Gente
Del megayate de Valentino a una villa de lujo griega: el polémico verano de Máxima y Guillermo de Holanda
Las últimas vacaciones de los soberanos de Holanda han sido objeto de polémica
En sus semanas de descanso en Grecia, los Reyes hicieron un paréntesis para asistir a los Juegos Olímpicos. Sin embargo, la forma en que se llevaron a cabo estas vacaciones ha levantado más de una ceja. Guillermo estuvo presente en los actos previos a la inauguración de los Juegos, mientras que Máxima se saltó importantes eventos, incluyendo una cena organizada por el COI en el Museo del Louvre y una recepción previa en el Palacio del Elíseo organizada por el matrimonio Macron. En lugar de asistir a estos compromisos, Máxima prefirió aparecer directamente en la gala inaugural.
En cambio, la Reina Máxima ha sido vista a bordo del lujoso yate «TM Blue One» de Valentino, un lujo reservado para aquellos que figuran en la exclusiva agenda de contactos del diseñador. Aunque las fotografías no han sido publicadas, Vanitatis asegura haberlas visto, revelando que Máxima lucía un vestido con estampado geométrico que imita un mosaico en tonos azules y grises.
Este yate es el destino predilecto de muchas celebridades durante el verano, y la inclusión de Máxima en esta selecta lista ha generado comentarios. El vínculo entre la Reina y el diseñador es evidente, dado que él diseñó su vestido de novia.
Este año, Máxima ha sido una de las afortunadas invitadas a bordo del súper yate, que cuenta con cinco camarotes espaciosos, diversas estancias decoradas con obras de arte originales, incluyendo piezas de Andy Warhol, y todas las comodidades imaginables para un viaje de lujo.
Otra asidua a la embarcado es la famosa Naty Abascal, cuya estrecha amistad con el diseñador la ha convertido en una presencia habitual en sus exclusivos veranos en el Mediterráneo. Aunque no está confirmado si Máxima pasó la noche en el yate, las fotografías muestran claramente a la reina disfrutando de las aguas griegas desde la cubierta de la embarcación. Por otro lado, también se la vio en las gradas junto a su marido, animando a los deportistas, lo cual no ha sido suficiente para evitar las críticas.
Las vacaciones de los Reyes Máxima y Guillermo suelen ser motivo de controversia. En 2020, la familia real viajó a su casa en Grecia en medio de las restricciones de la pandemia, cuando nadie más podía moverse. La indignación pública fue tal que los Reyes se vieron obligados a regresar antes de lo previsto y a disculparse públicamente. Guillermo calificó esta decisión como «su mayor error de juicio en sus años en el trono».
Pero es importante recordar que, a lo largo de esta pandemia, tuvieron que disculparse públicamente en dos ocasiones. La otra ocasión fue en agosto de ese año, durante sus vacaciones de verano en Grecia. Los Reyes fueron fotografiados en un restaurante sin mascarilla y sin mantener la distancia de seguridad. La imagen de la pareja real se difundió rápidamente por las redes sociales y, cuando intentaron retirarla, ya era demasiado tarde.
La villa griega en el ojo del huracán
Y siguiendo con las polémicas, no podemos pasar por alto que Guillermo y Máxima de Holanda poseen una lujosa villa en Grecia donde pasan sus veranos. Con vistas al mar Egeo y un exclusivo puerto privado, esta impresionante finca de 4.000 metros cuadrados fue adquirida por los Reyes en 2012 por la friolera de 4.5 millones de euros. La villa, que cuenta con una enorme piscina y una pista de tenis, permite a los Reyes y a sus hijas disfrutar del mar con total privacidad e intimidad.
Pero, como era de esperar, la construcción de este enclave exclusivo ha generado un sinfín de controversias. Activistas ecologistas y vecinos denunciaron la construcción del muelle y el puerto privado, y no pararon ahí: también criticaron la edificación de un tercer edificio para alojar a los guardaespaldas, algo que inicialmente se consideró ilegal.
Sin embargo, el gobierno griego dio su beneplácito a las obras, alegando motivos de seguridad. Y por si esto fuera poco, la adquisición de esta ostentosa propiedad en 2012, en plena crisis económica, desató aún más críticas y polémicas alrededor del refugio veraniego de la familia real holandesa.