Los cinco lenguajes del amor
El consejo de un experto internacional que podría evitar el 75 % de los divorcios
Un estudio publicado por la Asociación Americana de Psicología revela las principales causas de divorcio que aducen quienes acaban con su matrimonio. Estas podrían superarse con uno de los consejos que da Gary Chapman, autor de Los cinco lenguajes del amor
El incremento del divorcio en occidente continúa un ritmo exponencial. Cada año se producen menos matrimonios y más rupturas en toda Europa, en Norteamérica y, por supuesto, en España. Hoy ya no queda casi ningún adulto que no conozca en su entorno cercano alguna ruptura matrimonial, en ocasiones sorprendente después de largos años de una aparente feliz convivencia.
Por ese motivo, la revista académica norteamericana Couple and Family Psichology, editada por la Asociación Americana de Psicología, publicó en 2023 un estudio para conocer cuáles son las principales razones que aducen aquellas personas que deciden poner fin a su matrimonio.
Así, según la investigación, el 17,3 % de los participantes en el estudio aludían a la falta de apoyo por parte de las familias de origen de los cónyuges; un 18,2 % a problemas de salud; un 23,5 % a episodios de violencia doméstica; el 34,6 % a las adicciones a sustancias como alcohol o drogas; el 36,7 % se refería a los problemas económicos, y un nada despreciable 45,1 % reconocían que su inmadurez les había llevado a celebrar un matrimonio a una edad demasiado temprana.
La principal causa de divorcio
Junto a estas, dos causas estaban presentes en más del 50 % de los divorcios. En primer lugar, la frecuencia de los conflictos y peleas en la pareja, que afectaba al 57,7 % de las parejas rotas. Después se señalaba la infidelidad al menos por parte de uno de los cónyuges, en un 59,6 % de las rupturas matrimoniales.
Lo más llamativo es que tres de cada cuatro divorcios compartían una misma causa: para el 75 % de los encuestados, la principal carencia de su matrimonio, esa que les había llevado a la determinación de separarse, era la falta de comunicación y la ausencia de compromiso.
El consejo de un experto internacional
Estos datos vienen a confirmar lo que el experto asesor matrimonial Gary Chapman, autor de la teoría de los cinco lenguajes del amor, lleva años comprobando en su trabajo directo con matrimonios de todo el mundo.
Una realidad que le ha llevado a vincular «el arte de conversar» con la buena salud de la pareja, capaz no solo de prevenir una ruptura, sino de hacer más feliz a los cónyuges. A través de lo que denomina «conversaciones de calidad», que forman parte del lenguaje del amor del tiempo de calidad, Chapman anima a los esposos a «aprender a conversar».
Qué es una conversación de calidad
«La conversación de calidad no solo requiere comprensión para escuchar, sino también autorrevelación», asegura el experto.
Y lo aclara a partir de un ejemplo: «Cuando una esposa dice: ‘Desearía que mi esposo hablara, porque nunca sé lo que piensa ni siente’, lo que está haciendo es suplicar intimidad. Quiere sentirse cerca de su esposo pero, ¿cómo sentirse cerca de alguien que no conoce? A fin de sentirse amada, él debe aprender a revelarse a sí mismo. Y si el lenguaje primario del amor de ella es tiempo de calidad y su dialecto es la conversación de calidad, su tanque emocional del amor nunca se llenará hasta que él no le exprese sus sentimientos y pensamientos».
Eso sí, esa transparencia afectiva no siempre es sencilla, y de ahí que tantos matrimonios encuentren en la comunicación un escollo que consideran insalvable: «La autorrevelación –recuerda Chapman- no es fácil para algunos de nosotros. Quizá creciéramos en hogares donde no se estimulaba la expresión de pensamientos y sentimientos, sino que se silenciaba. Y cuando llegamos a la edad adulta, muchos hemos aprendido a negar nuestros sentimientos y no estamos en contacto con nuestro ser emocional».
Un ejercicio para aprender a conversar
Para ayudar a quienes se encuentran en dificultades, o para inyectar nuevas fuerzas en un matrimonio sano, el consultor matrimonial aporta una serie de consejos prácticos.
«Si necesitas aprender el lenguaje de la conversación de calidad, comienza anotando las emociones que sientes cuando estás fuera de casa. Lleva siempre contigo un bloc de notas. Y tres veces al día pregúntate: ¿Qué emociones he sentido en las últimas tres horas? Después, escriba tus sentimientos en tu libreta, junto a una o dos palabras que te ayuden a recordar el acontecimiento que corresponde al sentimiento».
Y de nuevo, aporta ejemplos cotidianos: «¿Qué sentí camino del trabajo cuando el conductor de atrás conducía tan pegado a mí? ¿Qué sentí cuando me detuve en la gasolinera y la bomba automática no cerró cuando se llenó el tanque, y manchó el costado de mi coche de gasolina? ¿Qué sentí cuando llegué a la oficina y descubrí que el proyecto en el que trabajaba había que terminarlo en tres días, cuando pensaba que tendría otras dos semanas?»
Este ejercicio permitirá a cada cónyuge «desarrollar una conciencia real de tu naturaleza emocional. Usando tus notas, comunica de manera concisa a tu cónyuge tus emociones y los hechos, tantos días como sea posible. Y en pocas semanas, te sentirás bien expresándole tus emociones».
Las emociones no son malas, ni buenas
Además, Chapman indica que, «al final, te sentirás bien analizando tus emociones hacia tu cónyuge, tus hijos y las cosas que suceden en el hogar». Eso sí, matiza que es necesario recordar «que las emociones en sí no son buenas ni malas. Son solo nuestras respuestas psicológicas a los eventos de la vida». Lo que cambia es la acción que tomamos tras ese sentimiento, pues «basados en nuestros pensamientos y emociones, tomamos nuestras decisiones, también a la larga».
«En cada evento de la vida –concluye Chapman–, tenemos emociones, pensamientos, deseos y, a la larga, acciones. A la expresión de ese proceso se le llama autorrevelación. Y si decides aprender el dialecto del amor de la conversación de calidad, este es el camino del aprendizaje que debes seguir». Tal vez su matrimonio pueda romper las estadísticas de divorcio, gracias a este sencillo ejercicio.