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Soldados ucranianos observan un misil ruso abandonado en la localidad de Berezivka, al suroeste de Ucrania

Soldados ucranianos observan un misil ruso abandonado en la localidad de Berezivka, al suroeste de UcraniaGTRES

Guerra Ucrania-Rusia

Rusia acentúa sus ataques mientras el conflicto amenaza con expandirse fuera de Ucrania

Las tropas de Putin golpean con dureza en todos los frentes a la vez que aumenta el temor a que la guerra se traslade a territorio ruso y moldavo

«El peligro (de una III Guerra Mundial) es grave, es real, no se puede subestimar», aseguraba hace un par de días el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, después de que su homólogo estadounidense, Antony Blinken, visitara el domingo Kiev y afirmara que Ucrania podía ganar la guerra con el «equipamiento adecuado».

Más allá de la retórica, el riesgo de, al menos, una internacionalización del conflicto es palpable. Rusia anunció anoche que había instalado un sistema de defensa aérea sobre la región de Bélgorod, cercana a la frontera del país invadido, donde, supuestamente, el Ejército ucraniano habría realizado ataques en varias ocasiones durante las últimas semanas.

El último, el martes, cuando se registró un incendio en un depósito de armas. Tras el incidente, cuya autoría no ha sido reconocida explícitamente por Ucrania, el presidente ruso, Vladimir Putin, amenazó a los aliados occidentales ucranianos con «ataques relámpago» sobre sus territorios. El mandatario se dirigió especialmente a Reino Unido, que, además de ser uno de los mayores exportadores de armas a Ucrania durante la guerra, había defendido la legitimidad ucraniana de atacar territorio ruso.

Esta idea la expuso anoche igualmente Blinken durante una intervención ante el Senado estadounidense, en la que defendió el ingente envío de armas de la Administración Biden al país de Europa del Este para «expulsar a los rusos». «Otra cuestión –precisó–es si los ucranianos deben tomar medidas que vayan más allá de sus fronteras», según recoge la agencia rusa Tass.

«Mi propia opinión es que es vital que hagan lo que sea necesario para defenderse de la agresión rusa y las tácticas de esto son sus decisiones», añadió el máximo responsable de la diplomacia del país norteamericano.

Si los ataques sobre suelo ruso se siguen produciendo, será muy difícil ocultar a la ciudadanía que lo que se está produciendo entre ambos países exsoviéticos es una guerra y una invasión y no una «operación militar especial» en el Donbás para «desnazificar Ucrania», como sostienen los medios de comunicación a instancias –y bajo amenazas– del régimen de Putin.

Camino a Transnistria

Desde que comenzó la invasión, el pasado 24 de febrero, la guerra se ha centrado en el este y el sur del país, así como en los alrededores de la capital ucraniana, al norte. Tras el inicio de la «segunda fase», las tropas rusas se han empeñado en tratar de hacerse con el control de todo el Donbás –actualmente solo controla en la zona poco más que los territorios de las autoproclamadas Repúblicas Populares de Lugansk y Donetsk– y los óblast de Járkov, Zaporiyia y Mikolaiv.

El nuevo objetivo ruso es alcanzar la región separatista de Transnistria, en Moldavia, para abrir un corredor que conecte el Donbás con Crimea y esta región moldava y hacerse, así, con el control de los mares Azov –ya prácticamente en su poder– y Negro.

Tras varios ataques en Transnistria, de cuya autoría Moscú ha renegado, los temores a que más países entren de forma directa en la guerra cogen forma. El Gobierno de Moldavia asevera que no existen «amenazas serias para los ciudadanos moldavos», según expresó ayer su presidenta, Maia Sandu, quien, pese a todo, afirmó que su país tenía «planes para implementar si la situación se sale de control».

Sandu acusó a los líderes prorrusos de Transnistria de organizar atentados de falsa bandera, a la vez que estos y el Kremlin acusaban a Ucrania de los mismos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó a Rusia y el entorno prorruso de los ataques y los interpretó como un mensaje de lo que podía pasar si países como Moldavia –o Rumanía, que advirtió de que apoyaría a los moldavos– ayudaban a Ucrania.

«Está claro el por qué: quieren desestabilizar la situación en la región, para amenazar a Moldavia. Les muestran que si Moldavia apoya a Ucrania, habrá ciertos pasos», afirmó. Zelenski avisó a las tropas rusas –se estima que entre 1.000 y 2.500 en la región– de que «las Fuerzas Armadas de Ucrania están listas para esto y no les tienen miedo», en referencia a una posible incursión armada desde territorio moldavo.

Bombardeos de este a oeste

Y mientras aumenta el riesgo de una escalada internacional de la guerra, el Ejército ruso sigue golpeando con fuerza a la resistencia ucraniana. Este miércoles, especialmente activo en lo militar, se reportaron bombardeos sobre Járkov y otras localidades de la región. Algunas de ellas fueron tomadas por las tropas de Putin. En este óblast, anoche las autoridades locales informaron de unos 50 ataques de mortero en solo media hora en Sumy, otras de las ciudades fronterizas con Rusia más perjudicadas por el conflicto, aunque ayer sin víctimas mortales

En Lugansk, más al sur, se han seguido produciendo bombardeos y enfrentamientos directos en algunas ciudades. Como se han registrado también en los alrededores de la planta siderúrgica de Azovstal, en la devastada Mariúpol, donde permanecen atrapados cientos de combatientes, familiares de estos, mercenarios y voluntarios extranjeros y población civil general. Más al oeste, y de camino hacia Transnistria, también se han reportado combates, aunque sin avances rusos en la línea del frente.

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