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Preocupación por la «intensa ansiedad» que sufre Kate Middleton
Una experta en Windsor reconoce que los Príncipes de Gales viven un delicado momento tras el diagnóstico de cáncer de ella y su suegro, Carlos III
Han pasado dos semanas desde que Kate Middleton dinamitase la tranquilidad pública de Reino Unido al anunciar que, como su suegro, padecía cáncer. Que lo hiciese un viernes a última hora de la tarde y en la previa a las vacaciones de Semana Santa se explicaba poco después, cuando se supo que sus hijos no tendrían que volver al colegio en días, evitando cualquier especulación por parte de sus compañeros.
La incertidumbre, unidas a las incontables teorías de la conspiración, fueron el caldo de cultivo necesario para instaurar en Buckingham una crisis de reputación de la que aún se están recuperando. «En enero, me sometí a una cirugía abdominal importante en Londres y en ese momento se pensó que mi condición no era cancerosa», explicaba.
«La cirugía fue exitosa. Sin embargo, las pruebas posteriores a la operación descubrieron que había cáncer», exponía Kate, afligida, pero mostrando también una entereza admirable. Era la primera vez que se la veía en público de forma voluntaria desde la pasada Navidad con el propósito de calmar las masas.
La Princesa de Gales se está sometiendo a quimioterapia preventiva y se encuentra en las primeras etapas de ese tratamiento. Sin embargo, medios ingleses apuntan a que podría estar recibiendo también ayuda psicológica ante la ansiedad que sufre desde entonces. Así lo explica en The Mirror, la exeditora de Vanity Fair, Tina Brown: «La noticia del cáncer de Carlos ha puesto a Guillermo y Kate en una proximidad aterradora para ascender al trono... Me comentan que la perspectiva de ello les está causando una intensa ansiedad».
Una vez que el Príncipe Guillermo, el heredero al trono, se convierta en el nuevo monarca de Reino Unido, se espera que Kate Middleton, de 42 años, sea coronada Reina al igual que Camilla y asuma muchos más compromisos oficiales que antes. El hecho de enfrentarse a la posibilidad de esta situación luchando ella misma contra la misma enfermedad podría haber desencadenado en el matrimonio esta crisis personal.
No es la primera royal que sufre este tipo de problemas de salud mental. La mujer del Príncipe Harry se decidió a pedir ayuda cuando se planteó en serio la idea de suicidarse. Así lo relató en la sonada entrevista con Oprah Winfrey, que sacó a la luz muchos trapos sucios de la Familia Real británica. El matrimonio confesó lo coartado que se sintió hasta decidió abandonar la Corona y trasladarse a California para alejarse de las polémicas. Si al principio eran los continuos ataques a Meghan de varios miembros de la familia y, especialmente, de los tabloides británicos, después fue el supuesto interés del Príncipe Carlos en el color de piel de sus futuros nietos.
Cuando Harry supo la gravedad de la situación, intervino para que su mujer, a punto de dar a luz, no sufriese más. Su objetivo era evitar que viviese la misma situación a la que se enfrentó su madre durante años. La presión mediática, las infidelidades del Príncipe Carlos y las exigencias de su papel hicieron que cayera en una espiral bastante perjudicial para ella. La propia Diana confesó a su biógrafo, Andrew Morton, que había sufrido bulimia en los primeros tiempos de su matrimonio con Carlos, que había intentado cortarse las venas con una cuchilla, ante la falta de atención de su marido, o cómo se tiró por unas escaleras, incluso estando embarazada del príncipe Guillermo.
Ante estos problemas, la Corona británica siempre optó por ocultarlos en lugar de tratarlos. Ya lo hizo años antes cuando a la Princesa Margarita se le prohibió casarse con el amor de su vida Peter Townsend. La royal sufrió una crisis nerviosa y una depresión que se recrudeció con su tóxica relación con Antony Armstrong-Jones, tras la que aseguran que intentó suicidarse. Durante años buscó ayuda en el ala de psiquiatría de la Priory Clinic, pero murió años después sumida en una profunda indiferencia.
Victoria de Suecia, por su parte, nunca ocultó al mundo su problema de alimentación. Fueron sus propios padres los que, en un intento de recuperarse de la bulimia que sufría, decidieron hacerlo público para acabar con las especulaciones que añadían perjuicio a su salud.
«Pasé un tiempo difícil», aseguró la heredera. «Necesitaba tiempo para resolver las cosas y recuperar mi equilibrio, conocerme a mí misma, descubrir dónde estaban mis límites y no presionarme demasiado». La heredera al trono sueco requirió asistencia psicológica y nutricional, y los expertos le aconsejaron que incluyera el deporte en su rutina gracias al cual conoció al que ahora es su marido.