Encuentran en Irak un gigantesco toro alado asirio de Sargón II
Estas esculturas se denominaban lammasu y representaban a una divinidad protectora
«Nunca en mi vida había desenterrado algo tan grande», relata Pascal Butterlin, el arqueólogo francés que ha dirigido la misión de expertos europeos e iraquíes protagonista del descubrimiento de una escultura de más de 2.700 años de antigüedad en Irak. Se trata de un gigantesco lamassu, una divinidad asiria protectora que posee cuerpo de toro o león, alas de águila y cabeza de hombre.
La escultura conservaba el cuerpo de toro alado intacto y aunque la cabeza humana de este ser mitológico fue robada en la década de 1990 por saqueadores, se consiguió encontrar posteriormente y llevada al Museo Nacional de Irak.
Mide 3,8 por 3,9 metros, pesa 18 toneladas y está hecha de alabastro de yeso. El arqueólogo francés indicó a la agencia France Presse que solo se encuentran piezas de este tamaño en Egipto o en Camboya. Y destaca con asombro que «la atención al detalle» de esta escultura «es increíble». Tras los análisis, los arqueólogos han podido saber que fue levantada durante el reinado del Rey asirio Sargón II (722 - 705 a.C.) para proteger una ciudad antigua que estaba a unos 15 kilómetros de donde se encuentra Mosul, en el norte de Irak, detalló Butterlin.
¿Por qué se construyeron?
En la mitología, «era uno de los monstruos que fue dominado y domesticado» y se colocaba a la entrada de las ciudades para protegerlas, añadió el experto. Se creía que estos legendarios seres híbridos ahuyentaban tanto a los espíritus maléficos como a los enemigos.
Cada parte que lo compone tiene un significado: el cuerpo de toro se debía a la asociación del animal con el poder; su rostro humano se debía a la posibilidad de reproducir la cara del Rey que gobernaba cuando fue erigida, mientras que las alas de águila se debía a la vinculación con el sol. Según el arqueólogo británico Austen Henry Layard (1817-1894), que excavó los lammasu de Nimrud –junto al río Tigris–, el cuerpo representa la fuerza del animal; las alas, la velocidad de las aves; y la cabeza, la inteligencia humana.