Isabel Pantoja: la caída de una mujer que lo fue todo y ahora cuenta con un único apoyo

La imagen de Isabel Pantoja de este martes en los juzgados de Málaga refleja la caída de una mujer que lo fue todo. Con millones de seguidores por todo el mundo en sus mejores tiempos, ahora solo le quedan unos pocos y su hermano Agustín, el único que está con ella a las duras y a las maduras. Llegó al recinto judicial blindada por diez guardias civiles entre una marabunta de medios gráficos y reporteros que querían captar esa primera imagen de la cantante después de meses y meses encerrada en Cantora.

Con la excepción de su hermano, nadie más estuvo con ella. Ninguno de sus hijos, Kiko Rivera o Chabelita Pantoja, o la sobrinísima Anabel Pantoja la acompañó en este momento tan difícil en el que una nueva acusación podría enviarla otra vez a la cárcel. Ya sea por compromisos profesionales, como así argumentaron, o por enfados varios, apoyos no tuvo. Sí en los programas de televisión, donde sus familiares se mostraron muy preocupados por ella.

Pantoja hace mucho que se alejó de todos y se encerró en Cantora. Víctima de una depresión, vive recluida y aislada del mundo (ni siquiera tiene móvil) con la única compañía de su hermano y la de los profesionales a los que ha recurrido para salir adelante con todo lo que tiene encima.

Además del tremendo disgusto que se llevó con las acusaciones públicas que hizo su hijo durante el año pasado por los platós de Telecinco, el triste fallecimiento de su madre, doña Ana, ha terminado por hundir a la tonadillera. Ya ni siquiera se permite cantar sobre un escenario.

Para colmo, los problemas judiciales y las deudas se le amontonan. Como prueba el reciente abandono de su gestor financiero al no abonarle su salario, como así asegura a la revista Semana este miércoles. «No quiere pagar a nadie», revela el extrabajador. No es la primera vez que alguien acusa a Pantoja por el mismo motivo. Sin ir más lejos, su propio hijo, que el año pasado aseguró que su madre le había engañado y robado. «Está cegada por el dinero. En su escala de valores está antes el dinero que sus hijos», afirmaba Kiko Rivera.