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La conquista del Colorado por Augusto Ferrer-Dalmau

La conquista del Colorado, por Augusto Ferrer-Dalmau

Las raíces españolas de los actuales territorios de los Estados Unidos

En 1565, se funda San Agustín en la Florida, el más antiguo asentamiento español de los EE.UU., que fue la capital de los territorios españoles en la Florida hasta 1821

La historia de los Estados Unidos se ha desarrollado como la formación de una nación que luchó por su libertad y cuyas características están marcadas por su lengua inglesa y una concepción del mundo marcada por el cristianismo protestante. Sin embargo, la llegada de millones de emigrantes fue cambiando todas esas cosas y la actual pluralidad incontable del origen de sus ciudadanos ha obligado a redescubrir el pasado histórico de algunas comunidades que van alcanzado una gran fuerza en la primera potencia del mundo.

Las raíces hispanas

El caso hispano es el más llamativo, en la actualidad son más de 62 millones en una población total de 330 millones de habitantes, de los que se espera que la población hispana represente el 26,5 % de la población estadounidense en 2060. Esto produce que se reivindique en la actualidad unas raíces hispanas de los EE.UU., aunque la sociedad que los españoles crearon en su lejano pasado no tenga nada que ver con la cosmovisión que los anglosajones aportaron en su proceso de emancipación. Esta diferencia puede ser la causa real que motivó la destrucción, en su momento, de gran parte de los monumentos que hacían referencia a los misioneros y descubridores españoles de gran parte del occidente y sur estadounidense.

Un ejemplo de esa diferente mentalidad, es que en 1503, la Reina Isabel la Católica reclamó al gobernador Nicolás Ovando el mestizaje, y el 14 de enero de 1514 se permitió, mediante Real Cédula, el matrimonio entre españoles e indias. Por el contrario, el matrimonio interracial en los Estados Unidos fue legal en todos los estados desde la decisión de 1967 de la Corte Suprema Loving v. Virginia.

Retrato del virrey Nicolás de Ovando

Retrato del virrey Nicolás de Ovando

A pesar de todo, de lo que no cabe duda es que la presencia española en lo que posteriormente fueron los EE.UU., es anterior en siglos. El proceso se inició el domingo de resurrección de 1513, con el desembarco de Ponce de León en La Florida. Como el desembarco se produjo en Semana Santa, se bautizó el nuevo territorio como Tierra de la Pascua Florida. Desde entonces la presencia española es incontable en hechos. En 1539 Hernando de Soto exploró el sur de los EEUU y murió en las riberas del río Misisipí. Cinco años después, Francisco Vásquez Coronado partiendo desde Ciudad de Méjico con 1000 soldados, exploró California, Arizona, Nuevo México, Arizona, Texas, y Oklahoma, descubriendo el Gran Cañón. En 1542 Juan Rodríguez Cabrillo y Bartolomé Ferrelo llegaron por la costa hasta Oregón.

En 1565, se funda San Agustín en la Florida, el más antiguo asentamiento español de los EE.UU. San Agustín fue la capital de los territorios españoles en la Florida hasta 1821. En 1598 Don Juan de Oñate exploró el suroeste fundando el primer asentamiento europeo de Nuevo Méjico. Juan de Oñate estableció a 300 colonos en el Valle del Río Grande y fue el primer gobernador de Nuevo México. Poco después nacía Santa Fe. Los primeros ingleses llegan a Virginia en 1607, y el Mayflower con 102 puritanos dirigidos por John Smith, lo hizo en 1620.

En la Sala de las estatuas en el Edificio del Capitolio de los Estados Unidos, donde están varios de los más prominentes padres de los EE.UU., han tenido que reconocer, aunque no lo fuesen, a los verdaderos padres de algunos territorios, que fueron integrados posteriormente por conquista, como el Padre jesuita Eusebio Kino, quien en 1687 evangelizó el sur de Arizona fundando más de 20 pueblos-misión en la Pimería Alta (actual Sonora y sur de Arizona). El otro será el capuchino Fray Junípero Serra, quien en 1769 fundará una serie de fundaciones en el Camino Real de California, que darán lugar a las ciudades de San Francisco, Los Ángeles, Santa Bárbara, Santa Mónica… En el caso de la primera por su secretario, Fray francisco Palau en 1776.

En 1763 el territorio español en América del norte se incrementó de una manera descomunal, ante nuestra derrota en la Guerra de los Siete años, Francia nos compensó por el Tratado de París, con el enorme territorio de la Luisiana, que fue español durante cuarenta años. En 1775 Bruno de Heceta llegó al actual estado de Washington, en la frontera con Canadá. Las expediciones se multiplican y Alejandro Malaspina llegó a la Alaska a finales del siglo XVIII (1789-1794).

Ciudadanos libres

Durante este tiempo fue la fundación del fuerte Gracia Real de Santa Teresa de Mosé, en 1738 por el gobernador español de la Florida, Manuel de Montiano, donde desde 1738 hasta 1763, fueron llegando esclavos fugitivos de las colonias inglesas. La causa era una ley decretada por el monarca español Carlos II, que consideraba ciudadanos libres a los esclavos huidos al llegar a territorio español. Aquellos fugitivos establecieron el primer asentamiento legal de colonos negros libres en territorio de la América del norte. Los antiguos esclavos fueron la guarnición militar del fuerte cuando todo terminó tras la Guerra de los Siete Años. Por el tratado de París, España cedió la Florida a los ingleses y España recibió de Francia la Luisiana. Fuerte Mose y San Agustín fueron abandonados por los españoles y sus habitantes se establecieron en la isla de Cuba.

Aún la presencia española escribirá su última línea cuando Alaska el 3 de enero de 1959 se incorpore como estado a los EE.UU. Su población india y esquimal, ante la desconfianza que les producían los políticos, decidieron elegir, después de obtener todas las licencias preceptivas, al misionero jesuita español, Segundo Llorente, como su legislador en la cámara alaskeña. El misionero leonés, el último que ejerció su labor durante cuarenta años con trineo tirado por doce perros, fue el último «conquistador» español que aportó nuestra esencia a un territorio actual de los EE.UU.

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