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Auditorio Fundación Ramón Areces

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Jornadas 'America&Spain250'

«La mayor batalla de la guerra de independencia de Norteamérica no fue Yorktown sino el asedio a Gibraltar»

Su Majestad la Reina Doña Sofía ha presidido la sesión de clausura del simposio, una mesa redonda sobre los desafíos de enseñar historia, arte, cultura y lengua española en EE.UU.

«Estamos en plena crisis del hispanismo», ha comentado Eduardo Garrigues, antiguo embajador de España en Estados Unidos, durante su intervención en el segundo día de las jornadas America & Spain, 250 años de relaciones con EEUU, organizada por el Queen Sofía Spanish Institute en colaboración con la Fundación Ramón Areces. El problema de esa crisis está, según el embajador en el fallecimiento de hispanistas «como John Elliot, o David Webber», y ha querido recalcar la importancia de estas jornadas que reúnen a grandes hispanistas nacionales e internacionales para continuar divulgando esa historia.

Entre esos historiadores está Gonzalo M. Quintero Saravia, autor de Bernardo de Gálvez: Un héroe español en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Ha dedicado su ponencia a La participación de España en la guerra, un conflicto de carácter «global», como ha querido recalcar a lo largo de la ponencia, porque «la declaración de independencia norteamericana es una llamada de auxilio a España y Francia para que ayuden a que ese texto fundacional se transforme en una realidad», explica Quintero Saravia, y así sucede. Sin embargo, los dos monarcas tienen miedo al contagio revolucionario.

España tenía un territorio en América que iba desde Nutca, en la actual Alaska, hasta Tierra de Fuego, y se temía que «la revolución norteamericana fuese un precedente pero «hay que entender que la ayuda española en la revolución norteamericana no iba de ideales, ni de salvar a gente, ni de ser amistosos, viene de un puro interés nacional. Cada uno defendía los intereses de su país», comentó el hispanista. A pesas de ello, ambas monarquías proporcionaron apoyo militar, logístico y económico a las Trece Colonias, pero de forma diferente. España empezó dando apoyo encubierto y secreto. Se ofreció un apoyo de material y financiero tanto a los colonos como a las tropas francesas, pero también se permitió el uso de puertos españoles.

Esta logística estuvo liderada por hombres como Diego de Gardoqui que a través de su empresa ayudó a los colonos en secreto, «teniendo un capital inicial de un millón de libras tornesas, que es lo que costaba un navío de 70 cañones de la época», explicó Gonzalo M. Quintero. A nivel de Estado, España libró una lucha de espionaje contra Inglaterra con ilustres marinos como Jorge Juan, Antonio de Ulloa.

Bernardo de Gálvez vs Lafayette

Una de las figuras españolas determinantes en la guerra de independencia fue Bernardo de Gálvez, aunque históricamente a ambos lados del Atlántico se ha elogiado más al francés Lafayette. Sobre el trato que ha recibido cada personaje a lo largo de los siglos lo ha estudiado Larrie Ferreiro, profesor adjunto del Departamento de Historia e Historia del Arte de la Universidad George Mason, y que durante su participación en las jornadas ha explicado que a Lafayette se le pintó como «el héroe de dos mundos, mientras que Gálvez permaneció estático, nadie escribió sobre él», a pesar de que su papel en la contienda fue esencial.

De hecho, dio nombre durante la contienda al buque Galveztown, «fue el único buque de guerra extranjero en el puerto de Nuevo York que hizo una salva de 15 cañonazos a George Washington por su nombramiento, y esos mismos cañones se habían utilizado contra los ingleses meses antes», una historia desconocida para muchos.

En cambio, la popularidad de Lafayette se debe, en parte, a que realizó un Grand Tour por los territorios norteamericanos, «fue reconocido en varias ciudades como ‘héroe de dos mundos’ y muchas ciudades se bautizaron con su nombre. Al morir, su fama se hizo más fuerte», explicó Ferreiro.

También existe la ciudad de Galveztown, aunque ese reconocimiento no se acompañó del estudio de su figura, tanto es así que «durante el siglo XX casi no se publicaron libros sobre él, aunque la CIA escribió una narración sobre la inteligencia y espionaje de la guerra de Independencia durante la Guerra Fría en la que presentaba a Gálvez como el ‘James Bond de la época’», comentó el historiador. El mayor reconocimiento llegó en 2014, cuando el retrato de Gálvez fue colocado en el Senado de los Estados Unidos y fue nombrado ciudadano honorario de los EEUU. Desde entonces ha habido un «cambio en la narrativa estadounidense en el que se ha reconocido a España como indispensable en la Independencia de país».

Una guerra global

Más allá de los pactos de familia que firmaron Francia y España, «la entrada de España en la guerra tiene una serie de consecuencias importantísimas [...] sin España era imposible que Francia y los colonos ganasen a los británicos». Pero las tornas, desde el punto de vista militar cambiaron. España aportó una amplia superioridad numérica en buques y equipamiento y «Gran Bretaña pasa a la defensiva». La guerra entonces se trasladó a otros frentes, no solo el americano.

En 1779 una coalición hispanofrancesa intentó invadir Inglaterra para provocar una crisis bursátil, en el Atlántico se sucedieron batallas navales, en Luisiana Bernardo de Gálvez lideró las campañas en el Misisipi, y se produjo el famoso asedio a Gibraltar y los ataques en Menorca que se consiguió conquistar en 1782. También se produjeron batallas navales en el Pacífico, en las que España no intervino, y aunque parezca sorprendente, «la última batalla de la guerra de la independencia norteamericana no fue Yorktown, y no sucedió en Norteamérica, sino que fue la conquista española de las Bahamas, y la mayor batalla de la guerra fue el asedio de Gibraltar».

El resultado de la contienda ha moldeado los mapas actuales, y todavía son foco de tensión entre naciones, pero en contra de lo que se enseña en los colegios, «el impacto ideológico revolucionario viene más de Francia que de las colonias americanas. No había conexión directa y el contagio no se produjo por la guerra en Norteamérica», afirmó Gonzalo M. Quintero.

Hace 250 años, las consecuencias inmediatas de este conflicto «global» fueron que las Trece Colonias consiguieron su independencia, «Francia entró en bancarrota y marcó el principio del fin del Antiguo Régimen, y para España supuso el cénit de su poder imperial», concluyó Saravia. A largo plazo, y a nivel histórico, en los casi 250 años que han transcurrido, «España fue borrada de la historiografía estadounidense, a través de libros escolares se elogió a los franceses y se denigró a los españoles, y el siguiente paso, para borrar a España de la historia de EEUU, fue presentarla como enemiga de la independencia», según explicó Larrie Ferreiro. Aunque acabó su ponencia avisando que en los últimos años tanto la figura de Gálvez y de la relación histórica entre Estaña y Estados Unidos ocupa más espacio entre las publicaciones académicas.

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