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Draghi devuelve a Italia a la élite de Europa mientras la España de Sánchez sigue perdida

El Debate compara ambas gestiones

Draghi devuelve a Italia a la élite de Europa mientras la España de Sánchez sigue perdida

Las reformas planteadas por el primer ministro italiano, Mario Draghi, y las del presidente español para salir de la crisis causada por la pandemia de coronavirus presentan modelos contrapuestos

La pandemia de coronavirus, aún en curso, fue el «cisne negro» que irrumpió en la economía mundial y frustró los proyectos de muchos gobiernos. En el ámbito europeo, España e Italia la sufrieron de forma similar. La debacle económica tuvo graves consecuencias para sus respectivos gobiernos y las fórmulas para la recuperación son diversas.

En España, la pandemia frustró los planes de Pedro Sánchez de construir un proyecto político para, como mínimo, dos legislaturas, y las encuestas ya reflejan una posible derrota en las elecciones generales de 2023.

En Italia, la pandemia empujó a las fuerzas parlamentarias a buscar en Mario Draghi al líder para evitar una debacle mayor tras la salida del Palazzo Chigi, sede del Gobierno, de Giuseppe Conte.

Las medidas para salir de la crisis son similares en España, Italia y los demás países de la Unión Europea, y lo son porque deben cumplir los criterios establecidos por la Comisión Europea para acceder a los fondos del plan de recuperación Next Generation UE.

La música de ambos proyectos suena similar: digitalización de la administración pública, lucha contra el cambio climático y la degradación medioambiental, economía sostenible, plan antipandemias, etcétera.

El plan supone un reparto de más de 800.000 millones de euros entre los estados miembro de la Unión Europea. Es, según recordó la Comisión, «el mayor paquete de estímulo jamás financiado en Europa».

Mario Draghi y Angela Merkel

Mario Draghi y Angela MerkelAlberto Pizzoli / AFP

Sin embargo, las medidas concretas planteadas por el Gobierno de Mario Draghi en Italia y las planteadas por Pedro Sánchez en España están orientadas de forma radicalmente opuesta.

Mario Draghi aseguró que no subirá impuestos para evitar que la economía se estanque en un infierno fiscal. Incluso ha planteado una reducción paulatina de la presión fiscal.

El Gobierno de Pedro Sánchez, en cambio, apuesta por una política de aumento de impuestos e incluso está diseñando una armonización fiscal entre Comunidades Autónomas que perjudicaría a las Comunidades que han optado por impuestos bajos, como es el caso de la Comunidad de Madrid.

El Gobierno de Mario Draghi ha diseñado un plan de ayudas directas a jóvenes y familias que contrasta con la falta de eficacia de las ayudas del Gobierno español, muchas veces imposibles de aplicar y con tintes electoralistas, como es el bono mensual para consumo de cultura destinado a jóvenes.

Otra diferencia es la posición respecto al salario mínimo. Mientras que España ha enlazado varias subidas del salario mínimo interprofesional, hasta situarlo en 950 euros, y se está negociando una nueva subida, en Italia no existe el salario mínimo ni se espera establecerlo. El modelo italiano considera más eficaz, y menos pernicioso para la creación de empleo, garantizar el salario mínimo a través de los convenios colectivos.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, tiene mucho que aprender de la reacción de Italia de la mano de Mario Draghi

Sánchez tiene mucho que aprender de la reacción de Italia de la mano de Mario DraghiEFE/EPA/Filippo Attili

Italia y España se encuentran inmersos en procesos de reforma de las pensiones. El Gobierno de Mario Draghi ha presentado un proyecto para hacer viable su sistema de pensiones y reducir la presión fiscal. España sigue tropezando con la piedra del sistema de pensiones sin encontrar la fórmula para llegar a una propuesta viable. El último varapalo fue la crítica de la OCDE a la propuesta de José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, para hacer frente a las pensiones de la numerosa generación del baby boom.

