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10 de septiembre de 2024

Giulia Tofana

Giulia Tofana

Picotazos de historia

Giulia Tofana y su poción indetectable que acabó con la vida de 600 maridos

«El agua Tofana» era remedio eficaz y definitivo para mejorar el destino o, sencillamente la vida, de aquellas mujeres que soportaban un matrimonio difícil

Giulia Tofana (? - 1659) fue una química y boticaria que hoy hubiera sido elevada a los altares por nuestro ministerio de Igualdad, pero entonces la gente era muy tosca y no estaba para sutilezas por lo que se la consideró envenenadora en masa.

Hija de Tofana D´Adamo, quien murió ejecutada en 1633, convicta del envenenamiento de su marido Franzesco, debió recibir de ella las primeras nociones o, tal vez, la fórmula magistral de lo que fue conocido como «el agua Tofana» o «agua de san Nicolás de Bari». La mencionada agua era remedio eficaz y definitivo para mejorar el destino o, sencillamente la vida, de aquellas mujeres que soportaban un matrimonio difícil.

Poco se sabe de la composición de tan maravilloso elixir. La documentación de su proceso nos explica que era incoloro e inodoro, de manera que podía administrarse en cualquier alimento o bebida. La dosificación era muy importante pues, cumpliendo las indicaciones de la perita en defunciones, el tránsito era considerado como acto natural y lógico, propio del ser humano tras una corta enfermedad. No levantaba sospecha alguna y daba tiempo al arrepentimiento y a la redacción de últimas voluntades.

Encontramos a Giulia, con el apellido Mangiardi, en 1623 en Palermo casada con Niccolo Spano, proveedor de las galeras españolas y supervisor de gastos del hospital de los españoles. Niccolo pasó a mejor vida («tanta paz lleves como aquí dejas»), lo que permitió a Giulia contraer nupcias con el mucho más rico comerciante Cesare Ranchetti. La familia se componía de: Giulia, Cesare y Gironima Spana, hija de Niccolo y entusiasta seguidora de las actividades de su madrastra, a quien emularía con notable éxito. El tal Cesare resultó ser un bala perdida que arruinó la economía familiar, por lo que tuvieron que instalarse en Roma (en la Via de la Lungara), bajo la protección del sacerdote y astrólogo Andrea Lorestino, que era tío de Giulia. Será en esta ciudad donde, tanto Giulia como Gironima, venderán su remedio alcanzando fama de eficacia hasta que una clienta –la condesa de Ceri– ignoró las sabias predicas recibidas sobre la administración y los tiempos de esta, levantando la tostada. El juicio, celebrado en junio de 1659, reveló que, en un periodo de diez años, habían vendido más de seiscientas botellas de su remedio.

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