Los problemas de Marta Ortega con su pazo nuevo en Cambre (La Coruña)

camiones, grúas, furgonetas y muchos operarios trabajan sin parar en la rehabilitación integral del Pazo de Aián, ubicado en Sigrás, una pequeña parroquia del ayuntamiento de Cambre.

Una imponente construcción de piedra amurallada, con un enorme jardín lleno de árboles centenarios, que Marta Ortega Pérez adquirió hace dos años en la provincia de La Coruña. Una propiedad situada muy cerca del pazo de su padre, Amancio Ortega, en la vecina parroquia de Anceis. Ambos lugares pertenecen al municipio de Cambre.

El Pazo de Aián, ubicado en pleno Camino de Santiago, está situado a orillas de una carretera que conduce a la capital de Galicia. Ubicado a 10 kilómetros del centro de La Coruña y a cinco minutos en coche del aeropuerto de Alvedro, es el lugar elegido por la presidenta de Inditex para disfrutar de sus momentos de ocio en familia. Un lugar, por cierto, muy cercano a su domicilio habitual y al colegio británico donde estudia su hijo.

Retrasos en la obra

Como casi siempre ocurre en todas las obras, los plazos no se cumplen a rajatabla. En esta ocasión algunos problemillas con las licencias dificultan el ritmo previsto y provocan retrasos no deseados en el pazo de Marta Ortega. Quien apenas acude a visitar los trabajos, según comentan los vecinos de la zona, que dicen que «nunca la ven por allí».

La obra de rehabilitación es de gran envergadura. Y además los contratiempos ajenos dificultan en cierta medida cumplir los plazos previstos por Goa Invest, la empresa de cabecera que hace las obras de Inditex.

El ayuntamiento de la localidad tiene pendiente un nuevo fichaje del técnico municipal que debe firmar los papeles de una licencia necesaria para que los trabajos en el pazo de la hija menor del fundador de Inditex no se demoren demasiado. Pero de momento, parece que ese fichaje no llega y la pertinente licencia está parada. «Hasta que venga el nuevo técnico, nada; estamos pendientes de la licencia de lo de la zona trasera», comentan unos trabajadores de la propia obra que son optimistas y confían en que, en breve, llegará la deseada autorización, seguro.

Con solera

Este pazo fue construido en el siglo XVIII con un estilo arquitectónico repleto de elementos neoclásicos mezclados con toques de arquitectura popular gallega. De planta rectangular, y con una gran escalinata central que da la bienvenida a la edificación principal, sorprende al visitante con una enorme soportal en la fachada.

En su interior, diferentes especies de árboles gigantescos, una laguna, una capilla, muchos frutales y un precioso jardín rodeado de una imponente muralla de piedra que rodea el perímetro de la propiedad. Y garantiza la intimidad absoluta a los habitantes de la finca. La alta muralla construida en granito y en su mayoría cubierta de hiedra es un valioso tesoro.

Este pazo tiene varios accesos, además de la entrada principal. El exterior también está siendo íntegramente renovado. La fachada está actualmente recubierta de andamios y en un terreno cercano se ha habilitado una zona anexa para instalar la caseta de obra y para poder aparcar las decenas de coches, furgonetas y camiones que transitan a diario por ese lugar.

Mucha historia

Aián es un pazo con pasado y con mucha historia. En él se casó en el 1916, Pedro Barrié de la Maza con su primera mujer, Amalia Torres y Sanjurjo, hija de los condes de Torre Penela, de quien por cierto enviudó. En diciembre de 1966, Barrié, conde de Fenosa, volvió a contraer matrimonio con Carmela Arias y Díaz de Rábago, quien ocupó el cargo de presidenta del Banco Pastor y de la Fundación Pedro Barrié de la Maza tras la muerte de su marido.

Por su parte, Amalia Torres, que era quien realmente estaba vinculada a esta propiedad por parte de su propia familia, cuando contrajo matrimonio con Barrié de la Maza a los 35 años en este pazo, lo hizo en segundas nupcias, tras haber enviudado del abogado del Estado, Fernando Sánchez-Arjona.

Este pazo de ilustre pasado, tiene también un prometedor futuro. La presidenta de Inditex lo eligió, entre los muchos pazos que estaban a la venta, como refugio rural para su poder descansar en familia. Una decisión que convierte a Aián en un pazo afortunado, que cae en las mejores manos posibles para seguir formando parte de la historia.