Juan Manuel Martín, Estefanía González y junto con la consejera de Sanidad, Fátima Matute

Juan Manuel Martín, Estefanía González y junto con la consejera de Sanidad, Fátima Matute

La historia humana de un matrimonio madrileño: «No dudé en donar mi riñón a mi mujer»

El momento de la cirugía fue especialmente delicado para Estefanía, quien recuerda que estaba más preocupada por su marido que por ella misma

la Comunidad de Madrid ha batido el récord de trasplantes de órganos en un año. En total, se han producido 1.023 intervenciones, un 13,7 % más respecto a 2023. Uno de estos casos es el de Juan Manuel Martín y Estefanía González, un matrimonio donde el amor, la ciencia y la solidaridad se unen para superar las mayores adversidades.

En la vida de Juan Manuel Martín y Estefanía González hubo un antes y un después marcado por un acto de amor y generosidad: un trasplante de riñón que él le donó a ella para salvarle la vida. Este matrimonio madrileño, que se enfrentó a una de las pruebas más duras que se pueden vivir.

Todo comenzó de forma inesperada. Estefanía sufrió un fallo renal súbito y aquello les pilló por sorpresa, «la situación fue muy complicada desde un punto de vista clínico. Estuvo muy mal», explica Juan Manuel, quien, ante la gravedad del caso, no dudó en ofrecer su riñón para salvar a su esposa. «Era una situación de supervivencia, y había que dar el paso adelante. No tuve dudas», añade.

Sin embargo, el proceso no fue sencillo. Se realizaron pruebas de compatibilidad para determinar si Juan Manuel era apto como donante. «Hubo más opciones, pero finalmente yo era el más idóneo. No me lo pensé. No tenía dudas», asegura.

Para Estefanía, aceptar el órgano de su marido fue un desafío emocional. «Cuando el riñón tiene nombre, es más complicado. Siempre te da miedo que falle. Pero esos miedos se van disipando con el tiempo», comenta.

El temor quedó atrás cuando ambos comprobaron que la intervención había sido un éxito y que, poco a poco, sus vidas recuperaban la normalidad.

«Pasas de no tener vida a poder vivir», asegura Estefanía. Ahora, su día a día se centra en transmitir ese mensaje a otros. Voluntaria en el Hospital Ramón y Cajal, se dedica a concienciar sobre la importancia de los trasplantes, especialmente los de donante vivo. «Con muy poco esfuerzo, puedes mejorar la vida de otra persona», afirma con convicción.

Pasas de no tener vida a poder vivir

El momento de la cirugía fue especialmente delicado para Estefanía, quien recuerda que estaba más preocupada por su marido que por ella misma. «Los sentimientos cambian cuando el donante es tu pareja. Entré al quirófano pensando en cómo estaba él, no en mí. Necesitaba saber que todo había salido bien en su operación antes de pensar en la mía», relata.

Juan Manuel, por su parte, asegura que no ha sentido pérdida de calidad de vida tras la donación. «No he cambiado ningún hábito, al contrario, los he mejorado. Soy más consciente de llevar una vida saludable. Compensa con creces», señala.

Para este matrimonio, el trasplante no solo fue una solución médica, sino una experiencia transformadora. «Es duro, pero se sale, y se sale bien», recalcan. Conscientes de la importancia de compartir su experiencia, animan a otros a perder el miedo y apostar por la donación, ya sea de donante vivo o fallecido.

«La situación de una persona en diálisis es durísima, pero hay esperanza. El trasplante no solo devuelve la vida, también transforma la forma de vivirla», concluyen.

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