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Un refugio antiaéreo bajo un colegio

Un refugio antiaéreo bajo un colegioUNICEF

Ucrania desempolva sus búnkeres de la Guerra Fría

Más de 4.000 refugios antiaéreos en Kiev podrían reutilizarse en caso de una invasión de Rusia a Ucrania

Existen alrededor de 4.000 refugios antiaéreos en Kiev. La mayoría de ellos se esconden en los sótanos de los edificios residenciales, testigos del periodo soviético y de la Guerra Fría. Están diseñados para ofrecer protección a sus ciudadanos en caso de un bombardeo. Es una red de búnkeres que abarca más de lo esperado: el propio metro de Kiev también está diseñado para hacer de refugio en caso de emergencia.

Este complicado sistema subterráneo se diseñó hace décadas, y lleva inactivo años, ya que no se utilizó durante la invasión de Crimea. Pero ahora, con más de 130.000 soldados rusos postrados en la frontera, y un aumento diario de las tropas de la OTAN, nace la duda: ¿podrían desempolvarse de nuevo estos refugios, en caso de una invasión de Rusia?

Se trata de túneles de piedra, flanqueados por escalerillas de metal y entradas escondidas. «Nuestro objetivo es tener refugios para el 100 % de nuestra población», explicó Nikolai Budnik, el administrador del sistema de búnkeres de Kiev, durante una entrevista con el medio americano CBC. De momento, los oficiales del Gobierno ya parecen estar desempolvando estos refugios, donde los residentes de la ciudad podrían esconderse si Rusia decide invadir.

Muchos de los refugios de Kiev no serían muy útiles a largo plazoJohn Vsetecka, historiador ucraniano

Con la pregunta de si esta red de búnkeres podría volver a utilizarse, El Debate se puso en contacto con John Vsetecka, historiador de origen americano que estudiaba en Kiev con el programa de estudios Fullbright, antes de una evacuación forzada a causa de la amenaza de invasión. El académico, que está estudiando para su doctorado en la Universidad de Michigan State, y ahora reside en Varsovia, explicó que, aunque hay muchísimos refugios antiaéreos en la ciudad, «muchos están en malas condiciones».

«La mayoría de estos búnkeres no son utilizables en caso de una guerra. Para que funcionasen, tendrían que tener ventilación aérea, reservas de agua, cuartos de baño, y otras provisiones básicas», contó Vsetecka. «Muchos de los refugios de Kiev carecen de estas utilidades, por lo que no serían muy útiles a largo plazo».

Vsetecka, que hay visto varios de estos refugios con sus propios ojos, contó que están marcados con la palabra «Укриття» en la puerta, que significa «amparo». Suele haber un número de teléfono que indica a quién hay que llamar para abrir el refugio, en caso de que necesite utilizarse. «El problema», lamenta John, «es que muchos de estos números están caducados y no funcionan. Significa que es bastante complicado descubrir quién tiene la llave del búnker, y eso dificulta mucho el acceso en situaciones como la de ahora».

Hay que entender que Kiev, como ciudad, ha prosperado y crecido por encima de la necesidad de utilizar sus refugios bajo tierra. Muchos de ellos se han convertido en locales, y otros, como señala John Vsetecka, simplemente no tienen dueño. También hay varios que, directamente, «se han perdido» en la red subterránea y no tienen puerta visible. «Los refugios también se encuentran en los sótanos de algunos restaurantes y tiendas de la ciudad», señaló el historiador. «No siempre están marcados, así que a menudo es difícil saber dónde se encuentran».

Las maniobras del Gobierno

«Antes de abandonar Kiev, a finales de enero, nos aconsejaron buscar los refugios más cercanos a nuestros apartamentos, y enterarnos de cómo acceder a ellos en caso de que algo sucediese», admitió John a El Debate. «Muchos de nosotros ya sabíamos dónde encontrarlos. Los ucranianos empezamos a hablar de estos búnkeres en 2014, cuando Rusia anexó Crimea ilegalmente y provocó la guerra en la zona este de Ucrania», aunque entonces los refugios no llegaron a utilizarse.

Una de las maniobras del Gobierno ucraniano ha sido preparar la infraestructura de protección en las grandes ciudades, que incluye estos refugios subterráneos. También ha puesto en marcha al Servicio de Emergencia de Estado, una agencia de más de 65.000 empleados que se ha ocupado de testar hospitales móviles, puntos de distribución de agua y comida, y un sistema de mensajes de texto a escala nacional que ya utilizó durante la pandemia. Si la red telefónica falla, las difusiones por radio comunicarán la información clave, y a falta de estas, lo harán furgonetas con altavoces.

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