Madrid
¿Por qué se les llama «gatos» a los madrileños?
La historia se remonta al siglo XI y deriva del mote de un soldado de Alfonso VI
Seguramente hayas escuchado en más de una ocasión a alguien refiriéndose a los madrileños como «gatos». El término se utiliza para designar a aquellos que han nacido en la capital y que, además, son descendientes de padres y abuelos madrileños. Pero, ¿de dónde procede esta denominación? La historia se remonta al siglo XI, y parece ser que el término derivó del apodo de un soldado al que bautizaron como «Gato» por su gran agilidad.
Un soldado apodado «el Gato»
La anécdota nos sitúa en 1085, en el contexto de las batallas entre cristianos y musulmanes, cuando Alfonso VI, rey de Castilla, preparaba sus tropas para entrar en Mayrit, de dominio árabe. Resulta que, al llegar a los pies de la imponente muralla, el monarca se dio cuenta de que la conquista sería una tarea más ardua de lo que había pensado. Sin embargo, estaba decidido a tomarla. No era buena idea conquistar Toledo y dejar en pie una fortaleza morisca tan cercana. Durante la noche, cuentan que el rey se retiró a su tienda para rumiar el plan para la batalla, y fue entonces cuando interrumpieron sus pensamientos para presentarle a un soldado apodado «el Gato». Este muchacho era conocido entre los demás soldados por su impresionante capacidad para trepar, por lo que era el candidato idóneo para salvar la muralla que los separaba de sus enemigos. Rey y soldado hablaron, y se decidió que al día siguiente el joven intentaría llevar a cabo el plan.
Cuando amaneció, con los soldados aglutinados bajo la fortaleza, el joven soldado, tan solo ayudado por una soga y una daga que iba clavando para impulsarse, se encaramó a lo alto de la muralla. Una vez arriba, el muchacho se acercó hasta una torre de vigilancia y dio la señal para que le siguieran el resto de fervientes combatientes, que acallaron a los vigilantes y lanzaron un ataque sorpresa sobre sus enemigos. La leyenda cuenta que el sigilo y la destreza con la que subió la muralla recordaban a un felino y que su hazaña fue el hecho decisivo que inclinó la balanza hacia la victoria cristiana. Desde entonces se le aclamó como héroe.
Mayrit, fortaleza andalusí
La ubicación se eligió por motivos estratégicos, ya que el enclave suponía un punto de comunicación entre Zaragoza y Mérida, así como entre Segovia y el sur de la península Ibérica. Además, era el lugar idóneo para construir un asentamiento defensivo, ya que contaba con abundantes torrentes de agua. Su alcázar se erigió donde hoy se encuentra el Palacio Real, y al sur se edificó la al-Mudayna o ciudadela.
Evolución del término
Desde este acontecimiento, se comenzó a extender la leyenda de «el Gato» y se asoció el término a aquellos que destacaban por su valor. Más tarde, comenzó a hacer referencia a un linaje, pues se cuenta que el joven lo incluyó como apellido y sus descendientes se extendieron por todo Madrid, siendo uno de los apelativos más frecuentes en la ciudad (junto con los «Escarabajos» o los «Muertos»). De hecho, durante mucho tiempo la familia llevó en su escudo de armas una daga y una muralla como símbolo para homenajear a su antepasado. Ahora, el término se ha difundido hasta llegar a ser una referencia a los madrileños, concretamente a aquellos que cumplen con el requisito de haber nacido en Madrid, y de ser hijos y nietos de madrileños.