La historia detrás de la capa de la Reina Letizia en el retrato oficial
La capa frambuesa que nadie sabía que guardaba un guiño a la boda de los Reyes Juan Carlos y Sofía
La foto del Rey Felipe reúne símbolos regíos, la mesa de poder, la araña, el espejo o el reloj. La foto de la Reina Letizia se centra en ella y especialmente en una capa frambuesa que envuelve, sin que ella lo supiera cuando la escogió, una anécdota relacionada con sus suegros.
El traje es un préstamo de la Fundación Antoni de Montpalau y su vicepresidente, Josep Casamartina, ha sido la persona que ha hecho posible este préstamo. «Nosotros nunca prestamos trajes para que alguien los use, pero cuando nos llamaron de la Casa Real pensamos que era importante para la Fundación y por lo excepcional de la petición aceptamos, pero nunca prestamos vestidos porque somos una fundación con concepto de museo». Llegaron a ellos por recomendación del Museo del Traje de Madrid
«Querían trajes de Balenciaga, les enviamos los bocetos de los que nosotros tenemos y la Casa Real escogió tres modelos y los llevamos a Madrid. No fuimos al palacio de La Zarzuela a entregarlos, los recogieron ellos en el hotel donde nos hospedamos y por la tarde, nos devolvieron dos. Se quedaron con una capa color frambuesa y un traje negro de tul. La capa se había expuesto en la exposición Balenciaga y la pintura española» en 2019 en el Museo Thyssen.
Resulta que sin saberlo, la reina Letizia acababa de escoger una prenda que tenía más historia de la que ella podría imaginar. «La capa frambuesa se hizo para la boda en Grecia de los entonces príncipes Juan Carlos y Sofía y ahora, suegros de doña Letizia. La mandó hacer la condesa de Torroella de Montgrí, María del Carmen Ferrer-Cajigal de Robert. Ella era una gran clienta de Balenciaga y fue invitada, como Grande de España, a los actos diurnos y nocturnos con motivo de esa boda». Y lo mismo que ahora resulta espectacular en la fotografía de Annie Leibovitz expuesta en el Banco de España, también en 1962 en la boda griega de los ahora reyes Eméritos, levantó expectación. «La hija de la condesa me contaba que Grace Kelly le preguntó a su madre, María del Carmen Ferrer, quién se la había hecho y semanas después, Grace Kelly le encargó un conjunto al diseñador vasco».
Las fotos se hicieron a principios de febrero y los propietarios de los trajes regresaron a Barcelona, con los dos descartados «se quedaron el vestido negro con la capa frambuesa y regresamos a Barcelona. A los cinco o seis días nos devolvieron la capa y el traje».
El traje negro de los años cuarenta, era de María Junyent. Hija de un reconocido pintor y escenógrafo y vecinos del taller de Balenciaga en Barcelona. «El traje no se tocó en cuanto a tallas, que es como una 34 porque en Alta Costura no hay tallajes se hacen a medida. Nosotros lo ponemos en el maniquí más pequeño de los que tenemos». Cuando les devolvieron el traje y la capa a la Fundación, no les enviaron ningún detalle por el altruista préstamo, ni siquiera una carta de agradecimiento de la reina Letizia pero sí una agradable sorpresa «al traje negro le hicieron una pequeña restauración por parte de las modistas de la Casa Real. Tuvieron que consolidar algunos elementos porque el tul de seda es muy delicado y lo hicieron con el concepto de museo que consiste en consolidar más que en intervenir. Trabajaron muy bien la restauración de la pieza».
Sin proponérselo, Doña Letizia le ha hecho un guiño a sus suegros dejándose inmortalizar en la fabulosa colección de retratos propiedad del Banco de España con esa capa frambuesa. La esposa del Rey Felipe VI suele decantarse por este tipo de sorpresas, pero en esta ocasión, lo que es seguro es que cuando la eligieron, en la Casa Real no sabían que había sido encargada para asistir a la boda de los ahora Reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía. Luego, ha querido el destino que a una fotógrafa norteamericana, que ya había inmortalizado a la reina Isabel II en toda su majestad, le haya parecido estupenda para el retrato. La condesa la estrenó en Grecia con el pelo recogido, pero Annie Leibovitz ha querido que lleve el pelo suelto y sin las diademas que habían elegido, por si acaso.