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Una pareja de cita en el parque

Una pareja de cita en el parqueUnsplash

La teoría del emparejamiento selectivo o por qué escogemos parejas que se nos parecen

Existe una causa genética que determina que el ser humano (y muchas otras especies del reino animal) busca y encuentra su pareja en determinados grupos sociales con los que tiene características comunes, como la altura o el nivel educativo

Chico conoce a chica. A ambos les gustan la pintura o el fútbol o viajar. Cuánto en común, pensarán. Lo que no saben es que no es casualidad. Según la ciencia las personas tienden a emparejarse con otros que son similares a uno mismo. Esta hipótesis se conoce como emparejamiento selectivo y ha sido detallada en un estudio publicado en Nature Human Behaviour elaborado por un equipo de la universidad de Queensland, en Brisbane (Australia), aunque con datos de parejas europeas.

Esta teoría se basa en que existe una causa genética que determina que el ser humano (y muchas otras especies del reino animal) busca y encuentra su pareja en determinados grupos sociales con los que tiene características comunes, como la manera de pensar, el nivel educativo, pero también la altura o el índice de masa corporal. Es decir, existe un tipo ideal para cada uno, y según el emparejamiento selectivo, compartirá la misma genética.

La altura o la educación

Para desarrollar sus argumentos, el equipo de Queensland liderado por Mathew Robinson, analizó los datos de 24.000 matrimonios heterosexuales y descubrieron una notable correspondencia estadística entre los marcadores genéticos ligados a la estatura de las personas y la de sus parejas. En el caso del índice de masa corporal la relación fue menor, pero igualmente significativa.

También estudiaron factores no físicos, como la educación. Para ello, tomaron los datos de 7.780 parejas de una base de datos británica en busca de marcadores genéticos asociados a los años que había pasado estudiando. El resultado fue una elevada concordancia entre parejas. Según explica Robinson, la causa de ello podría ser que las personas buscan activamente una pareja con intereses similares, que guardan también relación con el nivel educacional.

De padres e hijos

Este emparejamiento selectivo es el culpable también de que los pájaros de colores vivos se apareen entre sí y otros de la misma especie pero en tonos apagados se escojan como pareja. Ya sea en seres humanos u otros animales, esto afecta definitivamente a la estructura genómica de los hijos, es decir, aumenta la probabilidad de que un particular rasgo de los padres se trasmita a la descendencia. Esto cobra importancia cuando se quiere predecir el riesgo de heredar algún rasgo en particular, ya sea la estatura o la predisposición a sufrir alguna enfermedad. Por esta razón, algunos estudiosos del emparejamiento selectivo lo han relacionado con la teoría de la selección natural de Darwin.

Aunque presenta todavía ciertas limitaciones, Robinson, que bromea alegando que en su caso se cumple la teoría –«ambos nos hemos doctorado y somos altos», comenta–, concluye que espera poder aplicar el mismo método utilizado para probar el emparejamiento selectivo para identificar otras similitudes entre parejas que puedan ayudar a mejorar los modelos genéticos.

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