Boris Becker se enfrenta a siete años de prisión por ocultar sus bienes
Comienza el juicio al extenista alemán para determinar si tenía bienes cuando se declaró en bancarrota en 2017
A nadie le gustaría estar hoy en el pellejo de Boris Becker. El extenista alemán, ganador de seis títulos de Grand Slam y un oro olímpico en Barcelona 1992 en dobles, encara unas semanas importantes para el devenir de su futuro. A primera hora de la mañana comenzaba en el Tribunal de la Corona de Southwark, al sur de la capital británica, el juicio en el que se dictaminará si ocultó bienes cuando se declaró en bancarrota en el año 2017 con unas deudas de casi 60 millones de euros.
Según la acusación, el exdeportista habría escondido sus trofeos de Wimbledon y del Abierto de Australia, además de varias propiedades inmobiliarias ( un apartamento en Chelsea y otros dos en Alemania), algo más de dos millones de euros para asegurarse su lujosa vida y algunas acciones en la empresa tecnológica de inteligencia artificial Breaking Data Corp.
Si se le encuentra culpable de los cargos, a Becker le podrían llegar a caer hasta siete años de prisión. El alemán favorito de los británicos, que encontró en Wimbledon (Londres) su hogar, ve peligrar el retiro que soñó para él, además de su reputación.
Con semblante serio y ataviado con un traje oscuro y una bufanda morada, Becker apareció en los juzgados de la mano de su pareja, Lilian de Carvalho Monteiro, para negar los hechos y ser interrogado por la fiscal Rebecca Chalkley. Solo espera que esta pesadilla termine pronto.
Miedo entre los suyos
La que fuera su mujer hasta el año 2018, Lilly Kerssenberg, ha concedido una entrevista este fin de semana al periódico alemán Build en el que expresa miedo por la situación del padre de su hijo, Amadeus Benedict Edley Luis. Aunque acabaron como el rosario de la aurora, desea que las cosas le salgan bien. «Boris está acusado de cosas que son delitos penales. Tiene la oportunidad de refutar todas las acusaciones ante un tribunal objetivo y ser absuelto. Espero que todo se aclare y que tenga un juicio justo», dice con el temor de que el padre de su hijo termine entre rejas: «Es duro verle en una situación así».
Su vida amorosa, al igual que su carrera como tenista por su personalidad volátil, ha sido turbulenta. Lo que le ha llevado a acaparar muchos titulares y a publicar su propia historia en La vida no es un juego. En estas memorias habla de los sinsabores de su matrimonio con la diseñadora Barbara Feltus, con la que tuvo dos hijos: Noah Gabriel y Elias Balthasar. No se olvida tampoco de su segunda esposa o de la modelo Angela Ermakowa y su romance de 83 días con Sandy, la hija de su exmánager Axel Meyer-Wölden. Ni que decir tiene que no las deja en muy buen lugar.