquello de arde París se queda corto. El globo aerostático que han puesto este año prende desde seis avenidas más allá. Le vendrían los argelinos del Distrito XVIII a preguntar:
- Pero issta mirivilla como las hicho.
- Mira sosio, eh que aquí soih uno afisionaoh na mah. Yo una veh me quemeh trese contenedoreh en treh puntoh dihtintoh de la siudá y lo setoh de un chalé der Brillante ar salí der Sojo de madrugá un sábado y con una moña que no me sohtenía.
Un considerable porcentaje de cordobeses lo llevan en la sangre, y donde hay un contenedor ven una posibilidad de crear una obra de arte urbano con el sencillo empleo de una cerilla o un mechero. Por eso muchos darán la bienvenida al quinto contenedor, el gris, que en unos meses se sumará a los otros cuatro. La posibilidad de quemar un contenedor distinto añadirá un reto más para nuestros pirómanos de barrio. Este contenedor lo merece especialmente, pues es el responsable, según el Ayuntamiento, de la subida de la tasa de basura. Además tiene un bonus para el incendiario, como en los videojuegos, porque encima viene con recochineo, pues es el recipiente al que se tiran, entre otras cosas, las colillas. Es un contenedor que contiene, valga la redundancia, una reivindicación social.
- Voy a quemah sinco o sáih contendoreh griseh pa solisitáh una bajá de impuehtoh.
En breve tendremos a nuestros pirómanos de barrio como referentes de la lucha contra el sistema, quizá participando en Cosmopoética o Eutopía, abanderados de los desposeídos e incomprendidos.
- Eh que er capitalihmo requiere de una assión desidía, fíhate como ehtoy combinando inerteh, orgánicoh y er nuevo.
Ese día, el de la instalación de los primeros contenedores grises, habría que organizarlo bien. Con su competición entre policías e incendiarios, su yincana, su recorrido oficial y sus espectadores. ¡Ah, esos fuegos de madrugada! Son muchos años ya donde los pirómanos de barrio lo están dando todo, intentando ir a por el contenedor quemado al día de media en algunas ocasiones, con ese 293 de 2017 que son 0’80 a la jornada, un verdadero récord. Y ¿por qué no soñar con competiciones entre ciudades?
- A mi ademah de luchah contra el capitalihmo me guhtaría reventáh a los sevillanoh, a loh catalaneh y a lo vahcoh, pero ehto últimoh tienen notable ehperiensia en lo de quemah cosah y nesesitariamoh entrenamiento.
Este futuro competidor acaba de dejar la idea apenas esbozada: una zona de adiestramiento y ejercicio para nuestro pirómanos de barrio. El sitio idóneo ya lo tenemos, el campo de tiro de la base de Cerro Muriano. Donde cabe un incendio tradicional caben cincuenta.
- Lo que dehde mi modehto punto de vihta deberíamoh tenéh eh máh contenedoreh, que fueran personalisaoh por cada cosa que tirehmoh en casa pa un verdadero resiclaje, y pa que nosotroh, claro ehtáh, podamoh echahle un serillo que contribuya de manera desidía a la preservasión der medio ambiente.
Confiando en que el Consejo del Movimiento Ciudadano y Andalucía Entre Tod@s tomen nota de todo esto para encauzarlo con sus precisos trámites, sepamos valorar el esfuerzo de tantos ciudadanos, símbolo de persistencia y esfuerzo en un mundo que desprecia estas cualidades. ¡Vivan nuestros pirómanos de barrio!
- Sosio, eso ma llegao ar corasón y se man sartao lah láhgrimah, a veh si me van a ehtropeah el insendio.