
Por España y por el rey, Gálvez en America, donde se muestra al militar español Bernardo de Gálvez durante la Batalla de Pensacola
Coloquio 'Fricciones irresueltas. Imágenes de España y Estados Unidos desde 1776'
En el siglo XIX, Estados Unidos vio a España como una «guardiana de la libertad y la democracia»
La Fundación Ramón Areces en colaboración con el Queen Sofía Spanish Institute ha organizado un coloquio sobre cómo han sido las relaciones entre España y Estados Unidos desde el siglo XVIII
«Mark Twain, al visitar Andalucía en 1867, escribió: 'El país es precisamente el de Don Quijote y Sancho Panza.'», explicó el historiador Richard L. Kagan, durante su intervención en el coloquio «Fricciones irresueltas. Imágenes de España y Estados Unidos desde 1776», organizado por la Fundación Ramón Areces en colaboración con el Queen Sofía Spanish Institute, en Madrid.
Durante el encuentro, el prestigioso historiador estadounidense Richard L. Kagan, catedrático emérito de la Universidad Johns Hopkins, conversó con Manuel Lucena Giraldo, doctor en Historia de América e investigador del CSIC, y el diplomático e historiador Gonzalo M. Quintero Saravia, sobre cómo eran las relaciones entre España y Estados Unidos desde el siglo XVIII.

Richard L. Kagan
Kagan, autor del célebre libro El embrujo de España, realizó un recorrido por la percepción que tenían los norteamericanos de España, señalando que «nunca ha existido una sola imagen de España en Estados Unidos. Imágenes sí, una sola imagen no». Esta imagen cambiante, diversa y compleja fue tanto positiva como negativa. Por ejemplo, John Adams, presidente norteamericano dijo que era «un país devorado por la Iglesia y por aquel monstruo, la Inquisición».
Esta perspectiva forma parte de esa Leyenda Negra que durante el siglo XVIII dominaba el imaginario colectivo de los norteamericanos sobre nuestro país. En algunos libros de la época se describía a los españoles como «católicos fanáticos, sujetos a una monarquía despótica, un pueblo perezoso dispuesto a la práctica de vicios de todo tipo».«Unos estereotipos que vinieron reforzados por una serie de impuestos, aranceles españoles contra productos norteamericanos, algo que hoy sucede al contrario», destacó el historiador. También recordó que España fue un país aliado que apoyó a las 13 colonias en su independencia y con el que Estados Unidos había firmado un tratado de amistad en 1795. No obstante, Kagan explicó que la ocupación napoleónica y la proclamación de la Constitución de Cádiz de 1812, contribuyeron a que en Estados Unidos se viera a España como una «guardiana de la libertad y la democracia».
Dos países vecinos
Por su parte, Manuel Lucena quiso destacar el papel que jugó la proximidad geográfica en ambas naciones, porque «España y Estados Unidos eran países fronterizos con una enorme línea de vecindad inesperada». Lucena explicó que existía una mezcla de recelo y fascinación hacia Estados Unidos por parte de los españoles, influenciado por el pragmatismo republicano, y el modelo opuesto al modelo imperial español. Una imagen que reforzó «Hollywood y la cultura popular estadounidense, que fascinaron a los españoles del siglo XX, creando una poderosa imagen de modernización acelerada», comentó.

Premio Internacional de Historia Órdenes Españolas
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Incluso el cineasta Luis Buñuel dijo en su momento que «adoraba América, Estados Unidos, antes de conocerla. Todo me gustaba, las películas, los rascacielos, hasta los uniformes de los policías». La complejidad de la imagen cultural y política de ambos países alcanzó uno de sus puntos álgidos durante la Guerra Fría, con el pacto de 1953, la instalación de bases norteamericanas y la difusión por España de música de artistas norteamericanos y productos como la Coca-Cola o los vaqueros.
«El Pacto y la película 'Bienvenido Mr. Marshall' resumen la ambivalencia española hacia Estados Unidos» de aquellos años, afirmó el historiador. Durante el coloquio se recuperó la idea de Leyenda Negra y Leyenda Rosa, para la que Gonzalo M. Quintero Saravia calificó como «un debate social, pero que a nivel historiográfico no existe. Los historiadores a ambos lados del Atlántico no discuten en estos términos».
Los ponentes coincidieron en que ambas naciones habían sufrido una normalización en la imagen mutua, y que sigue siendo un proceso en curso. Ambas naciones creyeron que eran diferentes y lo trasformaron en slogans, como la excepcionalidad americana o el «¡Spain is different!». En palabras de Lucena Giraldo, «no hay imperio sin leyenda; todos los imperios europeos han generado interpretaciones fantasiosas tras su final».