
Luis Rubiales comiendo con su abogada en un restaurante
La última salida de tono de Luis Rubiales durante una comida en Madrid
El expresidente de la Real Federación Española de fútbol ha sido grabado mofándose de la acusación por el beso a Jennifer Hermoso
Luis Rubiales nunca se ha caracterizado por su diplomacia ni su saber estar. No se inmuta por las críticas y tampoco le preocupa demasiado la multa de 10.800 euros que le han impuesto por un delito de agresión sexual a la jugadora Jennifer Hermoso, en la entrega de medallas del pasado mundial celebrado en agosto en Sídney (Australia). Una pena muy inferior a la solicitada por las acusaciones, puesto que se enfrentaba a una posible pena de cárcel de dos años y medio.
El pasado 11 de febrero, tras su declaración ante el juez, Luis Rubiales se dirigió a comer en la terraza del hotel de Madrid en el que se alojaba. Las cámaras le captaron con una camiseta blanca manteniendo una distendida charla con su abogada Olga Tubau. Se le veía con gesto relajado y en un momento, incluso provocador, lanzando besos, «piquitos», al aire. Una actitud que ha sido cuestionada por la mofa que supone hacia la acusación y el juicio que se ha celebrado este mes.

El expresidente de la Real Federación de fútbol, Luis Rubiales (i), y su abogada Olga Tubau
Rubiales, de 47 años, siempre ha insistido en que el beso en los labios de Hermoso fue consentido. «Estoy absolutamente seguro de que ella me dio su permiso», dijo al tribunal de Madrid a principios de este mes. «En ese momento fue algo completamente espontáneo». Su abogada, nacida en París en 1961, se mantuvo en un discreto segundo plano. Su estrategia se basó en contextualizar el beso dentro de un momento de «máxima euforia». «No podemos confundir el pecado con el delito», sentenció Tubau.