El papel protector del Rey Felipe como padre y su temor al acoso mediático a la Princesa Leonor

rey, pero ante todo padre. Felipe VI profesa una absoluta admiración por sus dos hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, quienes al cumplir la mayoría de edad (la menor lo hará el próximo 29 de abril) tienen que renunciar a la privacidad y protección que les brindaron en su infancia. Las hijas de los Reyes crecieron lejos de los paparazzi, gracias al apoyo de sus padres, profesores y amigos. La prensa aceptó respetar la intimidad de la familia y los fotógrafos solo se presentaban en actos públicos acordados. En el último año y medio, el escenario ha cambiado y esas normas no escritas pactadas con la Zarzuela se han debilitado. La publicación de rumores y bulos sobre la vida de la Heredera, mucho más expuesta, son cada vez más frecuentes.

Don Felipe celebra el Día del Padre lejos de sus hijas; la Princesa Leonor continúa su travesía a bordo del Juan Sebastián de Elcano y ya ha recalado en Punta Arenas, en el extremo sur de Chile. La Infanta Sofía permanece concentrada en sus estudios de Bachillerato en Gales. En las próximas semanas, Casa Real anunciará si recibirá instrucción militar, como su hermana, o directamente cursará una carrera universitaria. Los Reyes han querido que ambas sean criadas de forma parecida, pero la incógnita está ahí.

El Rey ha aflojado su habitual contención en los actos oficiales, evidenciando la conexión genuina que tiene con sus hijas; abrazos, sonrisas, miradas cómplices o simplemente, tomarle la mano a la Princesa. Nada es impostado, estos gestos reflejan el vínculo sincero entre un padre y sus hijas. «Os vemos, vuestra madre y yo, cada día más responsables, más atentas e interesadas en lo que ocurre», comentó el Rey, en su discurso en los Premios Princesa de Girona 2024.

La relación de Don Felipe y la Princesa Leonor se ha forjado sobre la base de los esfuerzos que implica el camino y preparación hacia el trono, porque él mismo lo vivió. Como buen guía, le brinda consejos y ayuda para enfrentar los retos que enfrenta. Para la Heredera, él es su modelo, su espejo en el que reflejarse.

Cuando la Princesa Leonor cumplió 18 años, el 31 de octubre de 2023, y como Heredera juró la Constitución, despegó su trayectoria institucional propia. Comenzó su formación castrense y se redobló el interés por ella con la publicación de algunas informaciones no veraces. Tras su paso por las Academia de Zaragoza y la Escuela de Marín, embarcó en Elcano. En los últimos meses ya le han adjudicado varios novios, o amigos especiales, incluso un beso, durante una escala, en Salvador de Bahía. Algo que nunca sucedió.

La Familia Real es consciente de que en cada destino que pisa durante su travesía puede haber algún fotógrafo al acecho o simplemente un curioso, dispuesto a rentabilizar cualquier material sobre ella. Incluso inflar un dato para lograr mayor notoriedad. La Princesa sabe que ya no puede llevar esa vida aparentemente normal, como cuando estudiaba en el colegio de Los Rosales.

Al Rey le preocupa que su hija sufra la misma persecución de los paparazzi que él, cuando comenzaron a fraguarse sus primeros noviazgos. La primera en padecer el acoso de la prensa fue Isabel Sartorius, en Mallorca. En el verano de 1989, les fotografiaron en una lancha en aguas mediterráneas en bañador. Aquello fue el principio del final de su noviazgo. Ella no soportó esa tensión de esconderse continuamente para que nadie saliera perjudicado; ni la Corona, ni el Príncipe, ni su propia familia.

Escenarios similares sufrieron otras mujeres como Eva Sannum o Gigi Howard. A la modelo noruega se la «torturó» en los medios por romper con el protocolo, llevando un escote demasiado pronunciado, en la boda de Haakon y Mette-Marit de Noruega, en 2001. Una persecución que también han pagado muy caro miembros de otras monarquías europeas como Lady Di.