La fallecida duquesa de Alba dejó en vida la propiedad a su hijo Fernando, en la imagen
Gente
Las Cañas, el refugio marbellí que la Casa de los Alba alquila por 35.000 €
Fernando Martínez de Irujo, propietario de la lujosa vivienda, ha consultado la decisión con sus hermanos
De todas las propiedades que atesoraba Cayetana Fitz-James Stuart, fallecida duquesa de Alba, Las Cañas era una de sus favoritas. Su inmejorable entorno en la zona de Casablanca, en primera línea de playa marbellí permitía que desde cada una de sus ventanas viese amaneceres y puestas de sol difíciles de igualar.
La casa que, en sus palabras, le dio «los ratos más agradables» de su vida está disponible ahora para alquilar por 35.000 € al mes. Ese el precio que han fijado los seis hijos de la fallecida aristócrata, pero que solo disfrutará uno de ellos: Fernando Martínez de Irujo, que recibe el título nobiliario del marqués de San Vicente del Barco. Su madre se lo dejo en herencia en vida y ahora forma parte de su fortuna privada. Con el nuevo alquiler podría llegar a embolsarse hasta medio millón de euros al año.
La propiedad se construyó en 1963 y se presentó en las páginas de la revista ¡Hola!. Por aquel entonces, la duquesa de Alba ya la describió como su «paraíso» y la casa «más bella de la costa», que por entonces tenía una sola planta –más tarde, se añadieron dos más. En su día quiso bautizarla como Alba de Marbella, pero terminó decidiéndose por Las Cañas. Desde entonces, se convirtió en el refugio vacacional de la familia, que pasaba sus temporadas estivales a caballo entre Marbella, Ibiza y San Sebastián.
Tras enviudar de Luis Martínez de Irujo, se casó con Jesús Aguirre en 1978, comenzando su época dorada en la costa malagueña y convirtiéndose en la anfitriona por antonomasia de la jet set de la zona. Con su tercer marido, Alfonso Díez, también llegó a visitar la propiedad, aunque con el tiempo y dado los problemas de salud que padecía sus viajes fueron cada vez más esporádicos.
Las Cañas, en pleno paseo marítimo y en primera línea de playa marbellí
Su vinculación con la misma aumentó después de que la Demarcación de Costas abriera un expediente debido a que parte de la vivienda invade el espacio público del paseo marítimo y la playa. Desde entonces, los abogados de la aristócrata batallaron por indultar estas alegaciones y consiguieron disipar su sombra durante un periodo de 30 años tras conseguir que la propiedad tenga una concesión similar a la que obtienen los chiringuitos.
A su muerte, los hijos de la duquesa han pasado largos periodos disfrutando del paraje y del buen tiempo de la Costa del Sol. Por todos los recuerdos vividos en ella, cuando Fernando pensó en alquilarla primero preguntó a sus cinco hermanos si estaban de acuerdo con la decisión, algo que consiguió sin problemas.
