
Jornadas Hispanoamérica. Un futuro compartido
Jornadas Hispanoamérica. Un futuro compartido
«EE.UU. es una nación hispanoamericana: el 56 % de su actual territorio formaba parte del Imperio español»
La Fundación Rafael del Pino acoge una vez más las jornadas sobre Hispanoamérica. Un futuro compartido que comienzan con un coloquio entre los historiadores Manuel Lucena y Gonzalo quintero sobre la herencia hispana que ha marcado el devenir de los Estados Unidos desde sus inicios
«Tenemos una tarea por delante», ha indicado José Luis López Linares en la inauguración de la segunda edición de las Jornadas de Hispanoamérica. Un futuro compartido. Esa tarea es la de redescubrir la historia de España en América, una realidad tan manchada por la leyenda negra.
Esta tarea que comenzó con el documental Hispanoamérica. Un canto de vida y esperanza y que ahora continua con We the Hispanos, la raíz hispana de EE.UU., el nuevo proyecto en el que se encuentra trabajando actualmente el cineasta y donde recorre Estados Unidos para indagar en los lazos compartidos de la hispanidad en ese país.
Por ello, estas jornadas no podían empezar de otra manera que de la mano de Manuel Lucena, historiador y director de la cátedra del español y la Hispanidad de las universidades de la Comunidad de Madrid; y de Gonzalo Quintero, diplomático, historiador y autor de libros como Bernardo de Gálvez: Spanish Hero of the American Revolution.
Ambos reflexionaron acerca de la herencia hispana que ha marcado el devenir de los Estados Unidos desde sus inicios.
Jornadas Hispanoamérica. Un futuro compartido
La herencia hispana
En este sentido, Lucena ha comenzado afirmando que «Estados Unidos es una nación hispanoamericana» en primer lugar porque «el 56 % de su territorio actual formaba parte del Imperio español en 1800» y en segundo, porque «el paisaje cultural de EE.UU. está configurado por la pertenencia a la primera globalización que fue el Imperio español».

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Y subraya que ciudades como San Agustín, la más antigua del continente americano, California o Los Ángeles son testigos de esta herencia: «La marca de presencia institucional de la monarquía española tiene que ver con las ciudades, con lo urbano», advierte el también investigador del CSIC. «¿Se podría entender los Estados Unidos actuales sin la experiencia urbana hispánica? ¿Nos imaginamos a los Estados Unidos sin Los Ángeles, sin San Francisco o San Agustín de Florida?», se pregunta.
Por lo tanto, esa presencia hispana tiene que ver con «un tanteo de exploraciones». En este sentido, Quintero indicó que «la gran expansión del Imperio español hacia el norte se produce en una época muy tardía en la cual ya están consolidados los dos grandes virreinatos que son Nueva España y el Perú» por lo que se realiza «con unos modelos de colonización muy distinta».
Y explica que «se diseña una nueva política indígena [en el norte] en la cual se firman tratados entre la Corona española y los diferentes grupos indígenas. Cosa que no había pasado en ninguna otra parte del Imperio español porque en ese momento se dan cuenta de que es la única manera de ir incrementando la frontera y protegiéndola».
Y puntualiza que quien tiene «la soberanía y le poder sobre esos territorios son esos indígenas en alianza con la Corona española. Pero es un control indirecto y diferente al núcleo duro» que eran Nueva España y Perú.
España y la independencia de EEUU
Otro de los temas centrales de esta mesa inaugural ha sido el papel de España en la independencia de los Estados Unidos, un apoyo que se entiende desde el interés: «Todos los participantes defienden su interés, al igual que España que quiere recuperar Gibraltar, Menorca, Mississippi, echar a los británicos de Centroamérica y de La Florida».
Además, comenta que «España pretendía obtener todo lo que quería sin tener que entrar en la guerra y lo estaba haciendo muy bien, pero a la vez apoyaba. Lo que le interesaba a España en ese momento era la continuidad de la guerra porque debilitaba a los británicos».

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«La mayor batalla de la guerra de independencia de Norteamérica no fue Yorktown sino el asedio a Gibraltar»
Por su parte, Lucena recordó que en realidad, la guerra de independencia de Estados Unidos «en realidad fue una guerra imperial» y «la tentación de ganarle una guerra a los británicos es demasiado grande. Y se gana».
«Nos reconocen, pero no nos lo agradecen»
Ante la pregunta de si se ha olvidado la influencia hispana de la historia de Estados Unidos, los dos expertos concuerdan en que «esa idea de autoflagelación no corresponde con la realidad». Según Quintero, no es verdad que no se reconozca el papel de España en la independencia de Estados Unidos, es más «nos reconocen, pero no nos agradecen», sentencia.
Son las nuevas generaciones las que están cambiando esa narrativa con su interés y subraya el hecho de que el término «hispano» se utilice en el censo estadounidense lo que refleja «la creciente importancia de una comunidad hispana que reclama su herencia y su lugar en la narrativa nacional».
Por último, el público ha preguntado a los ponentes la posibilidad de una «Commonwealth hispana» a lo que Lucena ha respondido que ya existe una y es el idioma: poder cruzar el Atlántico y poder entenderte y comunicarte con el otro es nuestro mayor baluarte. Y afirma que nuestra Commonwealth, «nuestra riqueza común, se llama pasado, se llama historia, se llama experiencia», concluye.