
Marimar Jodar, Lourdes Botanes y Mariló Martín, profesionales sanitarias del Centro de Salud Alpes
Quinto aniversario de la pandemia
Sanitarias recuerdan la pandemia 5 años después: «Había que poner respiradores a quienes tenían más posibilidad de supervivencia»
Mariló Martín, directora del Centro de Salud Alpes, tres veces ganador del premio Best in Class (BiC) al mejor Centro de Atención Primaria de toda España, Lourdes Botanes, responsable de Enfermería y María del Mar Jódar, responsable de la Unidad de Atención al Usuario, atienden a El Debate en su lugar de trabajo cuando se cumplen cinco años del inicio de la pandemia del covid-19 para recordar cómo vivieron aquella dura época.
— ¿Cómo organizaron el trabajo en el centro de salud cuando estalló la pandemia?
— Lourdes Botanes (L.B.): A nivel de enfermería, recibíamos unas pautas generales desde la dirección asistencial, pero luego cada centro de salud tenía sus características particulares. Organizábamos el centro acorde a lo que podíamos. A las ocho de la mañana nos reuníamos todos los compañeros para ver cuántos habíamos llegado a trabajar ese día, porque cada día era una sorpresa porque se contagiaban compañeros. Entonces, en función del volumen de personal, repartíamos las tareas. Había un grupo de enfermeras que atendían a niños, otro que hacían atención a consulta de todo lo que viniera y otro que hacíamos atención domiciliaria porque el volumen de domicilios se disparó una barbaridad porque intentábamos que, sobre todo a las personas de más riesgo, se las atendiera en domicilio
— Mariló Martín (M.M.): En medicina nos organizábamos de forma similar. A primera hora de la mañana nos reuníamos y nos organizábamos. Había muchísimo volumen de llamadas. A través de ellas intentábamos cribar la gente que estaba más y menos grave para poder atender a todo el mundo y ahí veíamos si podía complicarse e íbamos al domicilio. Teníamos también un zoom con la dirección asistencial todos los días, un poco para ir viendo los protocolos, las novedades, porque al final era algo desconocido al principio. Prácticamente todos los médicos estábamos desde de las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Incluso atendíamos por teléfono los fines de semana.— María del Mar Jódar (M.M.J.): Nosotros, en Atención al Usuario, pasamos de atender presencialmente a hacerlo telefónicamente. Nuestro trabajo era recibir llamadas, había un desbordamiento de llamadas porque todo el mundo quería contactar con su médico, con su enfermera. Sobre todo, nuestra labor pasó a ser de información, de transmitir un mensaje de tranquilidad.
— A nivel más personal, ¿qué es lo que más os marcó de aquella época?
— M.M.: Al principio, recuerdo sobre todo el desconocimiento de cómo iba a evolucionar el virus y el sufrimiento de la gente. Intentabas dar un mensaje de tranquilidad, pero es verdad que muchas veces no sabías cómo iba a evolucionar. Además, también estaba el miedo nuestro, de los profesionales. Yo, por ejemplo, cogí el virus muy pronto, estuve con neumonía, y tampoco sabía cómo iba a ir.
— L.B.: Yo recuerdo momentos duros de pacientes de cierta edad que vas a ver a su domicilio que sabíamos que desde el hospital nos decían que no les enviáramos porque, por desgracia, no había respiradores para todos. En ese momento, había que dar prioridad y poner esos respiradores a aquellos que tenían más posibilidad de supervivencia. Entonces era muy duro gestionar con la familia, decirles que les íbamos a acompañar, a estar con ellos el tiempo que dure el paciente, pero no hay opción de esa asistencia hospitalaria por las circunstancias que estamos viviendo. Yo nunca había vivido una situación así, me chocó mucho. Y luego ya, a nivel un poco más personal, tuvimos muchos compañeros que perdieron a familiares por covid y, bueno, encargar coronas se estaba convirtiendo en algo demasiado frecuente.
— M.M.J.: Yo, a nivel personal, tenía que organizar mi casa, los niños, mis padres, la compra... Marcaba mucho salir y coger el coche y estar solo en la carretera yendo a tu puesto de trabajo. Y luego, venían muchos compañeros a trabajar, administrativos en mi caso, pero, a lo mejor, a media mañana, se tenían que ir porque había pasado algo grave con su familia.
— ¿Qué opináis de la gestión que se hizo de la pandemia desde las administraciones? ¿Estuvo a la altura la sanidad madrileña?
— M.M.: Yo creo que dentro del desconocimiento de lo que era el virus se hizo lo que se pudo y se hizo bien. Nosotras, como equipo directivo, no nos sentimos en ningún momento desatendidas, teníamos una reunión online con la gerencia, con la dirección asistencial, e íbamos actuando en función de lo que se iba sabiendo. Creo que se hizo lo mejor que se pudo para el momento que teníamos.
— L.B.: Yo tengo una percepción similar. Sobre todo, destacar la implicación de todo el equipo. En una situación de emergencia te das cuenta hasta qué punto pueden tus compañeros arrimar el hombro. Nadie miraba el reloj, nadie decía 'mi jornada ha terminado'. Cuando, desde gerencia, se nos indicó que se ponía en marcha Ifema, el listado de voluntarios salió al segundo.
— ¿Cómo cambió todo a raíz de la vacuna?
— M.M.: Fue una fiesta. Tenemos fotos de todos vacunándonos. Nos la pusimos en cuanto pudimos.
— L.B.: Nos vacunábamos unos a otros. Y también recuerdo cuando empezó a llegar la primera tanda de población, que eran los mayores, que despiertan ternura por donde van. Entonces te miraban como 'me estás salvando la vida'. Era una emoción muy intensa. Reconozco que fue un momento muy, muy emotivo, en contraste con todo lo que habíamos vivido.
— M.M.J.: Hubo mucho alivio y esperanza. Era un paso más para terminar con la situación y con el virus. La gente estaba muy agradecida.
— Ahora que han pasado cinco años, ¿cómo creéis que afrontaría la sociedad y la sanidad la llegada de una nueva pandemia?
— M.M.: Yo creo que una vez hemos tenido una, estaríamos más preparados si llegara otra. Hay cosas de organización que ya hemos hecho y sería un poquito más fácil. Ahora, a nivel emocional, sería un horror. Yo creo que a nivel emocional otra pandemia sería muy duro para todos.
— L.B.: Si llegara otra pandemia, aunque no llegara a ser tan grave, sería relativamente fácil volver a establecer los circuitos porque ya sabríamos cómo actuar desde el principio, no nos pasaría como hace cinco años que no sabíamos qué hacer.
— M.M.J.: Nos prepararíamos con anterioridad y nos creeríamos antes la situación, porque nadie pensaba que el covid iba a tomar las dimensiones que tomó. Yo creo que si hubiera atisbo de algún otro virus, nos prepararíamos con tiempo y nos lo creeríamos más.