El regreso de Melania Trump, una primera dama incomprendida que quiere reivindicar sus ideas
El martes, Trump volvió a convertirse en presidente de EE.UU. y su mujer tiene muchos retos por delante
Nadie sabe realmente qué pasa por su cabeza. Cuando Melania Trump abandonó la Casa Blanca en enero de 2021 la entonces primera dama seguía siendo prácticamente una desconocida para los estadounidenses. Cuatro años después ha vuelto al poder con más experiencia y conocimiento, según ella misma ha dicho, y reivindicando sus propias ideas.
El pasado viernes, el matrimonio subió al Marine One para poner rumbo a Carolina del Norte, con el objetivo de visitar uno de los barrios afectados por el huracán Helene en Swannanoa, y California, para dar apoyo a la zona Pacific Palisades, devastada por los incendios. El estilismo de Melania no pasó desapercibido. Un abrigo de plumas en tono verde militar con suéter de cuello alto y vaqueros tipo pitillo de color negro. En lo que a complementos se refiere, culminó el conjunto con botines con cordones, calzado todoterreno.
Su forma de comunicarse es a través de la moda. Y en la ceremonia de investidura de su marido como 47º presidente de EE.UU. lo volvió a demostrar. En concreto, a través del sombrero diseñado por Eric Javits que ocultó parte de su rostro en las distintas ceremonias y marcó distancia incluso con su marido, que no pudo darle un beso impedido por el ala dura de esa prenda. Fue un golpe de efecto de una mujer acostumbrada a que su vestimenta hable cuando ella no tiene oportunidad de expresarse, pero que no tiene intención de quedarse callada.
En el primer mandato de Donald Trump (2017-2021) quizá la gente no la entendía ni aceptaba «como ahora», destacó a mediados de enero en una entrevista concedida a la cadena Fox News con motivo del documental que prepara Amazon sobre su regreso. «Algunos quizás me ven solo como la esposa del presidente, pero soy independiente, tengo mis propias ideas y mis síes y noes. No siempre estoy de acuerdo con lo que mi marido dice o hace, y está bien», explicó entonces.
La exmodelo eslovena, de 54 años, no vivirá de forma exclusiva en el 1600 de la avenida Pensilvania de Washington. Tal y como contó en Fox News, dividirá su tiempo entre Palm Beach (Florida), donde Trump tiene el complejo de golf de Mar-a-Lago y una residencia donde la familia ha pasado la mayor parte del tiempo, y Nueva York, donde su único hijo en común, Barron, va a la universidad NYU.
Este regreso a la capital federal, no obstante, le ha resultado más sencillo. «La primera vez fue un desafío. No teníamos mucha información, pero esta vez lo tengo todo. Ya seleccioné los muebles. Esta vez es una transición muy diferente», señaló a la cadena conservadora.
No ha trascendido todavía qué cambios ha implantado en la residencia oficial. Sí se ha filtrado que el mandatario ha recuperado en el Despacho Oval el «botón de la Coca-Cola» que ya tuvo en su primer mandato y que le permitía pedir directamente esa bebida desde su escritorio.
Los retos de Melania
Melania avanza que estos próximos cuatro años serán «emocionantes»: «Tenemos mucho que hacer y poner al país nuevamente en forma», ha dicho en esas declaraciones previas. El presidente augura de forma más superlativa que Estados Unidos alcanzará su «era dorada» y pondrá fin al, en su opinión, «declive» de anteriores administraciones.
De su propia agenda ha hecho saber que retomará el proyecto de mejora de la salud mental de los jóvenes 'Be Best' y lo ampliará, apuntando específicamente al impacto de las redes sociales en la juventud.
Cuando lo empezó, recuerda, no tuvo mucho respaldo. «Invité a todas las plataformas de streaming a la Casa Blanca. Tuve la mesa redonda y no obtuve mucho apoyo», dijo lamentando lo que se podría haber hecho de haber tenido entonces el esperado eco.
La esposa del líder republicano llega a esta nueva etapa segura de sí misma: «Mi primera prioridad es ser madre, ser primera dama, ser esposa» y, una vez instalados de nuevo en el poder, «servir al país».