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La guerra política detrás de la ilegalización del chalé de Xabi Alonso en San Sebastián
La guerra política detrás de la construcción del chalé de Xabi Alonso en San Sebastián
Hace dos años, concretamente en noviembre de 2022, salió a la luz que pedían derribar el chalé de Xabi Alonso, que fue construido en Donostia, enclave al que se desplaza junto a su familia cuando necesita pasar unos días de descanso, alejado del bullicio de las grandes ciudades. Tres asociaciones, una de vecinos, otra ecologista y otra cultural, solicitaron la suspensión de las obras y el derribo de la vivienda que se estaba construyendo al lado de un depósito de agua en el monte Igeldo. Según la petición de los denunciantes, la razón era que estaba siendo construida «en un terreno rural no urbanizable».
En 2018, Xabi y su mujer, Nagore Aranburu, adquirieron 10.728 metros cuadrados de terreno en el paraje de Txalin a través de su empresa inmobiliaria, Tavaro XXI. El matrimonio proyectó construir allí una propiedad de líneas modernas y minimalistas con grandes ventanales y con una increíble panorámica de la bahía de la Concha. Lograron obtener la licencia con la aprobación de los servicios municipales y a finales de 2020, en plena pandemia del coronavirus, iniciaron las obras ante el estupor de los vecinos, que creían que en esa zona no se podía construir.
Después de dirigirse al consistorio en varias ocasiones, sin obtener respuesta, las asociaciones tomaron la decisión de ir un paso más allá y presentaron sus quejas en los tribunales, demandando al Ayuntamiento de San Sebastián por permitir la construcción de la mansión, una propiedad de 1.000 metros cuadrados con sótano, piscina y varias habitaciones, entre otras características.
Hace una semana, el Juzgado Contencioso-Administrativo número 3 de San Sebastián le dio la razón a los vecinos que demandaron los permisos municipales. Fue entonces cuando surgió la gran pregunta: ¿Tendrá que derribar el entrenador del Bayer Leverkusen su vivienda? La respuesta es no y el alcalde del PNV, Eneko Goia, ya ha anunciado que piensan recurrir.
Goia, ha explicado en rueda de prensa que los servicios jurídicos están analizando la resolución judicial que ha anulado la licencia «porque la cubierta del edificio es plana» y no «a 2, 3 o 4 aguas», como indica la normativa que debería haberse construido.
«La sentencia no cuestiona ni la edificabilidad ni ordena la demolición» de la vivienda construida ahora en Igeldo, ha puntualizado estos días el alcalde. Por otro lado, según El Diario Vasco, el arquitecto municipal elaboró un informe en octubre de 2018 en el que aprobaba dicho diseño porque «era más respetuosa con el entorno» y se mimetizaba «con el paisaje, por lo que su presencia pasa más inadvertida que la de la propuesta anterior», consiguiendo «el fin señalado en el artículo 64 del PGOU de reducir y minimizar todo tipo de impacto paisajístico o ambiental».
Asimismo, según la prensa local, que ha estado inmersa en este entramado desde el principio, la obra proviene de la expropiación de un caserío de Martutene; el Ayuntamiento autorizó al propietario del caserío a reconstruirlo en otra parte y para ello le otorgó una licencia que luego este vendió.
Por su parte, los vecinos denuncian que, finalmente, el caserío se reconstruyó a «ocho kilómetros» de su emplazamiento original, algo que les resulta «intolerable». «Esta teoría supone que cualquier caserío expropiado puede ser construido en suelo rural no protegido, por lo que terminarán por ubicar en Igeldo todos los supuestos caseríos que sean expropiados», se quejan.