También en el ámbito de la justicia el Gobierno de Mario Draghi apuesta por su modernización y afianzar su independencia. En España, la tendencia del Gobierno de Pedro Sánchez es aumentar el intervencionismo político en la justicia, con el nombramiento de Dolores Delgado, exministra de Justicia, como Fiscal General del Estado, y los planes de reforma del CGPJ.

Otro contraste llamativo entre España e Italia es el de la influencia internacional. Con Mario Draghi, Italia ha recuperado la iniciativa y está en proceso de ocupar sus viejas posiciones de prestigio. Prueba de ello es el Tratado del Quirinal, por el que Italia y Francia estrechan relaciones después de un período de desencuentros durante el período de Giuseppe Conte al frente del Palazzo Chigi.

España, sin embargo, no atraviesa su mejor momento a nivel internacional y diplomático, con pérdida de influencia en todos sus frentes: con la administración Biden en Estados Unidos, en América Latina, en el Mediterráneo e incluso en la Unión Europea, donde el Gobierno de Sánchez parece no ser capaz de aprovechar la ordenación de piezas tras la salida del Reino Unido.

La forma en que se gestionarán los fondos europeos del Next Generation UE es también diferente. Italia, con 248.000 millones de euros, supera a España, con 140.000 millones de euros, en fondos que recibirá de Europa.

España espera cubrir con los fondos europeos un gasto público que supera el 3 % del PIB, mientras que Italia apenas supera el 1 %. El plan de recuperación diseñado por el Gobierno de Draghi tiene previsto un desembolso de 221.500 millones de euros.

De ese total, 191.500 millones procederán directamente del fondo de la Unión Europea, mientras que los fondos nacionales aportarán 30.600 millones de euros.

España, por el contrario, se encuentra con problemas de ejecución de sus fondos y padece cierta opacidad en la forma en que se distribuirán.

Italia vive un momento de optimismo ante la percepción de que el país empieza a remontar las consecuencias económicas y sociales de la pandemia, aleja las turbulencias del período de Conte al frente del Palazzo Chigi, sede del Gobierno, y recupera su prestigio internacional.

El líder del Gobierno italiano, Mario Draghi

El líder del Gobierno italiano, Mario DraghiEFE

En España, la percepción de que las cosas no van bien aparece reflejada incluso en las encuestas del CIS. En el Índice de Confianza del Consumidor del CIS de noviembre de 2021, el 57,2 % de los encuestados afirmó que la situación actual de la economía española es peor que seis meses antes, y el 42 % de los encuestados contestó que cree que dentro de seis meses su situación será igual.

No es una simple percepción social. Bruselas dio un baño de realidad al voluntarismo del Gobierno de Pedro Sánchez al rebajar su previsión de crecimiento de su PIB del 6,5 % calculado por la ministra Nadia Calviño, al 4,6 %. Por debajo de la media europea, cuya economía Bruselas prevé que crezca este año un 5 %. Por el contrario, la economía italiana se espera que se expanda este año un 6,5 %.

España parte con desventaja

En definitiva, Italia y España presentan objetivos de recuperación similares, con modelos diferentes y distintos resultados. En un momento de incertidumbre por el impacto de una nueva ola de la pandemia con la variante ómicron del coronavirus como protagonista, será interesante ver cómo reaccionan y hacen frente a sus efectos el Gobierno Sánchez y el Gobierno Draghi.

La nueva ola de la pandemia ha hecho que la incertidumbre vuelva a instalarse en los gobiernos europeos y en las economías de sus países. España, con una economía más precaria que la italiana, parte con desventaja.

Como muestra, la tasa de paro: 14,5 % en España, 9,4 % en Italia. La semana pasada, el Banco de España trató de rebajar el optimismo del Gobierno y advirtió que los niveles de actividad económica anteriores al comienzo de la pandemia no se alcanzarán hasta, al menos, los inicios del año 2023.

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