Rafa Nadal y Xisca Perelló: 17 años de relación estable y casi tres años de matrimonio aún sin hijos

Quienes conocen a Meri (Xisca) Perelló aseguran que a estas alturas la joven de 33 años ya se veía siendo madre, pero es algo que tendrá que esperar. Casada desde octubre de 2019 con Rafa Nadal, y con una relación con él de 17 años ajena a infidelidades y posibles rupturas, la decisión de ambos es postergar el momento de aumentar la familia hasta que llegue la retirada del tenista. En una entrevista concedida a la televisión americana con motivo del Open de Australia, el balear aseguró que quiere estar presente en la vida de sus hijos y no la mayor parte del tiempo en el circuito de la ATP, lo que explica el motivo.

De momento es, por tanto, el único tenista de los tres mejores de la historia que no ha tenido descendencia, ya que tanto Roger Federer como Novak Djokovic ya han aumentado su familia. Nadal tiene claro que lo hará y que, al menos, Meri y él tendrán tres hijos, a los que tienen intención de educar en Manacor, ciudad natal de ambos, y donde se están construyendo una casa familiar con vistas al mar y cerca de sus padres. «Podría haber ganado mucho más dinero yéndome a otro país, pero toda la gente que quiero está aquí», reconoce el deportista.

«Si vienen niños, habrá un cambio», explica, mientras recuerda una conversación con el también tenista Andy Murray sobre este tema. Cuando este le dijo que sus hijos le despertaban a las seis de la mañana, el balear le respondió: «Espero estar en tu situación dentro de no mucho tiempo».

La llegada de un bebé –o varios– supondría el culmen de la felicidad para la relación entre el tenista y Meri Perelló. La joven siempre se ha mantenido en un tranquilo segundo plano desde que comenzaron su relación hace casi 15 años. Crecieron juntos, pues ella era amiga de la infancia de Maribel, la hermana del laureado tenista y que, con el tiempo, se convirtió en la mejor celestina.

Siempre discreta, hermética y algo tímida, maduró al mismo tiempo que lo hacía su ahora marido con sus cada vez más habituales logros deportivos. Mientras Rafa comenzaba a ganar Grand Slams, Meri se licenciaba en Dirección y Administración de Empresas en la Universitat de les Illes Balears, tras lo que empezó a trabajar, primero, en el departamento de comunicación de Endesa y, después, en IMG, una empresa de marketing deportivo con la que se trasladó a Londres.

«Viajar juntos a todos lados no sería bueno ni para él ni para mí. Si nos siguiéramos a todas partes, o él a mí, creo que habría peligro de que nos dejáramos de llevar tan bien», explicaba Meri en la biografía que publicó el deportista junto a John Carlin, Rafa: Mi historia. La estrategia les ha funcionado a la perfección durante años, porque, mientras ella trabaja con su suegra desde 2012, en la Fundación Rafa Nadal, él continua consiguiendo éxitos por todo el mundo.

No significa, en cambio, que no le apoye en cada nuevo triunfo. Meri se ha convertido en el mejor talismán de su marido y acapara gran parte de la popularidad del tenista cada vez que asiste a uno de sus partidos, desde aquella primera aparición en 2005 en el torneo de Roland Garros, el primero que ganó. El tiempo dirá si, en el futuro, lo hace acompañada de los hijos que esperan tener al igual que ya hacen otros tenistas como Roger Federer, cuyos trillizos son su mejor amuleto en cada nueva competición.