Madrid
San Manuel y San Benito, la iglesia de Madrid que fue sede del Partido Comunista
La iglesia es uno de los mejores ejemplos de arquitectura neobizantina y su nombre es un homenaje al matrimonio que hizo posible su construcción
San Ginés, la iglesia de Madrid que tenía un caimán disecado
Uno de los mejores planes para el fin de semana en Madrid es sin duda pasear por los apacibles jardines del Buen Retiro. Si además tenemos en cuenta que el domingo es el día del Señor, no es mala opción dejarnos caer por una de las iglesias más emblemáticas de la capital y que se encuentra en la linde del parque: la iglesia de San Manuel y San Benito.
Los orígenes de la construcción
La iglesia durante la Guerra Civil
La labor que estaban realizando los agustinos –que habían convertido el lugar en uno de los más importantes centros espirituales de la zona– se vio interrumpida de la noche a la mañana con el estallido de la Guerra Civil. La comunidad de religiosos fue expulsada y 5 de ellos fueron recibidos en las puertas del paraíso con las palmas del martirio.
Durante el tiempo que duró la contienda, la iglesia fue transformada en almacén, mientras que las dependencias de la sacristía y los locales anejos se destinaron al economato. El uso que se le dio al convento fue sin embargo la mayor bofetada para los antiguos fieles, que lo vieron convertirse en sede del Comité Ejecutivo del Partido Comunista y residencia de milicianos afiliados al Partido.
Una vez terminada la guerra fratricida, los religiosos pudieron retomar su actividad y, aunque las pérdidas habían sido incontables, la iglesia pudo volver a retomar su pulso. Tanto antes como después de la Guerra iniciada en el 36, en San Manuel y San Benito vivieron su religiosidad importantes personalidades del momento entre los que podemos mencionar a Muñoz Seca, Carlos Arniches, Sánchez Guerra, Antonio Maura, Gregorio Marañón, Concha Espina, Víctor de la Serna, Ricardo León, Pedro Sainz Rodríguez o Jacinto Benavente.
Exterior del templo
La iglesia es la única construcción en toda España que está enteramente realizada en estilo neobizantino, lo cual la convierte en un poderoso imán para los visitantes. Si la observamos desde la calle, podemos apreciar que sobre los muros de mármol blancos descansa una cúpula bañada en cobre rojo. En la base de la cúpula, se abre una fila de pequeñas ventanas bajo arquerías ojivales ciegas, y en lo alto de ella, una linterna con una bola y una cruz que roza el cielo. Como contrafuertes de la cúpula, 8 torrecillas adornadas con motivos geométricos se agrupan por parejas alrededor del cuerpo principal ortogonal, que también tiene ventanas similares a las del cuerpo superior pero de mayor tamaño. Por otro lado, unida por sus pies al cuerpo de la iglesia, podemos ver una magnífica torre cuadrada.
Interior del templo
Por supuesto, si nos adentramos en el interior el espectáculo continúa. Todo un repertorio iconográfico se despliega ante nuestros ojos y solo destacaremos aquí algunos detalles. Lo primero que llama la atención es la disposición de la planta, que ya se percibe desde fuera y es una combinación de planta central y planta de cruz latina.
La parte donde reside el altar mayor está envuelta en un ábside semicircular que abraza también una figura del Salvador de 2 metros y medio. En la bóveda, Cristo aparece representado como Salvator Mundi, es decir, con una bola del mundo en la mano significando que es el Rey y Señor del Universo. Alrededor de él, los doce apóstoles, cada uno con sus tradicionales símbolos para facilitar su identificación.
Los sepulcros de los fundadores los encontramos en la capilla funeraria, situada en el ala derecha del templo. Presidiendo el espacio encontramos un altar con una estatua de San Benito, que aparece ataviado con el hábito monástico.
También cabe mencionar la capilla de Santa Rita, otra santa que encarna el espíritu agustino. Se trata de un espacio pentagonal y recubierto con mosaicos que armonizan con el conjunto del templo. A ambos lados de la estatua principal, encontramos dos altares más pequeños con arcos trilobulados que albergaban en su origen estatuas de singular belleza, y que actualmente han sido ocupados por estatuas de menor valor artístico debido a que ya no se conservan las anteriores. Nuestra Señora de la Consolación y la Virgen del Camino son las dos advocaciones representadas.
Dejando lo mejor para el final, cabe destacar por último lo más llamativo de la iglesia: la cúpula. Profusamente decorada con mosaicos, las teselas de esta estructura brillan gracias a los dieciséis ventanales que permiten el paso de los rayos del sol. En los espacios entre cada una de las ventanas, aparece un santo o un beato relacionados con San Agustín y la Orden. La media naranja se sostiene sobre 4 pechinas con mosaicos de cada uno de los evangelistas, y entre medias, el tambor reza un versículo en latín del salmo 85 que se traduce: «Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor, bendecirán tu nombre. Grande eres tú, y haces maravillas, tu eres el único Dios»