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Capote de las Azores

Capote de las Azores

El capote de las Azores que inspiró a Balenciaga

El curioso atuendo de las mujeres portuguesas se asemeja claramente a uno de sus modelos más originales

Las tradiciones de indumentaria son originales y suelen estar adaptadas a las circunstancias socio económicas y climáticas. Durante el siglo XIX y principios del XX, las mujeres portugueses de las Azores utilizaban el 'Capote e Capelo', una capa con capucha que llevaron a las islas los emigrantes procedentes de los Países Bajos en el siglo XV.

Capelo Azores

Capelo Azores

La curiosa silueta del capote de Azores podía tener varios sentidos. Por una parte, las mujeres se protegían así del viento en unas islas que presiden a solas una zona ventosa del Atlántico. Además, los 2.000 recién llegados de Flandes en 1490 replicaron en las islas de Terceira, Pico, Faial, Sao Jorge y Flores sus tradiciones. Entre otros elementos, aportaron unas plantas que podían teñir en azul índigo las prendas y que pronto se convirtieron en una de las primeras exportaciones del archipiélago, además de la captura de ballenas.

Capelo que usaban las mujeres portuguesas

Capelo que usaban las mujeres portuguesas

Las capas de Azores se pasaban de madres a hijas generación tras generación, siempre en azul índigo y con una caperuza a la que daba forma un cartílago de ballena. Servían también como «tiendas de campaña» ambulantes para las mujeres, que podían así ir ocultas si no deseaban ser vistas o iban mal arregladas.

El diseñador fotografiado en 1971

El diseñador fotografiado en 1971GTRES

Cuando Balenciaga abrió tienda y taller en París, a finales de los años 30, se lució con todos sus conocimientos, que habían partido de las enseñanzas de su madre, Martina Eizaguirre , costurera de profesión y que llevaba poniendo en práctica en sus tiendas de España desde 1920. Balenciaga soñaba con grandes volúmenes, con capas y piezas esculturales. Y en todos sus vestidos de novia, casi, recurría a algún tipo de capa trasera o cola que salía de arriba. Uno de sus más curiosos vestidos de novia, presentado en su taller de París, llevaba esta especie de capa/capucha de estilo Caperucita con volúmenes exagerados. Y es que Cristóbal Balenciaga pasó de las ilustraciones de los cuentos y libros históricos al corte y la confección de modelos inspirados en ellos. Ahora que la casa Balenciaga queda vacante de director creativo y Demna Gvasalia se marcha a Gucci, empresa del mismo grupo, nos preguntamos si habrá llegado la hora de que vuelva la dignidad y la creatividad a la casa española.

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