Don Quijote en la playa de Barcelona, por Augusto Ferrer Dalmau

Don Quijote en la playa de Barcelona, por Augusto Ferrer Dalmau

Las dos calles consecutivas de Madrid que hacen referencia a dos personajes del Quijote

En la capital hay 61.174 placas que conforman el callejero

En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo... Esta es la primera frase del Quijote, la obra por excelencia de Miguel de Cervantes. Tras su muerte, la ciudad de Madrid le ha rendido numerosos homenajes. En pleno centro de la capital, cercana a la plaza de Cuatro Caminos, se encuentran dos calles que hacen referencia a dos personajes románticos de la novela histórica.

Según discurre la calle Raimundo Fernández Villaverde en dirección a Nuevos Ministerio, en el lateral izquierdo nos topamos con la calle Dulcinea. Con un aspecto similar a un callejón, se encuentra una estación de bicimad.

También hay dos bares que suelen tener las terrazas a rebosar cada tarde. Además, justo antes de poder subir por unas escaleras metálicas, hay un centro de Unie.

En este enclave quijotesco se conservan algunos locales de toda la vida como la Peluquería Lazos o Arreglos de Ropa Aida. En la esquina dando la bienvenida a los madrileños está la Agencia de viajes Travel web.es.

A escasos 50 metros de la calle de Dulcinea, está la de su 'pretendiente', don Quijote. Similar a un callejón, el final de la calle está culminado por una escalinata que recuerda a la bajada de la película del Joker de Joaquin Phoenix.

A la calle del caballero de la mancha solo da una entrada del edificio telefónica y un local de cocina futurista. Lo más impresionante es la escalera que proyecta esta vía hasta la calle de los artistas.

Calle de Dulcinea en Madrid

Calle de Dulcinea en Madrid

Las placas de las calles

En la capital hay 61.174 placas de calles que conforman el callejero. El letrero madrileño más antiguo es el de la Puerta del Sol que data del 2 de julio de 1834, mientras que la última incorporación ha sido la de Pepe Domingo Castaño.

Estas señales se hacen en la fábrica Api, la más grande de nuestro país en este sector, que cuenta con 75 empleados. En sus rincones los triángulos, círculos, cuadrados o rectángulos esperan apilados para salir a la vía pública.

Un detalle significativo de este lugar es el olor a pintura, los operarios tiñen de azul pantone las placas de las calles de Madrid. El proceso de fabricación es industrial, aunque la precisión que requiere hacen necesaria la presencia operarios en cada uno de los puestos.

Para obtener la forma final es necesario que pasen por cuatro pasos: limpieza, imprimación, pintura y horno. En total, todas las fases no tardan más de una hora.

Calle de Don Quijote en Madrid

Calle de Don Quijote en Madrid

¿Cómo se hacen?

La primera fase de esta cadena es introducir la chapa de aluminio en una cámara de corte por láser. El tamaño de la placa dependerá de denominación de la vía. Una vez sale de la cámara, pasa a la segunda fase, que consiste en doblar las esquinas.

Un paso previo a teñirlas es colocar un vinilo con el nombre de la vía y el escudo del Ayuntamiento. A continuación, se da color blanco a estas placas. Los operarios con un aerógrafo y máscaras las pintan sobre una cadena en movimiento. El siguiente paso es retirar de manera minuciosa el vinilo.

El secreto para que las placas no se deterioren rápidamente es su lacado de 60 micras, esto garantiza unas óptimas condiciones técnicas, minimiza su envejecimiento y asegura una pérdida mínima del tono y brillo.

El último paso antes de lucir en las calles de Madrid es aplicarle un tratamiento antivandálico. Con esto se evita que los grafitis se queden en el letrero y siempre se mantenga con brillo pese al paso del tiempo.

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