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09 de septiembre de 2024

Los Reyes Católicos administrando justicia. Obra de Víctor Manzano y Mejorada

Los Reyes Católicos administrando justicia. Obra de Víctor Manzano y Mejorada

El desconocido consejero de los Reyes Católicos que alternó pluma y espada en el Renacimiento español

Es difícil encontrar en el siglo XV castellano un personaje en el que se refleje con mayor intensidad la vivencia de las virtudes que exige la caballerosidad: Diego de Varela fue uno de estos discretos protagonistas

Sin duda fue un gran reinado el de los Reyes Católicos. Ambicioso en objetivos, espectacular en hazañas, prodigioso en logros. Un reinado en el que España se convirtió en una de las lumbreras históricas que anunciaban una nueva edad. Caracterizado, además por una tensión moral que determinó los objetivos, las hazañas y los logros y que se percibe por doquier. En las innumerables páginas que se conservan, en cada decisión que se adoptó, en cada edificio que se construyó. Una tensión que, convertida en designio, sirvió de guía para el devenir español y europeo de los siguientes dos siglos.

Pero los Reyes fueron solo la cabeza visible de aquel genial movimiento. Insustituibles, sí, sobre todo Isabel, pero insuficientes. Porque nada comparable se hubiese conseguido sin la pléyade de personalidades que compartieron las ambiciones, afrontaron los riesgos de las hazañas, combinaron éxito y discreción.

Caballero sin miedo

Diego de Varela fue uno de estos discretos protagonistas. Tan discreto que raya lo desconocido. De familia de conversos, le caracterizó desde joven la pasión por su adquirida fe y su adoptiva patria. Un carácter y una pasión que compartió con Teresa de Ávila, Fray Luis de León, o Luis Vives, entre muchos otros. Nacido en 1411, cuando el renacimiento daba en España sus primeros pasos, eligió tempranamente el camino de la caballería. Participó probablemente en la batalla de la Higueruela, acompañando a D. Juan II y fue armado caballero en 1435 durante el sitio de Huelma en la dura frontera entre Castilla y el Islam. Participó personalmente en cuantas campañas militares hubo de librar el reino de Castilla, incluso en la guerra de Granada, a edad muy avanzada.

Su condición de caballero solo constituyó un aspecto de su rica y multifacética personalidad. Algo sumamente habitual en los hombres y las mujeres de la época. Además de militar fue un consumado diplomático, un gran estudioso, marino y administrador.

Diego de Valera participó en la batalla de Higueruela el 1 de julio de 1431

Diego de Valera participó en la batalla de Higueruela el 1 de julio de 1431

A partir de 1437 fue enviado por el rey a varias cortes europeas. En Francia, acompañó al Rey Carlos VII, aliado de Castilla, en su campaña contra los ingleses. En Bohemia colaboró con el príncipe Alberto en la lucha contra los herejes hussitas, que asolaban aquel reino. La experiencia le provocó una profunda animadversión hacia las herejías. También estuvo presente en el Concilio de Basilea y fue comisionado ante el Duque de Borgoña y el emperador de Alemania.

En todas partes se caracterizó por su valentía, su discreción y su vasta cultura, especialmente en lo referente a las reglas y patrones de conducta que debían acompañar a la condición de caballero. Compartía sus misiones diplomáticas con su afición caballeresca a «quebrar lanzas». Es decir, participar en cuantos torneos, justas y pasos honrosos se le ponían por delante.

Hombre sin tacha

Otra de sus aficiones, que le granjeó no pocos problemas, era la de denunciar cuantas injusticias y corruptelas conocía. Sus críticas al valido real D. Álvaro de Luna le valieron la inquina de este personaje, de la que le libró su caída en desgracia y posterior ejecución.

Incorregible en su comportamiento, siguió con su afición por las denuncias durante el reinado de Enrique IV. En 1462 llegó a acusar al monarca de «despilfarro, desprecio por la justicia y olvido del papel de la nobleza». Su denuncia sirvió de manifiesto a la liga que se alzó contra el mal gobierno del Trastámara.

Autor de Crónica de España

Autor de Crónica de EspañaBiblioteca Nacional de España

Alejado de la corte entró al servicio de la poderosa casa de Medinaceli ocupando la alcaldía del puerto de Santa María cargo que desempeñó con la eficacia y la energía que le caracterizaban. En este puesto comenzó su colaboración con los Reyes Católicos que reconocieron en él a un excelente colaborador. Incorporado al Consejo Real desde 1476, compartió este cargo con la citada alcaldía hasta su muerte participando en la preparación y dirección de las flotas andaluzas que se enfrentaron con los portugueses.

Clave para entender

Sin embargo su faceta más interesante es la de intelectual moralizador y didáctico, alternando la pluma y la espada en perfecta armonía como el caballero cristiano que era. Una de sus obras fue Tratado en defensa de las virtuosas mujeres, un verdadero manifiesto feminista que las defiende de las injustas acusaciones masculinas. Espejo de la verdadera nobleza es un precedente de las brillante páginas de Cervantes al respecto. Diferencia entre la «nobleza de sangre» y la «verdadera nobleza» que implica luchar por la justicia, defender a los débiles y preocuparse por los desamparados. Argumentos que vuelven a encontrarse en Doctrinal de príncipes una obra de profunda hondura espiritual y cuya exigencia moral influyó en sus destinatarios: los Reyes Católicos que le consideraron uno de sus buenos consejeros.

Es difícil encontrar en el siglo XV castellano un personaje en el que se refleje con mayor intensidad la vivencia de las virtudes que exige la caballerosidad. Y que, además, confluyan con una aguda percepción le la realidad histórica y con una intensa tensión moral. Personalidades como Diego de Varela fueron decisivas con su ejemplo para entender lo que sería el futuro Siglo de Oro español.

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